Secciones
Servicios
Destacamos
«El sistema inmune está diseñado para protegernos de forma eficaz 50 o 60 años. Los avances de la medicina han logrado duplicar la vida media de la población, pero el sistema inmune no ha evolucionado al mismo ritmo, por eso tenemos que parchearlo, ... potenciarlo para que nos proteja». A dar con esa tecla mágica capaz de rearmar las defensas tocadas del organismo para no sucumbir a la enfermedad ha empeñado su carrera el inmunólogo Francisco Sánchez Madrid, hoy en día uno de los investigadores más reputados en este campo. En sus trabajos reside el germen del cambio de paradigma al que se enfrenta la medicina actual con la llegada de terapias revolucionarias, «que antes eran inimaginables», destaca. Un nuevo escenario en plena ebullición.
Director Científico del Instituto de Investigación del HospitalUniversitario de La Princesa (Madrid), del que es jefe de servicio y catedrático de Inmunología, Sánchez Madrid participó este jueves en Valdecilla en una de las sesiones organizadas por el Idival, donde habló sobre el proyecto en el que está inmerso su equipo, que «está levantando esperanzas tremendas». Se trata de los exosomas, que viene a ser el rastro (o pistas) que la enfermedad deja en la sangre. «Las células del organismo emiten una serie de nanovesículas que van a la circulación y llevan su membrana protegida, como minicélulas con una marca específica –son las microRNA–, que se utilizan como biomarcadores de diagnóstico precoz». Lo que implica que solo con una muestra de sangre se podría saber cómo va la enfermedad «sin tener que hacer miles de pruebas», y también predecir si responde a la terapia.
Colaboración
«Así te ahorras el sobretratamiento de una persona, si sabes que no le va a funcionar, con lo que conlleva de ahorro en sufrimiento (le evitas los efectos secundarios) y en costes».
El investigador, que inició su trayectoria en el Centro de Biología Molecular ‘Severo Ochoa’ y realizó su etapa posdoctoral en la Harvard Medical School en Boston, destaca el «cambio que ha habido en la industria farmacéutica, que durante mucho tiempo invirtió en moléculas pequeñas, sintéticas. Sin embargo, el anticuerpo es una molécula mágica, porque tiene muchas propiedades que no puede tener una molécula sintética (su exquisita especificidad y la afinidad por su diana terapéutica) y que la hacen inigualable».
Como responsable de uno de los grupos de investigación más potentes del país, a Sánchez Madrid le preocupa que «nos quedemos sin relevo. La investigación en España ha sufrido un recorte excesivo de financiación, como mínimo del 30%, pero lo peor de todo es el número de jóvenes investigadores a los que le ha cercenado la carrera, gente buenísima que se ha tenido que ir al extranjero y ya no vuelve». Una situación que, por otro lado, «tiene un efecto disuasorio, porque las nuevas generaciones no entran en la carrera porque no ven futuro. No soy pesimista, soy realista. Hoy en día no hay tanta gente que quiera dedicarse a la investigación, y esto es lo más grave. Antes se tenía clara la vocación y el recorrido, ahora no. A lo nuestro no ha llegado la recuperación económica. Las frases grandilocuentes que se las digan a otro, el recorte sigue».
El director científico del Instituto de Investigación de La Princesa lamenta la falta de apuesta de España. «Aquí se ha hecho lo contrario de lo que hay que hacer. Alemania, por ejemplo, con la crisis no solo no tocó ni un euro destinado a la investigación, sino que lo aumentó. Tenemos un programa muy bien armado pero se ha ido encogiendo». Recuerda que «hay una relación directa entre la inversión y la producción. Invierte en formación y en investigación y espera a los resultados, que llegan. Aquí se ha recortado el dinero y no se le ha visto el fin aún», lamenta. Más allá de la financiación, que es imprescindible, «se necesita gente con ganas de trabajar, con ideas, con vocación... Porque la estructura la tenemos, con institutos de investigación sanitaria que empezaron maravillosamente bien y que están perfectamente organizados».
Aunque no son tan fáciles de producir, su efectividad ha hecho que «la investigación industrial de la empresa farmacéutica se haya volcado en producción de anticuerpos y por eso los plazos se han acortado; ahora están surgiendo cada vez más dianas terapéuticas». Y esto no ha hecho más que empezar. Sánchez Madrid sostiene que «la medicina va hacia terapias mucho más específicas, ahora mismo en Oncología se están dando paso y abriendo nuevas terapias inimaginables antes, había tumores que no respondían al tratamiento, para los que no había alternativa, y que ahora sí la tienen», como es el caso de la que planea introducir el servicio de Hematología de Valdecilla para combatir la leucemia infantil más rebelde. «En el futuro vamos hacia la curación de enfermedades autoinmunes, neurodegenerativas, cáncer... No solo vamos a ganar años a la esperanza de vida, sino también bienestar y calidad de vida. Ese es el camino».
Hitos de la medicina
Aunque el horizonte que se abre «no es comparable al de los antibióticos, que marcaron un antes y un después, porque la gente moría de infecciones, y con los antibióticos se redujo drásticamente la mortalidad y se alargó la vida media humana», como inmunólogo cree que la trascendencia de este nuevo escenario se asemeja en determinada manera al que supuso la llegada de las vacunas. «Quizá sea el hito más parecido, siendo cosas muy distintas, porque el resultado es el mismo: lograr un sistema inmune equilibrado y potente. Con la vacuna te rearmas contra un patógeno atenuado para cuando te lo vayas a encontrar de verdad (te proteges de lo que va a venir), mientras que el paradigma ahora es reactivar el sistema inmune que el tumor apaga, lo deja exhausto. Con estos nuevos tratamientos lo que hacemos es quitar ese freno al sistema inmune, para que se defienda».
Horizonte
Subraya que «la práctica clínica y la investigadora van más de la mano que nunca. Totalmente ligadas». Esto, unido a los avances tecnológicos, están acelerando la implantación de estas revolucionarias terapias. «El camino es largo cuando se recorre la primera vez, después se acorta». De hecho, recuerda que fue en 1986, al frente de un grupo de investigación del Hospital de la Princesa, «cuando descubrimos una serie de moléculas (receptores de membrana de leucocitos) que luego se ha visto que eran muy importantes para terapias autoinmunes y enfermedades inflamatorias. En la esclerosis múltiple, por ejemplo, esos anticuerpos interrumpen el curso de la enfermedad. Aquello fue el surgir de varias de esas terapias que luego se han amplificado a otros receptores». El trabajo del modelo animal (ratones) se publicó en 1992 y la terapia no llegó hasta 2004».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.