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Nunca una vuelta de vacaciones había sido tan amarga. Y si no, que se lo digan a Marián Valdor y Jorge Augusto. A esta pareja, residente en Santander, se le han complicado sus últimos días en Brasil a raíz de la pandemia mundial causada por el coronavirus ... . Cuando dejaron España, el pasado día 7, la situación del país era totalmente diferente. No se había declarado el estado de alarma, no había confinamiento y existía libertad de movimiento de personas. «Ahora vivimos como en una nube. No somos conscientes de lo que está pasando».
Su intención era volar este martes de vuelta a España desde Río de Janeiro, con escala en París, hasta Bilbao. «Air France nos ofreció cancelar el vuelo de vuelta y lo dudamos. Pensamos en quedarnos aquí para evitar la situación en España, pero lo pensamos fríamente y nos daba miedo que cerrasen las fronteras y no poder llegar a casa», cuenta Marián. Jorge, de nacionalidad brasileña, quiso destacar la falta de medios de Brasil comparado con cualquier otro país europeo. «Si nos llegamos a quedar y cierran la frontera, hay que tener en cuenta que los médicos y las medicinas no son las mismas. Aquí no tienen tantos recursos».
Por el momento, parece que las cosas les pueden salir bien. La pareja está pendiente constantemente del correo electrónico ante cualquier posible cancelación de las aerolíneas. «También he estado mirando una aplicación en el móvil que te muestra los vuelos que salen y entran de un determinado aeropuerto», explica Marián. La santanderina ha estado especialmente atenta al vuelo París-Bilbao porque «es el que más nos preocupa». «Parece que vamos a tener suerte porque llevo muchos días mirando los vuelos de París a Bilbao y están cancelados todos los horarios, salvo el primero de la mañana, que es el nuestro», cuenta esperanzada.
Con la ilusión de que todos los vuelos estén operativos, la pareja también espera que la suerte les aguante ante un posible cierre de fronteras no terrestres. «No he podido acudir a la embajada española porque está en Sao Paulo, pero espero que no haya ningún cambio a última hora en Brasil y dejen abandonar el país a todos los extranjeros», relata Marián.
Toda esta situación ha dejado a la pareja «muy inquieta». «Me estoy poniendo muy nerviosa porque nunca había visto a mi familia así de preocupada», reconoce Marián. Y es que la pareja no es capaz de imaginar la situación en España y, más concretamente, en Cantabria. «No lo concibo. Encima veo a mi familia alarmada y eso me agobia más. Me están diciendo que vaya con mascarilla, guantes, gel de limpieza...», continúa la joven. Pero si este tipo de bienes escasean en España, en Brasil todavía es más complicado hacerse con ellos. «Hay poca oferta y se revenden las cosas carísimas. Nosotros conseguimos gel y mascarilla comprándoselo a una señora en la calle. Y tuve que convencerla mucho», añade Jorge.
Al igual que en España, la situación de Brasil respecto al coronavirus ha cambiado drásticamente en la última semana. Cuando llegaron allí, era «como si aquí no existiera el coronavirus». Y es que la pareja relata que el pasado domingo, por ejemplo, hubo una manifestación en Río a favor del presidente Bolsonaro, hay fiestas por la noche y las calles están a rebosar de gente. «Nadie guardaba ninguna distancia», señala Marián. De hecho, en el estado natal de Jorge, Minas Gerais, muchas personas «no habían oído hablar del coronavirus». El país sudamericano está en pleno verano y la gente se pasa el día prácticamente en la calle. «Hay mucho contacto físico. Yo intento que no me den la mano, pero te abrazan, te dan besos... Es su personalidad. Todo sin pensar en la alerta. Creen que a ellos no les va a llegar», expresa Marián.
Sin embargo, los brasileños parecen haber despertado y han comenzado a reaccionar ante la crisis sanitaria mundial. «Ahora que han surgido 200 casos en todo el país y el Gobierno se empieza a preocupar, la gente se lo empieza a tomar enserio. Ahora cuando nos oyen hablar en español, nos tienen miedo y nos preguntan si tenemos el coronavirus simplemente por venir de España», explica Jorge.
Como buen conocedor de su país, Jorge adelanta que «la cosa se va a poner complicada». Y es que cada Estado -lo que en España serían comunidades autónomas- va por libre. «Los gobernadores están tomando cada uno distintas medidas, cancelan impuestos de agua y la luz, van a intentar que los médicos no tengan vacaciones hasta que se controle la epidemia, etc.». Pero lo único fijo es la prohibición de eventos que superen el aforo de 500 personas.
Según Jorge, «todavía queda mucho por hacer», en referencia a que habría que retirar el comercio ambulante de comida y ropa, echar a la gente de las playas en pleno verano... «Son cosas impensables, pero si quieren frenar la epidemia, el Gobierno tiene que tomar estas y otras medidas cuanto antes».
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