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¿Ha bajado realmente el precio del pan con la rebaja que aprobó el Gobierno del 4% al 0% del IVA? Esa es la pregunta que se hacía esta mañana Ignacio López mientras esperaba para comprar la barra de pan en La Panera Del Arrabal, ... en el centro de Santander. Obtuvo la respuesta solo con echar un vistazo al interior del establecimiento. Una de las trabajadoras borró los precios escritos en la pizarra y escribió los actuales. Allí, las barras «comunes» pasan de 90 a 87 céntimos. Y el pan campesino, que es artesanal, de 95 a 91 céntimos. Una estampa que se repite en la mayoría de las panaderías de Cantabria, aunque hay excepciones. Y es que algunas mantienen la misma tarifa ya que, antes de que el Gobierno anunciase la reducción del IVA en alimentos básicos, tenían previsto aumentarla debido a la inflación derivada de la guerra en Ucrania.
La Panera Del Arrabal Antes 90 céntimos | Ahora 87 céntimos
La Crujiente Antes 1,05 euros | Ahora 1,05 euros
La Positiva Antes 1,05 euros | Ahora 1 euro
La Gallofa Antes 1,20 euros | Ahora 1,15 euros
Lupa Antes 1,05 euros | Ahora 1,01 euros
Oslé Antes 1,05 euros | Ahora 1,05 euros
Las Isabeles Antes 1,00 euro | Ahora 0,96 céntimos
Saiper Antes 1,10 | Ahora 1,06
Noemí Cañedo Antes 0,85 | Ahora 0,85
Sordo Antes 0,75 | Ahora 0,72
Peter Pan Antes 0,95 | Ahora 0,95
Es el caso de La Crujiente, también en la capital cántabra. «La barra cuesta 1,05 euros. Igual que antes. Teníamos prevista una subida del 10% en enero. Es decir, costaría 1,15 euros. Pero con la reducción del IVA que hemos aplicado, lo mantenemos», explica Agustín Martínez, gerente del negocio. A su juicio, la decisión del Gobierno genera «mucha incertidumbre» para su negocio.
La misma sensación le produce a Mariló Vierna, de la panadería La Positiva, en Noja. A pesar de haber bajado el precio cinco céntimos, –de 1,05 euros a un euro– lamenta que ella pagó la harina con su IVA normal y ahora tiene que asumir las pérdidas. «Llevo todo el año aguantando el mismo importe de la barra, aunque los costes se hayan disparado. Y esto a mi me supone un problema grande», detalla.
La opinión no varía en una empresa más grande como La Gallofa, que ha bajado el pan de 1,20 euros a 1,15 euros. «Es una medida que se ha hecho mal y pronto. Nos lo comunican tres días antes de terminar el año. No está mal planteado, pero está hecho deprisa y corriendo», asegura Daniel Bonet, director financiero de la compañía. En el caso del supermercado Lupa la rebaja ha sido de cuatro céntimos. El sábado la barra costaba 1,05 euros y ayer 1,01 euros.
Juan González heredó la panadería Las Isabeles, en Matienzo (Ruesga) de su padre. Y reconoce que nunca ha vivido una situación similar. El vendía la barra de pan a un euro y ahora, «por ley», lo rebaja a 0,96 céntimos. «No hay por dónde cogerlo. Estamos trabajando a pérdidas. Y hay negocios que están cerrando. ¿Cuándo nos van a hacer caso?», se pregunta González, que espera «ayudas» para los panaderos pronto. De lo contrario, «seguirán cerrando establecimientos».
Al otro lado del mostrador, las reacciones ante el tercer plan anticrisis aprobado por el Gobierno son diversas. A Victoriano Múgica le parece «absurdo» ahorrarse «un par de céntimos» en la barra de pan. Sobre todo, teniendo en cuenta que «el precio de la luz, entre otras cosas, se vuelve a disparar». A su juicio, ese dinero no va a ningún lado. «Deberían centrarse en lo realmente importante», subraya. En la misma postura se encuentra Antonia Gutiérrez, que empatiza «especialmente» con el comercio local. «Son los que más lo sufren. Les dan por todos los lados».
En cambio, Isabel Gómez, agradece poder descontar un par de euros del tique de la compra. «Soy consciente de que no es muchísimo dinero. Pero teniendo en cuenta la rebaja en el resto de productos básicos, lo agradezco. La vida está muy cara y todo lo que suponga ahorrar, es bienvenido».
Montserrat Trueba, secretaria general de Acipan (Asociación Cántabra de Comercio e Industria de Panadería), explica que, en la práctica, estos céntimos suponen un beneficio mínimo. Y pone un ejemplo estándar: «Una barra que cuesta un euro, pasa a valer 0,96 céntimos, que son cuatro céntimos de diferencia. Y si lo multiplicamos por los días del mes, el beneficio del consumidor es de 1,20 euros. Ese dinero no soluciona la economía de una familia. Sin embargo, sí que perjudica a la de los panaderos».
Y añade: «Hay que tener en cuenta que la supresión del IVA solo afecta al pan común y deja fuera al resto de variedades». Esto significa que el denominado pan especial –integral, de espelta, de molde o cereal, entre otros– tributa al 10%.
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