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CONSUELO DE LA PEÑA
SANTANDER.
Lunes, 24 de junio 2019, 12:48
Fue Ignacio Diego, antiguo líder del PP en Cantabria, quien acuñó el término de 'papelucos' para designar con retintín aquellos acuerdos que desde 2003, legislatura a legislatura hasta llegar a la que ahora arranca, el regionalista Miguel Ángel Revilla iba arrancando a los poderosos gobiernos ... de la Corte, en sus sucesivas variantes, ora socialistas ora populares. Los 'papelucos' que Revilla llevaba a La Moncloa cada legislatura, junto a la tradicional lata de anchoas y paquete de sobaos, contenían siempre las mismas reclamaciones, que sistemáticamente han sido incumplidas por los inquilinos presidenciales. El tiempo ha demostrado que las obligaciones adquiridas por José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, con el AVE como principal exigencia, eran simples protocolos de intenciones, brindis al sol que dejaron en tierra de nadie pactos de gran calado para la comunidad autónoma.
El abastecimiento de agua, el calendario de transferencias autonómicas, la alta velocidad, la financiación del Hospital Valdecilla y la Autovía Dos Mares vertebran el conjunto de reivindicaciones que Revilla ha ido entregando a los nuevos inquilinos de La Moncloa desde que en 2003 fue elegido presidente de la comunidad autónoma. Todas ellas, excepto la Autovía del Agua y el desarrollo del Estatuto de Cantabria, los únicos logros, han sobrevivido y se han incorporado al calendario de compromisos que el PRC ha obtenido este mismo mes del Gobierno central.
2003/2007
Autovía del Agua Un acueducto subterráneo atraviesa Cantabria y abastece de agua a los municipios costeros. Se inició en 2004 y concluyó en 2016.
AVE a Madrid Está en el ADN del PRC, pero es una deuda pendiente.
La autopista Dos Mares Revilla la comenzó a reclamar en esta legislatura.
Financiación de Valdecilla, transferencias autonómicas y el pago de los gastos ocasionados por el Prestige.
2007/2011
Proyecto Comillas Fue apoyado por el Gobierno de Rodríguez Zapatero.
AVE entre Palencia y Santander En 2010, el ministro José Blanco paralizó el proyecto. Zapatero se comprometió a reactivarlo y aseguró que en 2015 llegaría a Cantabria.
Autovía Dos Mares Se reclamó otra vez.
Financiación de Valdecilla El nuevo Valdecilla costó 405 millones y Revilla siguió reclamando su financiación.
2015/2019
AVE a Madrid El exministro Íñigo de la Serna da un acelerón al proyecto, que sigue en la lista de acuerdos de legislatura.
Valdecilla Revilla arranca a Rajoy el compromiso de 100 millones más para el hospital. El dinero se estancó entre reproches mutuos de incumplimientos.
Autovía Dos Mares Se desiste.
Torrelavega Se la incluye en un plan nacional de subvenciones para su reindustrialización.
2019/2023
Polígono de La Pasiega El Gobierno de Sánchez se compromete a apoyarlo.
Valdecilla El documento ni siquiera determina la cifra al deuda pendiente, que el PRC sitúa en 121 millones. t
Alta Velocidad Tramo Palencia-Alar del Rey será licitado este año y sometido a información pública el trazado entre Alar y Reinosa. Se elude el término alta velocidad. Licitación del estudio informativo del tren a Bilbao.
Se trata de un nuevo 'papeluco', firmado por el diputado nacional regionalista, José María Mazón, y el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, en virtud del cual Pedro Sánchez se compromete a cumplir todos los puntos firmados si es elegido presidente de Gobierno. En esta ocasión, a las seculares demandas del AVE a Madrid y el pago de la deuda de Valdecilla, los regionalistas han incorporado la licitación del estudio informativo del tren a Bilbao y el apoyo explícito al polígono de La Pasiega, amén de diferentes proyectos en carreteras estatales en Cantabria.
121 millones de euros ha reclamado en los tribunales el Gobierno del Estado por la financiación de Valdecilla.
Es la primera vez que Revilla consigue detallar en un documento escrito, de apenas tres folios, las obligaciones que contrae el Gobierno central con la comunidad autónoma, aunque eso no suponga aval alguno. En legislaturas anteriores los acuerdos se quedaron en mero 'pacto de caballeros', a excepción de la financiación de las obras de Valdecilla, el único compromiso que obtuvo respaldo presupuestario.
Y este es el verdadero quid de la cuestión, porque sin reflejo presupuestario los acuerdos políticos carecen de eficacia jurídica, y no tienen más valor que el que políticamente quiera concederse, según han ratificado los juristas consultados por este periódico. Por eso los incumplimientos reiterados de los compromisos adquiridos por los sucesivos gobiernos de Madrid con Revilla no han tenido consecuencias jurídicas. Salvo en el caso de Valdecilla, y ello porque en los Presupuestos Generales del Estado aparecía consignada una partida nominativa, lo que crea una obligación jurídica. De ahí que en la legislatura que ahora termina el Gobierno regional haya presentado un pleito en la Audiencia Nacional, pendiente de resolución, en el que reclama al Estado los 121 millones de euros que adeuda a Cantabria.
Esos 'papelucos' que enarbola el líder regionalista al comienzo de cada ciclo político sirven para que Revilla teja alianzas o amague con romper pactos de Gobierno, como sucedió en 2010, cuando el exministro de Fomento socialista José Blanco enterró el AVE por Palencia. Pero en ningún caso pueden exhibirse como verdaderos convenios de colaboración, que implican derechos y obligaciones, jurídicamente vinculantes.
Revilla se estrenó como presidente en 2003, con José María Aznar en La Moncloa. Sólo coincidieron seis meses, tiempo suficiente para compartir las necesidades de Cantabria: el abastecimiento de agua, el AVE a Madrid, el calendario de transferencias, la autopista Dos Mares, la financiación de Valdecilla y el pago de los gastos ocasionados por el Prestige. Sin tiempo para consolidar esa relación, 2004 trajo un nuevo inquilino a La Moncloa: José Luis Rodríguez Zapatero.
Con el socialista, Revilla vivió tiempos de vino y rosas, y reforzó las reivindicaciones con el proyecto Comillas. Tras un paréntesis de cuatro años, cuando el 'tsunami' popular llevó a Ignacio Diego a la Presidencia de Cantabria, Revilla regresó en 2015 para reeditar el bipartito con los socialistas. La presencia de Rajoy en La Moncloa cambió el paso al regionalista, que se volvió más reivindicativo. A Rajoy le arrancó el compromiso de 100 millones más para la financiación de Valdecilla y la inclusión de Torrelavega en un plan nacional de subvenciones para su reindustrialización. Los fondos de Valdecilla se estancaron entre reproches mutuos de incumplimientos y el asunto acabó en los tribunales.
Con el Gobierno de Pedro Sánchez regresaron las mismas peticiones. En estas tres legislaturas los únicos compromisos que se han cumplido han sido la Autovía del Agua, el gran acueducto subterráneo que atraviesa Cantabria de este a oeste y que abastece de agua a todo el borde costero de la región, que concluyó en 2016; el pago de la deuda del Prestige y la culminación del calendario de transferencias, entre ellas justicia y políticas activas de empleo. Todo lo demás está en veremos.
«Las deudas se heredan», decía ufano Miguel Ángel Revilla el año pasado para recordar aPedro Sánchez, recién elegido presidente del Gobierno tras triunfar la moción de censura, que los compromisos de Rajoy con Cantabria eran ahora cosa suya. Pero nada más lejos de la realidad, y eso lo saben bien los expertos. «Las meras declaraciones programáticas o compromisos políticos, como los firmados recientemente entre el Gobierno de la nación y el de Cantabria carecen de trascendencia jurídica, más allá del valor político que se les quiera dar», subraya Juan Manuel Alegre Ávila, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Cantabria.
Eso significa que si Sánchez incumpliera alguno o todos los acuerdos firmados, el Gobierno regional «no tendría acción judicial para exigir el cumplimiento de lo pactado», es decir, en ningún caso podría acudir a la justicia para hacer valer lo acordado. El profesor Alegre pone un ejemplo revelador. Cuenta que cuando el PP llegó al poder en 1996 había un acuerdo de subida salarial firmado por el Gobierno de Felipe González con los sindicatos de carácter plurianual. Faltaba una anualidad, y en la primera reunión que tuvieron las organizaciones sindicales con el entonces ministro de Presidencia, Mariano Rajoy, se dejó claro que el Gobierno no iba a llevarlo a la Ley de Presupuestos. Los sindicatos recurrieron a la Audiencia Nacional y lo ganaron, pero luego el Tribunal Supremo «lo echó para atrás alegando que la Ley de Presupuestos es soberana. Si eso se dijo de un acuerdo entre sindicatos y la Administración, con mucha más razón se dirá de un acuerdo de tipo político como éste».
Sostiene el exletrado del Tribunal Constitucional que si los compromisos «no están en los presupuestos, no tienen ninguna eficacia jurídica». De manera que ni los acuerdos suscritos este mismo mes entre el diputado nacional del PRC, José María Mazón, y el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, ni los asumidos por gobiernos anteriores son jurídicamente vinculantes.
Por mucho que Revilla confiera a la firma de esos 'papelucos' valor de ley, se trata de simples protocolos de intenciones y jurídicamente son «papel mojado». Sólo adquieren una obligación entre las partes cuando tienen reflejo en la Ley de Presupuestos Generales del Estado con partidas concretas, como ha ocurrido con la deuda del Hospital Valdecilla, o se firma un convenio de colaboración con partidas presupuestarias y fiscalizado por Intervención. Es entonces cuando los pactos adquieren una condición similar a la de un contrato, cuyo incumplimiento puede ser exigido en los tribunales.
En el caso de Valdecilla, en 2016 los populares incluyeron vía enmienda una partida de 22 millones en los presupuestos que nunca se llegó a materializar por una disputa entre las administraciones en cómo justifica el gasto. Fue Sánchez quien posteriormente pagó esa cantidad.
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