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En las conversaciones a pie de consultorio, al día siguiente de publicarse el plan de transporte gratuito que habilitará Sanidad, con ayuda de los ayuntamientos, para garantizar la cobertura a los pacientes que se queden sin médico este verano, hay opiniones para todos ... los gustos. Desde los que reivindican medidas para retener a los profesionales que se forman en Cantabria durante años (MIR), a los que reconocen que «sería preferible seguir teniendo una consulta médica cerca de casa, en vez de un taxi a la puerta»; pero también los que, a sabiendas de que lo primero ya llega tarde y lo segundo es más un deseo que una realidad, agradecen que «al menos nos lleven a otro centro de salud cuando necesitamos atención médica. No es mala idea».
En el primer grupo encaja Ángela Prieto, una vecina del Valle de Cabuérniga, de 75 años, que trabajó durante 35 en el Hospital Valdecilla, a quien le parece «muy mal» la solución de los traslados en taxi, minibus o incluso VTC. «Porque si se trata de una cuestión económica, es mejor que contraten personal porque lo que sobran son médicos. Que les paguen bien y que no se tengan que marchar de España a otros lugares. ¿Los que terminan el MIR ahora dónde van, al paro? Lo que pasa es que no quieren pagar», denuncia. Y las consecuencias, dice, las pagan los usuarios.
En el caso de Cabuérniga, «nos tocaría ir al consultorio de Ruente o de Cabezón y el dinero en el traslado se lo van a gastar igual, en vez de pagar a los médicos. En cuestiones de sanidad estamos retrocediendo», opina. También Cecilia Cadaya, vecina de La Gándara de Soba, defiende que «queremos tener médico en el valle, es muy importante para el pueblo». Ella, como muchos de los residentes en la Cantabria rural, tiene «miedo de que el nuevo servicio de transporte sirva para dejar morir nuestro consultorio».
Desde Ruente, Roberto Díaz (55 años) coincide en que «sería mejor que hubiera médicos», por lo que aboga por «contratar facultativos para que este servicio se cubra en los pueblos y la gente mayor no se tenga que desplazar». Pero llegados a este punto, «si no queda otra, no me parece mala idea» ese traslado. «Puestos a elegir, que lleven a la gente en coche y que lo pague el Gobierno».
Más inconvenientes encuentra Sonia Cuesta, una vecina de Mazcuerras de 38 años, que piensa en «la gente mayor, a la que le cuesta más moverse, aunque le pongan un taxi a la puerta de casa. Ahora mismo estamos sin médico porque está de vacaciones y tenemos que ir a Cabezón de la Sal», donde el lunes ya tuvo que llevar a su madre. «Con las personas jóvenes es diferente, porque podemos ir y venir, pero una persona mayor que se tenga que trasladar teniendo aquí un consultorio... no lo veo normal. Deberían sustituir a los facultativos cuando se van de vacaciones y que este centro no se quede vacío», defiende Sonia.
Una opinión que comparte Francisco Martínez, también residente en Mazcuerras, aunque valora que, ya que la opción de los sustitutos no parece viable, a tenor de las declaraciones del consejero de Salud, César Pascual («las bolsas de contratación están vacías» y la generación MIR del covid no acaba hasta octubre), «al menos los pacientes dispongan de un autobús o cualquier otro medio en el que poder ir a otro centro. Sobre todo si pensamos en los mayores, que no lo tienen tan fácil como nosotros». Dadas las circunstancias, «la medida está bien», añade este vecino.
Desde Boo de Piélagos, Sandra Ruiz aplaude la iniciativa, que «va a ser un salvavidas para que no nos priven de atención médica esencial como en años anteriores, poniendo soluciones antes de que se produzca el problema y no al revés». En la misma línea se expresa Pilar Saldaña, también vecina del pueblo: «Todo lo que sea mejoría, estupendo. Afortunadamente, nosotros tenemos vehículo propio, pero hay quien no lo tiene». En cambio, para Jesús Lasheras, residente en La Costana (Campoo de Yuso), no deja de ser un «parche». «Mis padres tienen movilidad reducida, dan mucho uso al consultorio de La Costana», declara este joven, que además, por cuestiones laborales, no puede estar siempre disponible para desplazar a sus familiares a un centro alternativo. Así que, en ese sentido, sí agradece el servicio de transporte: «Es muy útil para mí, pero no para ellos. En vez de avanzar parece que retrocedemos.
Desde Matamorosa, Gloria Vecino, de 85 años, teme que esta medida «sea el comienzo de la desaparición de los consultorios rurales, en concreto del de Campoo de Enmedio, que es el suyo. «Tengo una edad y necesito tener el servicio cerca de casa». Además, destaca que «el trato cercano es muy importante». Otra vecina de la comarca, Mercedes Cuellar, que reside en Campoo de Suso, añade que «cada situación es diferente; hay urgencias que necesitan ser tratadas de inmediato y desplazarse hasta Reinosa puede ser perder un tiempo muy valioso». Para casos como el suyo aprueba la solución provisional del transporte, pero cree que exigir a la gente mayor desplazarse «no es para nada lógico». Por eso, Justo Saiz, un vecino de 67 años de Salces (Campoo de Suso), también opina que «hay que evitar la marcha de profesionales al extranjero para que puedan trabajar aquí». En la comarca ya están habituados a los desplazamientos: «No es nada nuevo, la reducción de servicios es creciente». Así que lo del transporte es «de lo malo, lo menos malo».
Y de Campoo al valle de Buelna. Desde San Felices, Beatriz Martínez apoya que «si no hay médicos, al menos que hagan cosas que faciliten la atención sanitaria, porque a veces llamo al consultorio y me dan cita para dos semanas o más». También Manuel González cree que la propuesta del transporte «no es mala, si no hay médicos y puedes llamar para que te lleven inmediatamente al centro de referencia me parece bien». Y lo mismo dice Joaquín Ruiz, para quien «la idea es buena. Teniendo en cuenta que no hay médicos, hay que tomar medidas de este tipo». En cambio, Silvia Pelayo afirma que «sería más fácil que trajeran un sustituto para no perder tanto tiempo ni tener tanto gasto, porque si son 10 personas las que necesitan el vehículo durante la mañana, ¿cómo lo van a hacer, con 10 coches?». Por su parte, Aurea Fernández Díaz señala que «para los que nos vamos haciendo mayores deberían poner soluciones más sencillas y más próximas, aquí lo que hace falta es poner médico y no estar cambiando constantemente». Pero afirma que «si ponen un vehículo porque no hay médico, pues tendrá que ser así».
El traslado de los pacientes de los consultorios rurales a los centros de salud de referencia «no solo constituye una amenaza» para el futuro de la asistencia médica en los pueblos, según el PRC, sino que también «pone en riesgo la continuidad de las farmacias rurales». Así lo expone el alcalde de Vega de Liébana, Gregorio Alonso, quien se muestra «muy preocupado» por los efectos de la medida anunciada por el Gobierno este verano. Efectos que, en su opinión, van a perjudicar a las oficinas de farmacia que operan en las inmediaciones de los consultorios, cuya actividad está «estrechamente vinculada a la asistencia a esos pacientes». «Si ahora los trasladan a otras localidades donde también pueden encontrar este servicio, las farmacias rurales se van a ver privadas de una clientela que a duras penas garantizaba hasta ahora su viabilidad, por lo que mucho nos tememos que acabarán desapareciendo de los pueblos de Cantabria», consideró.
Nacho Cavia, Ana Bringas, Pedro Díaz, Lucía Alcolea y Sheila Izquierdo.
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