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Los puntos en común van más allá de haber terminado Bachiller con un expediente brillante. Son jóvenes que comparten esa curiosidad por sumergirse y conocer lo nuevo. Unas ganas que se leen en sus ojos. «Me encantan los cursos y aprender más», cuenta ... Sofía Villavicencio, de Tenerife. La estudiante de 17 años es una de los 80 matriculados en el Aula Ortega y Gasset que organiza la UIMP cada verano en La Magdalena. Un curso que reúne a alumnos de todo el país con los mejores expedientes de Bachillerato o Formación Profesional Superior, en concreto con una nota media igual o superior a 9,6. «Es una oportunidad increíble», insistía ayer por la mañana, en uno de los descansos entre las conferencias previstas para la primera jornada. La inquietud y el querer «aprovechar el verano» fueron los dos aspectos que le llevaron a matricularse en un curso que les permitirá conocer y adentrarse en la realidad universitaria en la que sumergirán en unas semanas.
Su plan es estudiar Medicina, pero tener clara la carrera no significa «que no tengas interés por otras cosas como el derecho o la astronomía», añade la joven que arranca la semana en Santander con «mucha ilusión». Sobre todo porque temía que el covid obligara a suspender la experiencia otro año más. Desde ayer y durante los próximos cinco días también va a «conocer a mucha gente». Alumnos que, como ella, tienen «ganas» por empaparse de temas que abarcan todas las ramas. Una afinidad que a veces resulta complicado encontrar en el instituto porque cada uno tiene «unos intereses». Aquí son compañeros de curiosidad.
Sofía Villavicencio - Medicina
Una de las alumnas con las que ya ha charlado acerca de todo esto es Marta Lagunas, de Cuenca, con quien además comparte también el grado: ambas empiezan Medicina. Marta se topó con el Aula Ortega y Gasset a través de una compañera de su madre. Cuando le contaron el curso y la experiencia, «no lo pensé dos veces», admite. Ella también llega a la capital cántabra con «muchísimas ganas». Ya no es sólo la oportunidad académica que ofrece la UIMP, también «el entorno que me parece una maravilla», añade mientras extiende el brazo en un intento por señalar la península de La Magdalena y remarcar a qué se refiere. Y coincide con su compañera en otro de los puntos emocionantes de la semana: «Poder conocer a tanta gente que tiene las mismas inquietudes que yo». Así como asistir a conferencias ofrecidas por profesionales y gente destacada en temas que «no sólo están relacionados con lo que voy a estudiar», sino que van más allá como la charla sobre agujeros negros que tuvieron ayer por la mañana y que resultó «muy interesante».
El curso está abierto a estudiantes de todas las ramas académicas. Otro de los alumnos es Juan Torrente, de Almería, que estudiará Traducción e Interpretación de Inglés y Chino. En su caso fue la coordinadora del colegio quien le presentó el curso y reconoce que se animó a matricularse porque es un paso previo a la universidad. Aunque este año el programa esté «centrado en las ciencias» y su bachiller se haya «ceñido a las humanidades», para él es una oportunidad de conocer otros campos que también despiertan su interés. ¿Y qué tal con el resto de estudiantes? «Bien, hemos conectado porque tenemos la misma mentalidad de aprender y conocer», coincide con sus compañeros. Una complicidad que puede verse sin necesidad de que hagan referencia a ella. En los descansos hacen corrillos, comparten inquietudes, hablan y ríen como si se conocieran desde hace tiempo. Al menos esa es la sensación desde fuera.
Marta Lagunas- Medicina
El Bachiller de los 80 estudiantes ha estado marcado por el covid. En primero les tocó el confinamiento y enfrentarse a la enseñanza online y en segundo compartir aula con las medidas sanitarias y los aislamientos en caso de contacto estrecho. «Ha sido duro», comenta Marta. Pero después de tanto esfuerzo «hemos conseguido lo que queríamos». Para Silvia lo más difícil ha sido enfrentarse a ese «desconcierto» de no saber muy bien qué iba a pasar. Aparcada esa preocupación, ahora se encuentran con otra, ese miedo a «lo desconocido» de la etapa universitaria y el conseguir «adaptarse».
Organizar el aula «ha sido un esfuerzo importante y es una enorme satisfacción» haber podido hacerlo, dice, Gabriela Topa, vicerrectora de posgrado. Sobre todo porque es un programa «orientado a unos estudiantes excelentes con una gran capacidad de trabajo» y que no pudo celebrarse el año pasado. Durante la semana se tratarán temas de actualidad que mostrarán a los chavales un «paneo general de todas las disciplinas científicas», añade Topa. Además harán diferentes visitas por Cantabria y actividades culturales por la noche.
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