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Estando fuera de Cantabria, he recibido la triste noticia de la muerte de Justo de las Cuevas y ante la imposibilidad de acompañar a su familia personalmente, como hubiera sido mi deseo, quiero desde estas páginas de El Diario Montañés -periódico que ayudó de forma ... importante y directa a salvar cuando éste se encontraba en uno de sus peores momentos de sus hoy 120 años de vida- enviarles el apoyo que, aunque hecho desde la distancia no es por ello menos próximo, pues por nacer del corazón y de lo más íntimo de cada uno de nosotros es seguro se manifiesta ante quienes va dirigido con toda la fuerza que el mismo conlleva.
Conocí a Justo de las Cuevas siendo yo director del Centro de Higiene y Seguridad del Trabajo y él un importante empresario y un reconocido dirigente agrario. Hasta ahí, mi relación fue fundamentalmente profesional, aunque la misma siempre se desarrolló dentro de una gran cordialidad. Todo cambió hacia una relación personal cuando en 1977, inmediatamente después de las primeras elecciones democráticas celebradas en España después de la dictadura franquista, recurrí a él como diputado de las Cortes Generales y líder en Cantabria del entonces partido gobernante, la UCD. Mi petición de apoyo estaba motivada por las dificultades que atravesaba por esas fechas el Instituto Nacional de Higiene y Seguridad del Trabajo, dependiente desde su nacimiento del Ministerio de Trabajo, pero que al haberse creado el nuevo Ministerio de Sanidad se abría la posibilidad de que dicho Instituto fuese dividido en dos y una parte fuese a depender del nuevo ministerio mientras que la otra siguiese integrada en el antiguo departamento de trabajo, con lo que quedaría muy menguado y su funcionamiento muy dificultado. A tal fin, los distintos directores provinciales, coordinados por el director ejecutivo nacional, nos dirigimos a los diputados de nuestras respectivas provincias para pedir su apoyo.
Yo recurrí a Justo de las Cuevas, como líder que era de UCD en nuestra provincia, y su respuesta fue inmediata, pues llamó al nuevo ministro de Sanidad, a la sazón Enrique Sánchez de León, y concertó con él una entrevista a la que yo mismo le acompañaría. El problema se planteó cuando la víspera de tal entrevista me dijo que no podría asistir pues tenía un problema en el Congreso, de cuya Comisión de Agricultura era presidente, que requería su presencia. Mi respuesta fue, lógicamente: «pues ya me dirás cuando vemos al ministro. La suya, por su parte, fue: «pues mañana, a la hora prevista, pero tú solo». A mí se me vino el mundo encima al tener que ir a ver a todo un ministro, de los de entonces, yo solo. La verdad es que el trato que me dio Sánchez de León fue extraordinario y la atención que prestó a nuestro problema fue fundamental para la solución del mismo ya que su intervención, conocedor como era de la problemática de los accidentes laborales en su condición de inspector de trabajo, fue decisiva para que nuestro instituto permaneciese unido.
A raíz de ese episodio, y con mi afiliación y activa participación en UCD, mi relación personal con Justo fue creciendo día a día y mi conocimiento de lo que quería para nuestra provincia me acercó más aún a él. Ello dio lugar a una relación amistosa que fue creciendo con el tiempo y que posteriormente, ya en la primera legislatura, cuando ambos fuimos miembros del Congreso de los Diputados, se incrementó aún más, pues el trato continuado y los proyectos que ambos defendimos, junto a otros compañeros de partido, como Leandro Valle o Roberto Saez, hizo que nuestra relación pasase de lo profesional y político a lo personal y con ello naciese un afecto que ha durado hasta ahora.
He querido, hasta este momento, hablar de mi relación personal con Justo, pero no sería consecuente por mi parte no citar dos hechos importantes, uno a nivel político, el otro a nivel de empresa, en el que Justo tuvo una participación decisiva y que tuvieron una repercusión muy directa en nuestra región.
Me refiero, en primer lugar, a la aceptación de la Autonomía de Cantabria como región uniprovincial. Es muy posible que sin su intervención como líder de la UCD de Cantabria -al igual que sin la de Jaime Blanco en el PSOE- la entonces provincia de Santander se hubiese integrado durante la legislatura constituyente en la preautonomía de Castilla y León, en cuyo Estatuto Preautonómico estaba prevista su participación junto al resto de provincias que formaban aquella Castilla la Vieja que habíamos estudiado en nuestros años de bachillerato, y con ello se hubiese abortado la posibilidad de acceder a nuestra autonomía, como luego pudimos hacer una vez aprobada la Constitución.
Su posterior participación, después de las elecciones locales de 1979, para convencer a los alcaldes de UCD, que eran la gran mayoría en esa legislatura, para que votasen en favor de nuestra autonomía, una vez que el alcalde de Cabezón de la Sal, Ambrosio Calzada, también de UCD, puso en marcha el mecanismo previsto en la Constitución para el acceso de las distintas regiones a su autonomía, y posteriormente su papel como presidente de la Asamblea Mixta de Parlamentarios Nacionales y Diputados Provinciales, encargada de elaborar el proyecto de Estatuto de Autonomía para su posterior elevación a las Cortes Generales donde debía ser tramitada como ley orgánica, y en cuya ponencia del Congreso de los Diputados tuvo un papel muy destacado, es reflejo del fundamental papel jugado por Justo de las Cuevas en la obtención de la Autonomía de Cantabria. Sin él, estoy convencido, hubiera sido muy difícil su consecución.
En segundo lugar, y en el aspecto empresarial, necesario es resaltar su papel en la adquisición por un grupo de cántabros, en el que él mismo fue uno de ellos, de El Diario Montañés, el cual por aquellos años de 1980 no atravesaba uno de sus mejores momentos, y que con la entusiasta colaboración de una magnífica plantilla de profesionales y la decisiva aportación económica y visión empresarial de los nuevos propietarios consiguió hacer de El Diario Montañés el periódico líder de nuestra región y un referente a tener en cuenta en el ámbito de la comunicación. A tal efecto dos fueron las personas que dentro de El Diario Montañés, ante la crítica situación que vivía entonces el periódico, tomaron la iniciativa de buscar los apoyos fuera del ámbito de la propiedad del mismo que evitara su cierre y pudiera darle continuidad, (uno de los cuales desgraciadamente ya ha fallecido), los cuales fueron capaces de convencer en una reunión en Madrid a dos políticos, uno de ellos Justo de las Cuevas, de la bondad de su proyecto y éstos posteriormente de integrar en el mismo a un grupo empresarial reducido pero importante, el cual, bajo la dirección de Mariano Linares en la parte empresarial y Manuel Ángel Castañeda en la periodística, llevaron al periódico al liderazgo que durante tantos años ha venido ejerciendo en las comunicaciones de Cantabria.
Hoy, al despedir a Justo de las Cuevas, quiero rendir homenaje al empresario, al político, al esposo y padre de familia y -por supuesto- al amigo, al que siempre valoraré por lo que hizo por Cantabria y por todos quienes a él se acercaban en petición de ayuda, así como por su lealtad a quienes con él compartimos proyectos y fatigas. Descanse en paz.
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