![«Los médicos de familia vemos ahora más consulta banal y menos paciente crónico»](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/06/27/85037924-kKzF--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Más consultas por cuestiones banales (fiebre de un día, dolor por un golpe, tos...), menos seguimiento de pacientes crónicos, huecos de la agenda a primera hora de la mañana que se quedan vacíos -bien porque no se cita nadie o porque hay quien no ... acude ni se molesta en cancelar-, y prácticamente nada de prevención ni de cirugía en las consultas de Atención Primaria ante «la imposibilidad de los médicos de gestionar nuestro tiempo» desde la implantación del sistema de agendas decidido desde el Servicio Cántabro de Salud con el objetivo de «reducir las demoras y mejorar la accesibilidad».
Ese es el panorama que describen facultativos de distintos centros de salud, entre ellos el presidente del Foro de Atención Primaria, José Ramón Fernández Fonfría: «Lo que se hace con este modelo de gestión de la demanda es secuestrar cada 24 horas una serie de huecos de la agenda que sólo están disponibles para la reserva del usuario a través de la web del SCS, mientras que los médicos no tenemos capacidad para citar a los pacientes crónicos (diabéticos, hipertensos...) que requieren seguimiento».
Raquel Castro, médico de Los Corrales, destaca que «con este modelo se facilita el acceso a los jóvenes, que van a encontrar cita todos los días desde la web (a veces para consultar cosas que no llegan a ser nada), al tiempo que se pone trabas a la población mayor, que es la gran perjudicada. Resulta que quienes precisan más atención, ahora los vemos tarde y no podemos citarlos directamente para su control», explica. «Y muchos se pierden por el camino, los hay que me dicen que llevan semanas intentando citarse conmigo, y no puedo hacer nada. La gente no entiende que tengamos las citas bloqueadas».
«Da rabia que se nos quite el poder sobre la agenda y que no podamos citar a nuestros pacientes»
«El gran perjudicado es el paciente crónico, con trabas para lograr cita y acceder al seguimiento que necesitan»
«Ahora se pierden huecos a primera hora, porque la demanda es asimétrica, y vemos más banalidad»
«No entiendo por qué no nos dejan gestionar nuestro propio tiempo. ¿De verdad esto tiene algún beneficio?»
«El modelo impuesto va en contra de médicos y de pacientes, y es catastrófico para los residentes (MIR)»
Esta nueva dinámica de trabajo lleva -señala Fernández Fonfría- a «situaciones absurdas, como que una persona venga a curarse una herida con su enfermera, ésta detecte que hay una infección que requiere prescripción de antibiótico y le tenga que decir 'vaya al mostrador a citarse con su médico' o incluso citarle por internet teniéndolo delante». Y mientras tanto, cualquier usuario que se maneje con facilidad con la aplicación del SCS puede levantarse por la mañana y obtener una consulta presencial en su centro. Una de cada tres personas que lo intentó en la prueba realizada por este periódico el lunes, lo consiguió. La consecuencia de ese cambio de modelo «es que hay huecos de la agenda que se pierden, porque la demanda es asimétrica; puede que de 08.30 a 09.30 no venga nadie, y de 11.00 a 13.00 horas haya más pacientes que citas disponibles».
A juicio de Castro, esto demuestra que «este sistema no favorece la mejora de la salud, sino el acceso al médico para determinados usuarios». Pero, a la postre, «un paciente crónico mal seguido supone más complicaciones y más ingreso hospitalario», añade la facultativa, que destaca también «la imposibilidad de programar cirugías en estas condiciones, con huecos fijos de 10 minutos. De momento, esa parte de la actividad la tengo parada».
A la espera, como apuntan sus compañeros, de que el nuevo equipo que tome las riendas de la Sanidad cántabra escuche sus reivindicaciones y dé marcha atrás a este sistema «dirigido a dar respuesta a la inmediatez (al aquí y ahora) en lugar de al seguimiento de los problemas de salud», como subraya la médico Inés Díez, recién incorporada al consultorio de Santillana del Mar tras el MIR.
«En mi caso, como aquí no se ha llegado a introducir, he vuelto a la agenda antigua, y lo he notado para mejor. El sistema impuesto va en contra tanto del paciente como del médico (merma nuestro criterio), pero además para los residentes es catastrófico, es un sistema pésimo para la formación, porque te impide hacer un seguimiento de tus pacientes». Por eso, valora que en su primer destino laboral pueda «hacerlo como siempre, citando a los enfermos crónicos a su debido tiempo. Aunque profesionalmente tengo más trabajo así, creo que es la forma de hacerlo por el bien del paciente. Es algo fundamental, pero tal y como están diseñadas las nuevas agendas no nos permiten esa planificación».
«Es una pena», opina Rosario Villota, médico de Cabezón de la Sal, «porque buena parte de nuestro trabajo consiste en el seguimiento de la patología crónica. Y si antes el paciente salía de mi consulta con la cita dada para la siguiente, ahora tienen que hacerlo por su cuenta y puede que no lo haga. Se corre ese riesgo mientras se da prioridad a consultas de síntomas que a veces es mejor ver después de unos días de evolución, pero como hay citas disponibles, se piden. Claro que es impresentable tener que esperar quince días para ir al médico, pero la solución no puede ser que nos quiten el poder sobre nuestra agenda», insiste Villota.
Tampoco Patricia Malpica, médico en Bárcena de Pie de Concha, encuentra «la explicación a este bloqueo. ¿Por qué se hace? ¿De verdad tiene algún beneficio?» Y aporta otra consecuencia añadida: «Trabajo en un consultorio rural donde las nuevas agendas no han llegado, entre otras cosas, porque el paciente tendría que desplazarse hasta Los Corrales para citarse y no es factible; pero hago consultas de tarde (de absorción de la demanda) y me encuentro con cuestiones que se podían haber resuelto por teléfono, como los resultados de una analítica. Es un sinsentido». Los cinco coinciden en que «asistimos a una devaluación de la medicina de familia».
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