El miedo agota geles y mascarillas

El miedo a contagiarse con el Covid-19 ha llevado a los cántabros a visitar estos establecimientos más que nunca y a desabastecerlos tanto de mascarillas como de geles desinfectantes. En la farmacia Alameda, situada en la calle Vargas de Santander, conocen de cerca esta situación y cómo está afectando la inquietud sobre el coronavirus al stock de determinados productos. «Hay desabastecimiento de geles y mascarillas», explicaban este jueves Paloma y María Jesús Cortijo. Allí hace días que se agotaron las existencias y que, por tanto, no pueden cubrir la demanda de los clientes que no dejan de preguntar, porque el goteo de solicitudes no cesa. Y, aunque esperan recibir más en unos días, lo cierto es que de momento «no quedan». Las farmacéuticas coinciden en señalar que los picos de visitas que reciben de gente que únicamente reclama esos productos va a la par que avanza el coronavirus.

Hace días, cuando los casos confirmados estaban localizados solo en China, quienes se acercaban a las farmacias eran sobre todo personas con familiares en el gigante asiático o que tenían previsto viajar a alguna ciudad cercana. «Algunos simplemente las querían para ir en el avión». Una vez el contagio se extendió a Europa e Italia confirmó los primeros casos en las localidades norteñas de Lombardía y Véneto, la demanda de mascarillas aumentó drásticamente. «El lunes fue una locura, justo cuando llegó a Italia». Ese fue el detonante, la cercanía de los casos. «La gente quiere tener una mascarilla en casa por pura precaución», añadieron. Cortijo llama a la «tranquilidad» y recuerda que éstas no hacen falta para, por ejemplo, pasear por la bahía porque es un sitio abierto donde «corre el aire» y que, en cualquier caso, hay un protocolo de utilización como «quitarlas desde atrás».

Las farmacéuticas también insistieron en que, antes que adoptar otras medidas, es más importante la «higiene». Acciones como «lavarse bien las manos y hacerlo a menudo» son más eficaces. También se han vendido, aunque con menos frecuencia, los termómetros para medir la temperatura a distancia que tanto se están utilizando en algunos aeropuertos como el de Roma. María José Lafuente es la dueña de la farmacia que hay en la calle Burgos de la capital cántabra y que lleva su apellido. Ella cuenta que todos los días se acerca gente preguntando sobre mascarillas y que es la «falta de información» la que les lleva a pasarse día sí y día también. Una situación que de habitual es ya «aburrida». Es más, mientras la profesional explicaba la situación a este periódico una señora entró en el local para preguntar, precisamente, si quedaban.

Las agencias de viajes son también estos días diana de la preocupación de todos los que tienen previsto viajar a algunas de las ciudades italianas donde ya se han confirmado contagios por coronavirus o a China. Eduardo García, presidente de la Asociación de Viajes y Operadores de Turismo de Cantabria y director general de Sanander Viajes, señaló que «aunque algunos clientes sí se han planteado cancelar sus reservas, esta decisión no ha sido masiva. Hay preocupación».

Además del turismo vacacional, en la agencia organizan viajes de empresas que también han sufrido la alarma y donde ya han llegado las cancelaciones. Aunque éstas no se han debido directamente al coronavirus. «Ha ocurrido que se han anulado los eventos o ferias en las que tenían previsto participar y por ende no han podido viajar». Algunas compañías han optado por retrasar sus reuniones si suponían juntar a muchas personas.

En cuanto a los viajes programados, la tendencia está siendo la de «reconducirlos». Si la reserva que tenían era para ir a un destino donde ya ha habido casos confirmados, ahora se busca la manera de que continúen viajando, pero a otra ciudad. «Sobre todo son los que iban a ir a Italia los que se plantean cancelar y quienes más preguntan qué va a ocurrir». La preocupación llega desde dos puntos. Por un lado el contagio en sí mismo. Y por otro, que durante su estancia allí, alguno de los países decida «cerrar las fronteras y se queden aislados». Eso sí, recuerda el director de Sanander Viajes que, de momento, los seguros «no consideran el riesgo ni el miedo como un motivo de causa mayor y, en caso de cancelación, no asumen los costes».

Patricia González, encargada de Santander Travel, insiste en este extremo. Y añade que hay gente que se lo «está pensando, pero que hay tranquilidad». Solo han surgido dudas en un viaje de estudios programado para Italia que, de momento, sigue adelante. «Los padres estaban agobiados». Los hoteles cántabros son, por el momento, los menos afectados. Ángel Cuevas, de la Asociación de Hostelería de Cantabria, explicó que ayer hizo una ronda de contactos con varios hosteleros y «no se está notando el miedo, las reservas siguen su curso habitual».