Lo mejor de la vida en el peor año

La celebración será sencilla. «Imagino que comeremos los tres en casa», comenta Idoia Martínez, madre de Luka, que nació el pasado 18 de febrero. Hoy será su primer Día de la Madre y, en otras circunstancias, se juntaría con el resto de la familia porque, además, también es el cumpleaños de su madre. Así que es una jornada que «siempre» celebran. Pero este año tendrá que ser por «separado». No obstante, a pesar de las limitaciones, este es un día que «me hace mucha ilusión», dice. «Al ser el primero parece que apetece más». Y sobre todo después de dejar atrás un «año duro» de pandemia. Con momentos complicados como enfrentar las consultas «sola» porque a su pareja no le permitían acudir. «Se pasa mal», reconoce. Además las distancias han limitado las visitas familiares. «No hemos podido vernos mucho porque ellos viven en Vitoria». Y eso es lo que más «pena da», añade. Pasan los meses y nieto y abuelos casi no han podido ni verse. Eso sí, las videollamadas son «diarias». Si no hay opción de estar presente, al menos de forma telemática. Lo bonito es que «tener un niño lo compensa todo», resume feliz.

En su familia son «de celebrarlo todo muchísimo», cuenta BárbaraGómez. Su hijo, Pablo, nació el 10 de mayo, así que este será su primer Día de la Madre con ese título que le «encanta». Al haber limitaciones, han decidido repartir las comidas entre sábado y domingo para poder juntarse con su familia y la de su pareja. «Hay que repartirse, no se puede hacer nada más», señala. Entre el trabajo y el confinamiento, los últimos meses de embarazo fueron «bastante malos». A la situación se sumaba la parte «triste» de no poder ver a sus padres, pero una vez dio a luz pasaron el verano con ellos y eso ya «fue mejor». Ahora que llega su día lo vive con «mucha ilusión» porque para ella «la maternidad ha sido algo extraordinario», reconoce Bárbara que se acuerda de cómo se sintió la primera vez que, en el hospital, una enfermera se dirigió a ella como «mami». Es un festivo que le «apetece mucho». Quizá por ser la primera vez que lo celebra. En estos meses el pequeño se ha convertido en el «epicentro» de su vida. Incluso ha aparcado el trabajo para ponerse por su cuenta, gestionar sus horarios y poder dedicarle más tiempo.

En su familia la felicidad de hoy es «doble», cuenta Bárbara Revuelta, madre de Lucas. Ella dio a luz el pasado 13 de marzo y unos meses antes lo hizo su hermana así que viven este día con «mucha ilusión». Aunque no tienen nada especial preparado, el poder celebrarlo es ya una «alegría» e intentarán disfrutarlo «todos juntos». Eso sí, la limitación del número de personas por grupo les obligará a juntarse «por separado».Puede que incluso, si el tiempo acompaña, se vayan los tres juntos a disfrutar del día por ahí. Cómo lo pasarán está por ver, pero en cualquier caso harán algo especial. Porque en su familia son «de celebrarlo todo». Las restricciones hace que esta vez sea más complicado, pero «te adaptas», comenta. Ella trabaja enMadrid por lo que ya hay muchas fechas importantes que no ha podido compartir con su entorno. Ahora la baja la pasa en Cantabria así que «poder estar aquí y compartir tiempo en persona es ya un lujo y un regalo», añade. Lo importante es verse y celebrar. Antes de la pandemia, casi seguro que se juntarían en casa de su madre a comer todos juntos, pero hoy el encuentro lo trasladarán a la calle.

A pesar de los cambios en los protocolos y la «incertidumbre» el día del parto, Laura Piñero prefiere quedarse con lo positivo. Y es que las restricciones a las visitas le ayudaron a estar «más tranquila» y a recuperarse después de dar a luz. Luego la limitación en los grupos le han permitido dedicarse a su hijo Luis, que nació el 15 de septiembre. Para ella el Día de la Madre es una «situación nueva» que vive con una mezcla de sensaciones porque asocia la celebración a su madre, pero ella aún no lo ha «interiorizado mucho», reconoce. El plan familiar que suelen hacer este día es juntarse los cuatro hermanos con su madre y hacer una «comida familiar». Algo que ya el año pasado se redujo a una videollamada y que este será similar. De momento no tienen «ningún plan concreto» y, en todo caso, intentan «ser cautos» y no juntarse con mucha gente. Sobre todo ahora que la situación de Cantabria «parece empeorar». Casi seguro pasarán el día los tres juntos, en casa, tranquilos y, si el tiempo acompaña, irán a alguna terraza a comer. Después de trabajar, el fin de semana, lo que «apetece es estar en casa con el crío», dice.

Si se miran sólo las fechas, para Mónica San Ricardo este domingo no será su primer Día de la Madre porque su hijo Óliver nació el 2 de mayo del año pasado, un día antes de la festividad. Pero entonces estaba ingresada en Valdecilla y el día pasó como uno más. Por eso para ella, «por vivencia» sí es su primer día. Lo siente así. Así que este domingo la celebración será doble porque, además, el pequeño cumple su primer año. «Me habría encantado hacer un fiestón», reconoce Mónica. Y aprovechar su casa que cuenta con «una terraza espléndida» para organizar «algo genial», pero esta vez no podrá ser. Aún así se ha encargado de comprar «un montón» de globos, todo tipo de decoración y una tarta para poder celebrarlo como se merece. Para la comida se juntarán con la familia y luego harán «cambio de turno» para invitar a un par de amigos a tomar un café con ellos. Coinciden dos fechas importantes y, aunque para Mónica lo «primordial» es el cumpleaños de Óliver, también le hace «mucha ilusión» el primer Día de la Madre. Porque el 2020 ha sido «muy malo pero para mí ha sido el mejor de mi vida», resume.

Cuando eran pequeños Lianna Tarquini y su hermano preparaban el desayuno favorito de su madre y se lo llevaban a la habitación acompañado de algún detalle hecho por ellos. Era su tradición hasta que ella falleció. Por eso el Día de la Madre es «muy especial» y «siempre lo vivía de una forma muy bonita», cuenta. Así que celebrarlo ahora por primera vez con su hija Valentina –que nació el 7 de octubre– es «un torbellino de emociones», reconoce. Ella y su pareja harán algo sencillo. Dadas las circunstancias optarán por quedarse en casa, desayunar los tres juntos, quizás dar un paseo y disfrutar de la pequeña porque «todo el tiempo con ella es insuficiente», comenta Lianna. Sobre todo ahora que se ha vuelto a incorporar a su puesto de trabajo. Lianna es médico y pasó parte del embarazo rodeada del «desconocimiento y el estrés» de ser sanitaria en plena crisis sanitaria. Al miedo de la parte profesional, se sumó la incertidumbre en lo personal al verse «sola» en las consultas porque su pareja no podía acompañarle. Ahora las restricciones le han permitido «dedicarle más tiempo» a su hija y con el entorno «más cercano».

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