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Lucía Avelleira y Sara Blanco se funden en un abrazo a las puertas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Cantabria (UC). En apenas una hora comenzará ese examen MIR que les abrirá las puertas de una especialidad médica, así ... que en ese abrazo se condensan muchos meses de estudio, de trabajo y disciplina, y, sobre todo, todo ese apoyo que se han prestado la una a la otra durante un tiempo de preparación que han vivido entre bibliotecas, clases y simulacros. «Hemos estudiado juntas y nos hemos apoyado mucho. Sin ella, no hubiera podido llegar hasta aquí», le dice Lucía a su amiga Sara, que le corresponde con una sonrisa de agradecimiento genuino.
Ambas camarguesas, Lucía y Sara son dos de las 284 personas –13.990 en toda España– que hoy estaban convocadas al examen del Ministerio de Sanidad para acceder a las 11.607 plazas de Formación Sanitaria Especializada (FSE) ofertadas en Medicina, pero también en Farmacia, Enfermería, Psicología, Química, Biología y Física. Ambas se han confesado nerviosas, «pero menos de lo esperado». Llevan meses trabajando a conciencia, siguiendo un horario de 8.30 a 22.00 horas cada día de la semana a excepción de los domingos, jornadas consagradas al descanso y al esparcimiento. Así es el programa de estudio que les ha marcado la academia online en la que se han preparado para optar a una de las 8.772 plazas MIR [Médico Interno Residente] convocadas este año –una cifra que ha crecido un 3% respecto a la pasada edición, revela el Ministerio de Sanidad–. La especialidad con mayor oferta es Medicina Familiar y Comunitaria con 2.492 plazas en todo el país.
«Hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano, pero hay cosas –la suerte, el azar– que ya no puedes controlar. Hemos llegado hasta donde hemos podido...», ha contado Sara sin dejar de palpar su pulserita de la suerte, que perteneció a su abuela. Amuletos y fetiches han estado hoy a la orden del día a las puertas del examen. Los aspirantes han querido invocar esa suerte con insignias, buhitos y otros objetos tintineantes. A la Facultad de Económicas se ha acercado, incluso, un familiar con una pancarta . «¡Vas a ser matrona!», se leía en ella.
«Estoy nerviosa, pero menos de lo esperado. Siento que he hecho lo que estaba en mi mano, pero hay cosas que no se pueden controlar»
«Me gustan muchas cosas, por ejemplo, neurología o medicina de familia; esta última, por el trato con la gente, por la cercanía»
«Me he sacado Medicina mientras trabajaba como enfermera. Por fin he conseguido algo por lo que toda la vida llevo luchando. Estoy nerviosa y feliz»
«Estoy superorgullosa de mi hija. La carrera es dura y no ha tirado la toalla. Ha estado muchos años para conseguirlo y es un orgullo»
«Cuando terminas el examen del MIR es como si te hubieras quitado el peso más grande de encima. Es un alivio enorme»
Sara y Lucía también han decidido examinarse con una camiseta de la suerte. A pocos pasos de estas dos amigas, Ángela Crespo ha confesado que ella se ha traído a la prueba un escapulario y las «botas de los simulacros». Su amiga Amanda Alonso ha hecho lo propio con una medallita, regalo de su abuela, y el bolígrafo «con el que mi novio quedó cuarto en el PIR [Psicólogo Interno Residente]». Con estos amuletos, ambas esperan atraer la buena suerte después de haberlo dado todo durante los meses de preparación. «Yo ya estoy superorgullosa de mi hija. La carrera es dura y no ha tirado la toalla. Ha estado muchos años para conseguirlo y es un orgullo», ha intervenido Carmen Garriga, madre de Amanda y esta tarde uno de sus apoyos a pie de aula.
Ambas amigas, que se han prestado apoyo mutuo a lo largo de los meses –«esta oposición tiene poco que ver con otras y poca gente lo entiende»– tienen metas amplias, abiertas. A Crespo le gustan «muchas cosas», desde la neurología a la medicina de familia, esta última «por el trato con la gente» que ya ha experimentado en el periodo de prácticas. Y Alonso, cuyas preferencias han ido variando conforme avanzaba en la carrera –la de Medicina, porque en el pasado ya logró la titulación de Enfermería–, tiene interés por la medicina interna o la anestesiología. Quedarse en Cantabria es la opción inicial, pero Ángela no descarta «probar fuera» de la comunidad autónoma. Las calificaciones que obtengan en el MIR 2024 marcarán, en ocasiones a la milésima, su destino final y del resto de los aspirantes.
«Hemos hecho ya todo el trabajo, no podemos hacer más». Las palabras de Ángela Crespo las compartían seguramente otros aspirantes, e, incluso, quien ya ha hecho el MIR hace años y ahora es residente de cuarto año en Valdecilla. «La preparación se puede llevar bien, pero el día del examen estás muy nerviosa. Cuando acabas es como si te hubieras quitado el peso más grande de encima, es un alivio enorme», ha evocado Cristina Fernández, en el campus de Las Llamas como acompañante. «Ahora estoy muy contenta con mi residencia porque Valdecilla es muy buen hospital para formarse», ha añadido esta joven malagueña que en 2020 se decantó por el principal hospital cántabro para especializarse.
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