«Lo mejor es ver la sonrisa de los niños»

-¿Por qué decidió ser voluntario de surf adaptado? ¿Practicaba este deporte?

-Sí, empecé a hacer surf de mayor, en 2006. Es un deporte que me gusta mucho. Lo conocí porque soy empleado de Caixabank y estoy dentro del programa de voluntariado que realiza nuestra Obra Social. A todos los voluntarios nos informan de las actividades que se programan en nuestra provincia. La de surf adaptado me interesó porque a mí me gusta el mar, hacer surf y, además, sabía que en esta actividad todos los participantes íbamos a disfrutar.

-¿Cuántas veces ha participado?

-Este verano ha sido la primera. También he participado en Suances en una de las clases de surf con remo que hacen en verano (SUP) para niños. Esta actividad se organiza entre Amica y la Escuela de Surf Los Locos, y la experiencia también fue estupenda. No era surf adaptado, pero al poco tiempo vi la escuela de surf adaptado en Somo y me apunté.

-¿En qué consiste su labor en la actividad?

-Colaborar con los monitores para ayudar a los alumnos a conseguir que las olas les lleven. ¡Algunos incluso se ponen de pie! El surf adaptado puede ser para gente con una discapacidad física que, por ejemplo, esté en silla de ruedas. Tú le ayudas a subirse a una tabla y que coja la ola tumbado. En este caso, en Somo, no eran personas con problemas de movilidad, sino con discapacidad psíquica. Eran niños del colegio Fernando Arce. A algunos de ellos había que ayudarles hasta llegar a la orilla donde rompían las olas y ayudarles a que estuviesen tumbados en la tabla. Cuando llega la ola, aunque ellos naden, necesitan que les empujes porque por sí solos no pueden alcanzar la velocidad suficiente. En una clase: llegamos, se visten, hacemos estiramientos, cogemos las tablas y a la arena; allí se ponen en semicírculo y los monitores les explican cómo tumbarse, cómo remar, cómo se hace para nadar para coger la ola. Y a partir de ahí, ¡al agua!

-¿Cómo fue la actividad en Suances?

-Era distinta a la de surf. Íbamos con las tablas y dábamos un paseo y un baño con los niños. Estaban contentos porque hacía un año tenían miedo de andar por la orilla y ahora se atrevían a bañarse. Se les notaba progreso. Era una actividad distinta de ayudar a unos adolescentes para meterles donde rompen las olas y empujarles para que puedan cogerlas.

-¿Qué le ha aportado a nivel personal?

- Si algo me aporta este tipo de actividades es mucha satisfacción y alegría. También bienestar, al saber que todos lo hemos pasado bien y que contribuyes a que tengan una mañana en la que están felices. Al final de la clase todos tenemos una sonrisa, se nota que hemos disfrutado.

-Usted se lleva más de lo que aporta a los niños

-Sí, el surf es algo que a mí me gusta hacer, es un entorno que me encanta y si, encima, ves que ellos lo disfrutan, es hasta egoísta, porque te hace sentir bien a ti. A mí no me ha costado nada ir a la playa y entrar a remar una hora y media. Es algo que hago yo solo. Ver a los niños con esa sonrisa es lo mejor. Las actividades a las que he asistido siempre están dirigidas a niños y adolescentes, supongo que el hecho de tener dos hijos hace que me atraigan más estas actividades que otras.

-Hubo un Campeonato de España de surf adaptado en Somo. ¿Considera que va a más este deporte?

-Sin duda. El surf es un deporte cada vez más popular, de hecho será olímpico en Tokio 2020. Está claro que crece año tras año, y estar en los Juegos Olímpicos le dará mucha más importancia por lo que el surf adaptado se beneficiará también, seguro.

-¿Qué queda por hacer? ¿Falta visibilidad?

-Yo creo que pasa en todo tipo de deportes, la atención siempre se centra más en el deportista profesional, con marcas y registros más espectaculares. Por eso tenemos que aprender a valorar que el esfuerzo y la dificultad son mayores si quieres hacer deporte y competir cuando eres alguien con necesidades especiales.

-¿Lo que se hace con el surf, adaptarlo para que todo el mundo pueda practicarlo, es posible extenderlo a otros deportes?

-Sí, por supuesto. Por poner un ejemplo, sé que se han realizado con la colaboración de la Obra Social y de sus voluntarios diversas actividades con los arrastrasillas, que ha permitido a mucha gente poder hacer travesías de montaña que, de otra manera, hubiese sido imposible. No es un deporte, pero es un ejercicio que gracias a que está adaptado, puede hacerlo todo el mundo. Igual que se ha hecho ciclismo en tándem para ciegos. Todo termina encontrando un camino, basta con que la gente ponga de su parte.