Secciones
Servicios
Destacamos
Quizá los meses de julio y agosto no hayan sido nunca tan intensos para los equipos directivos de los colegios e institutos cántabros. Desde hace días tratan de encajar su forma de organizarse en la realidad que ha traído el covid, y viceversa. Trabajan como ... si resolvieran un rompecabezas: se han puesto a reorganizar aulas, horarios, entradas y salidas; a instalar mamparas en las mesas del profesorado y también dispensadores de gel hidroalcohólico en clases, pasillos y salas comunes; a colocar cartelería en lugares visibles, que recuerde de forma sencilla que hay que lavarse las manos con mucha frecuencia, que es preciso desinfectar el pupitre y el material de trabajo, que es obligatorio protegerse con mascarilla... Los pasillos de los centros se parecerán a una carretera, con sus señales, sus líneas continuas y sus flechas de dirección.
Cada equipo tiene que componer un 'plan de contingencia' que haga suyo el protocolo de organización elaborado por la Consejería de Educación y FP para los colegios e institutos públicos y concertados. Ese protocolo, entre otras cosas, apunta la necesidad de guardar una distancia física de 1,5 metros y el uso obligatorio de mascarilla a partir de los 6 años. Habrá tantas versiones de ese documento como centros en Cantabria. ¿Por qué? Porque las necesidades no son las mismas; porque hay institutos insertados en el casco urbano y con muchos alumnos, como el IES Santa Clara de Santander, y hay colegios más pequeños y rurales, como el Río Pisueña, con 50 alumnos en sus ciclos de Infantil y Primaria.
Prácticamente todos los centros prevén dibujar en el suelo circuitos, prevén instalar señalética y dispensadores de gel, y también crear normas para usar servicios y zonas comunes o de tránsito. Algunos ya han ido más allá y han elaborado su plan de contingencia. El Santa Clara es uno de ellos. «Lo teníamos muy avanzado, llevábamos trabajando mucho tiempo en ello», revela su director, Silvino Corada. Su equipo ha introducido bastantes cambios organizativos para el curso 2020-21 con el objetivo de reducir el riesgo al máximo. ¿Y cómo funcionará? Con horarios de entrada y salida distintos, reduciendo a la mínima expresión el tiempo entre clase y clase, estableciendo recreos distintos y más largos... Así podrán evitarse muchas aglomeraciones en los pasillos o accesos al instituto, así la circulación será más fluida, y la distinta más fácil de guardar. «Esto es excepcional y tenemos que aplicar medidas excepcionales. Creemos que es la solución más idónea», valora Corada.
El Santa Clara, con cerca de 1.500 alumnos, con grupos muy variados y mucha opcionalidad educativa, llevará las mamparas a clase, luego de haberlas instalado ya en conserjería, en jefatura de estudios, en otras oficinas. Todas las mesas de aula del profesorado se protegerán con una, hecha a medida y de no menos de metro y medio de alto. «Van a dar bastante seguridad a los profesores y también a los alumnos».
El instituto se ha planteado además una medida muy novedosa: ha solicitado permiso a la Consejería para adquirir un arco térmico que indique si el alumno, el profesor o el visitante padece fiebre en el momento de acceder al centro. Si tras cruzarlo la pantalla se pone verde, se avanza; si aparece en rojo, hay que dirigirse a una sala aislada y continuar con el protocolo para estos casos. «Cuando se entre al centro, lo primero que tendrá que hacer es pasar por este arco», explica Corada, que confía que la Consejería autorice la compra. «Lo vamos a abonar con nuestros ahorros. Creemos que es una medida muy beneficiosa. Quizá otros centros, con otras particularidades, no lo necesiten, pero en nuestro caso sí es importante», apunta.
«Me pillas acondicionando y limpiando el nuevo centro». Jésica Monte atiende la llamada con el mono de trabajo puesto. Junto con otra compañera ultima estos días el traslado del Centro Rural Agrupado Río Pisueña a unas instalaciones alternativas en Santibáñez. Alumnos y profesores se 'mudan' el curso próximo a unos tres kilómetros de distancia para, así, ensanchar con más aulas, con más zonas de recreo y jardín este centro de Villacarriedo.
Torre y su equipo debatieron mucho sobre cómo adaptarse a la 'nueva normalidad' educativa. Optaron finalmente por el cambio de sede, una decisión «extraordinaria» para adaptarse a una situación que también lo es. Profesorado y familias les dieron el visto bueno, y al Servicio de Inspección de la Consejería también le pareció viable, así que Torre ha aparcado las vacaciones y se ha puesto a remozar el edificio. «Hay mucho más espacio y vamos a poder cumplir totalmente el protocolo», comenta al otro lado del teléfono, y a continuación enumera el resto de medidas que aplicarán: dispensadores de gel por todo el centro, felpudos de desinfección, señalética de todo tipo, protocolos de limpieza... El pueblo, cuenta Torre, se ha volcado con el proyecto.
El 'Río Pisueña' se traslada en busca de amplitud. Será importante contar con aulas holgadas y espacios extra en el curso 2020-21 para poder aplicar el protocolo 'anticovid'. En el IES Montesclaros, en Reinosa, traen el espacio de serie, pero han introducido bastantes variaciones organizativas para reducir riesgos. El equipo directivo ya ha elaborado su plan de contingencia y lo registrarán en los próximos días.
Más allá de dispensadores, alumnos y profesores tendrán desinfectante a mano para limpiar sus mesas y sillas de trabajo. Habrá seis puertas de acceso al centro. El tiempo de recreo se disfrutará en cuatro grandes zonas -una para 1º y 2º de ESO, y las demás para 3º y 4º, Bachillerato y FP-, y durará cinco minutos más para invertir ese tiempo extra en una circulación escalonada.
Por otro lado, para hacer más segura la circulación y las esperas en el interior del centro, se eliminarán esos cinco minutos entre clase y clase, se reducirán los desplazamientos y se reforzará por tanto el papel de las aulas de referencia. En ellas ocurrirá buena parte de la vida académica el próximo año, incluida la docencia de materias específicas como música o plástica. «Durante el tiempo que dure esta crisis, la idea es que los profesores acudan siempre a las aulas de referencia de los alumnos», indica García. En asignaturas como educación física la enseñanza se centrará, al menos en los primeros meses, en la parte teórica.
García y su equipo tienen también muy claro que las charlas informativas serán clave para acabar de concienciar a los chavales. «Con todo esto, conseguiremos hacer entornos escolares lo más seguros posibles», indica.
En intensificar la limpieza y reducir el cambio de aula trabaja ya la dirección del IES Marqués de Santillana (Torrelavega). José Nicasio Gutiérrez y su equipo se han puesto manos a la obra con el plan de contingencia. Disponen de espacio suficientes en el instituto -«somos capaces de atender a nuestros alumnos con las condiciones sanitarias establecidas»-, y lo que propondrán serán cambios organizativos. Han pensado dedicar el tiempo entre clase y clase para algún tipo de actividad física o de trabajo con las emociones. Más allá de la voluntad de reabrir el instituto con garantías, Gutiérrez lamenta: «La tristeza que nos queda a los que trabajamos por la innovación es que los programas educativos van a pasar a un segundo término».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.