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Si a uno le hablan de la afición de la familia Botín por los animales, no puede evitar imaginárselos palmeando el cuello de un precioso caballo purasangre, o algo por estilo: ni por lo más remoto se los representaría echando maíz a unos pollos y ... diciéndoles 'pipis, pipis'. Si por lo menos fuesen faisanes... Bueno, el caso es que la presidenta del Banco Santander, que de vez en cuando –y de forma muy medida– permite acercarse a la intimidad del clan a través de su Instagram, ha desvelado una curiosa afición de su discretísima hermana Paloma: la cría de gallinas pedresas. Hasta la fecha, lo único que se conocía de la tercera de los hijos de Emilio Botín-Sanz de Sautuola y Paloma O'Shea era su pasión por el arte.
Lo ha hecho tras el triunfo de uno de sus ejemplares en la tercera edición del Campeonato Regional de Gallinas Pedresas, celebrado en Valderredible, acompañando la entrada con una foto del animal y de su dueña en la que, la verdad, ambas parecen enjauladas. Explica doña Ana que las pedresas, gallinas autóctonas y actualmente en peligro de extinción, son también llamadas 'buscavidas', por la poca comida que precisan para los más de 200 huevos que pueden poner cada año, y compara el color de su plumaje con el de «la caliza que abunda en los montes de la zona».
Dice también que este hobby de su hermana va más allá del mero capricho. «Frente al gran reto de recuperar la gallina que había antiguamente en los corrales de nuestros abuelos, iniciativas como esta ayudan también a promocionar municipios rurales que se enfrentan a un gran reto demográfico». Este es el tipo de cosas que tanto agradece Fernando Fernández, el alcalde valluco. «A mí esto me hace ilusión –confiesa–, porque parece que en el medio rural andamos siempre medio a escondidas, y ver a gente de esta relevancia social dedicada a estas actividades ayuda a devolverles su prestigio».
Él quiere creer que los Botín se van aficionando al valle: el verano pasado ya ejerció de guía para Ana y su marido, Guillermo Morenés, cuando Miguel Ángel Revilla les sugirió ese destino. Vieron iglesias rupestres, la Colegiata de San Martín de Elines y acabaron comiendo patatas con chorizo y cangrejos de río, una serie de placeres a los que, en su opinión, nadie se puede resistir. Para decirlo todo, ha sido otro vecino de la zona, Miguel Ángel Herrero, de Campo de Ebro, el que ha introducido a Paloma Botín en el apasionante mundo de las pedresas: fue él quien le proporcionó las aves con las que ha empezado a criar y también fue él quien se acercó a la finca que tienen en Vega de Pas para seleccionar a los mejores de su primera pollada. Sabe de lo que habla: su gallo se proclamó campeón regional en categoría masculina.
«A mí me gusta echar una mano, como a otros socios –de la Asociación Cántabra para la Conservación y el Fomento de la Gallina Pedresa–: entran de nuevos, no saben cómo funciona el tema y así se van enterando un poco de cómo va esto», explica este hombre, pintor de profesión y experto conocedor de las virtudes de estas fabulosas ponedoras. «Ahora ya se ha animado para ir al campeonato de España, en diciembre, en Villafranca del Penedés».
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