Los mejores sementales para perpetuar la raza
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La tudanca y la monchina, vacas autóctonas, logran extender su presenciaLas razas de vaca tudanca y monchina, autóctonas de Cantabria, se caracterizan por la excelente calidad de su carne, que les viene de su «rusticidad», es decir, de vivir en el monte alimentándose de pastos, en lugares poco accesibles, donde casi no llega el hombre. ... Ante la dificultad de su manejo (con cornadas frecuentes en el caso de la monchina) y su baja rentabilidad, las ganaderías han ido descartando la crianza de estas razas en favor de otras más generosas en carne, como la limusín.
Debido al riesgo de que desaparecieran, desde la Consejería de Ganadería se pusieron en marcha unos programas que están dando frutos y hoy se puede confirmar que ambas razas «se consolidan y extienden su presencia en la región», según destacan los expertos de la Asociación Nacional de Raza Tudanca y Asociación Española de Raza Monchina.
Una de estas iniciativas para mejorar la calidad de las especies consiste en la selección cada año del mejor semental, proceso que tuvo lugar ayer en la finca La Torquilla de Hermosa, en Medio Cudeyo. Ante la presencia del consejero Guillermo Blanco, ganaderos y representantes de las asociaciones, se realizaron las pruebas de testaje de las distintas ganaderías y se seleccionaron los dos mejores sementales: 'Palentino' (tudanca), ejemplar de María Ángeles Palencia, de Mazcuerras; y 'Torquillo' (monchina), de la ganadería de Fernando Puente Bringas, de Guriezo. Ambos han sido adquiridos por el Ejecutivo para su uso como sementales y su posterior cesión para la mejora genética de las explotaciones ganaderas de la región. Los criterios de selección son la mediciones del peso que han ganado, su ritmo de crecimiento, su cornamenta, la posición de los cuernos, las ojeras, su morfología, su pisada, su capa y su árbol genealógico. «Es una satisfacción comprobar que se consolida y se mejora la genética de las dos razas autóctonas, que se han esparcido por la región. Es nuestra obligación cuidar estas razas para que las conozcan las siguientes generaciones», señaló Blanco.
En la actualidad existen 13.000 ejemplares de tudanca y 1.900 de monchina. Desde que se pusieron en marcha las políticas para impulsar ambas especies y luchar contra el riesgo de extinción, la primera registra un crecimiento estable que ha permitido una notable recuperación y la segunda aumenta a un ritmo del 10% anual.
Entre zarzas, matorrales y bosques de eucaliptos se encuentra pastando a la vaca monchina. De menor tamaño que otras razas, llega a pesar en la edad adulta sobre 500 kilogramos, frente a la tudanca, que alcanza los 800, o los 1.300 kilos de la limusín.
«La vaca monchina es la más resistente, capaz de habitar donde el alimento escasea y ninguna otra raza aguantaría», destacaron los ganaderos de la asociación de monchina de Guriezo. «Esta raza hace una importante labor de limpieza del monte y mantiene los caminos, con lo que se evitan incendios», continuaron sus criadores, acostumbrados a lidiar con el «fuerte carácter» de esta raza, que todavía se recoge a caballo.
«Algo más señorita», porque pasta más abajo, es la tudanca. Con carácter «noble», pero también «muy rústica», esta raza produce «una carne muy veteada, que es como el jamón de jabugo, de gran calidad y con propiedades muy saludables».
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