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«Si me plantearan a mí continuar trabajando cuando llegue a la edad de jubilarme, yo seguiría, pero con unas condiciones laborales compatibles a mis años de experiencia y de vida», reconoce Alberto Bercedo, pediatra de Atención Primaria, aunque aún no tenga esa decisión cercana. « ... Pero con las agendas interminables y la sobrecarga que tenemos en nuestras consultas, está claro que nadie lo va a asumir». Una postura que coincide con el sentir de los profesionales consultados por El Diario Montañés sobre la propuesta que el Ministerio de Sanidad y el de Inclusión y Seguridad Social pusieron sobre la mesa la semana pasada: una fórmula que permita aguantar a los médicos de familia y pediatras para que no cuelguen la bata del todo cuando lleguen a la jubilación. Una manera de frenar el imparable déficit de profesionales, que aún se agravará en los próximos cinco años, dado que no hay relevo suficiente para cubrir las numerosas jubilaciones en Atención Primaria de las promociones de los años 80.
Desde hace tiempo, se van más de los que entran. Así que el resultado de la cuentas sale solo. A principios de este año, la Gerencia de Atención Primaria cifraba en 62 los médicos que llegaban a la edad de retirada en 2022 -uno de cada diez de la plantilla actual-, entre ellos ocho pediatras. Esa falta de previsión ha dejado cojos los equipos de los centros de salud, con la correspondiente sobrecarga para los médicos y las demoras para los usuarios. Para intentar compensar esa resta, se plantea la opción de la jubilación activa. Es decir, jubilarse a medias, bien a tiempo completo o a media jornada, en ambos casos compatibilizando su sueldo con el 75% de su pensión, lo que conllevaría unos ingresos de entre 4.500 y 5.000 euros al mes.
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«Creo que es una herramienta acertada y útil, conozco compañeros que se han jubilado y que, de haber tenido esta oportunidad, hubieran seguido», señala Luis Gutiérrez Bardeci, médico de familia en el centro de salud de Puertochico (Santander), que ya ha estirado su vida laboral con dos prórrogas y «en mi cabeza está solicitar un año más». Por eso, aplaude el proyecto lanzado por el Ministerio.
Luis Gutiérrez Bardeci | Médico de familia en Puertochico
Él mismo había propuesto recientemente, en su colaboración en el reportaje sobre las soluciones para reflotar la Atención Primaria publicado por este periódico, dar esa posibilidad de continuar a aquellos facultativos que «aún tienen mucho que aportar y que están capacitados para seguir trabajando, aunque sea con una jornada más reducida», que es la opción que más le convence. «Porque da pena que se pierdan recursos con la falta que hace». Y mientras hace esta reflexión le vienen nombres a la cabeza de compañeros «de peso» que se tuvieron que jubilar «obligados por ley». Y no hace tanto tiempo de eso. La legislatura pasada, siendo consejera de Sanidad María Luisa Real, los facultativos se enfrentaban a la jubilación forzosa al cumplir los 65 años. En aquel momento, se retiraron contra su voluntad varios de los históricos del Hospital Valdecilla.
Alberto Bercedo | Pediatra en Los Castros
En Atención Primaria, donde llegaron antes los apuros por la falta de sustitutos, se abrió la posibilidad de acogerse a prórrogas para retrasar la jubilación con más facilidades. De hecho, desde Sanidad apuntaban el pasado abril que «el 30%» de los profesionales próximos a la retirada la había solicitado. Pero en Especializada se han concedido en los últimos años de forma muy excepcional.
Para Antonio Martínez, médico de familia en el centro del salud de Los Castros y director médico de Atención Primaria hasta la llegada de Raúl Pesquera a la Consejería de Sanidad, la propuesta del Ministerio le parece «acertada, pero hay que articularlo bien», porque «la duda está en cómo se aplicará». «A todos nos gustaría mantener algo de actividad a partir de los 65 años, porque nuestro trabajo nos gusta y mentalmente nos viene muy bien, pero lo que hay que ver es dónde y cómo. ¿Resulta gratificante dedicarte a ver la demanda no demorable, por ejemplo? Está claro que al centro le vendría de maravilla, pero no sé si el profesional que piensa en seguir en activo estaría interesado sólo en eso», comenta.
Antonio Martínez | Médico de familia en Los Castros
En este sentido, Alberto Bercedo opina que «la jubilación activa no deja de ser un parche, que llega tarde, pero que por supuesto puede ayudar a paliar el déficit de médicos, pero tienen que mejorar las condiciones laborales y conseguirse unas agendas razonables para que la gente acepte seguir».
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