Con miedo a traspasar la puerta

Esta mujer de 4o años, asmática, está en el grupo de riesgo por lo que ha llevado un confinamiento «cumplido a rajatabla», sin salir para nada. Incluso, le dejan la compra en la puerta. Ahora cree que ha desarrollado el 'síndrome de la cabaña' porque se siente «muy segura en casa. Y cuando pienso en salir a dar un paseo me entra ansiedad. Me digo a mí misma que no lo necesito». Reconoce que le encanta el sol y la playa, y «en condiciones normales ya habría ido mil veces, pero me vence un temor a contagiarme». Vive en Selaya, en una casa amplia, sin terraza ni jardín. Es madre divorciada de dos niñas, Celia y Ariana. Su incertidumbre es aún mayor porque «no se ha tramitado» su ERTE de momento y no podrá recibir la prestación hasta junio. Sus hijas han empezado a salir con su padre. Esther se queda esperando. «Estoy sin motivación ni aliciente».

Este matrimonio de 64 y 68 años no ha comenzado la 'desescalada'. Rosi ha salido algún día a pasear, pero Jesús no lo hace porque «para estar solo y no poder hablar con nadie, ni tomar un café, me quedo dentro y no salgo y no pongo en riesgo a mi mujer». Rosi, asmática, asegura que al principio ha llevado «muy mal la separación» con las personas que quiere «de la noche a la mañana». «Y pasar a vernos por videoconferencias, sin abrazarles». Al ver tantas noticias pensaba: «¡Al final vamos a morir todos!».

En casa se entretienen haciendo ganchillo y sopas de letras. «Es bueno para despejar la cabeza, pero los primeros días ni esto funcionaba», afirman. La situación vulnerable de Rosi es el motivo por el que Jesús Manuel prefiere no correr riesgos y no salir a la calle. «Tengo que salir a cortarme el pelo, pero lo voy retrasando. No me siento seguro».

En el caso de Ana, el temor a contagiar a su madre, de 89 años, la lleva a no querer exponerse a un posible contagio. «Mi madre está muy bien de cabeza, pero es mayor y está malita y débil, por eso tenemos que extremar las medidas».

Sobre la 'desescalada', Ana opina que es precipitado. Su hermana es médico y estuvo contagiada, aunque de manera leve. «He leído que el virus se queda en el aire cuatro horas, por lo que no sabes dónde te puedes contagiar. Me voy a dar un mes más sin salir a la calle, hasta que hayamos vencido al Covid-19 más claramente y así reducir el riesgo de contagio», explica esta mujer de 50 años. En casa no tiene terraza y echa de menos que le dé el sol, pero en la balanza prefiere mantenerse en casa a salvo. «Creo que salir a la calle, y más sin mascarilla y guantes, es un riego hoy por hoy y pienso que va a producirse un rebrote».

La presidenta de la Junta Local de la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer, Begoña Baranda, cree que la 'desescalada' traerá como consecuencia un rebrote de contagios. «Me asomo a la ventana y veo gente sin mascarilla. En mi caso, todavía no me siento preparada para salir a la calle. Tengo el sistema inmunodeprimido, por lo que puedo contagiar y contagiarme con facilidad».

En casa, «las horas pasan rápido, siempre estoy ocupada con algo» y tiene a su familia, con la que compartir los días. «Otra cosa son las noches, tengo insomnio por el miedo, y, además, la preocupación no me deja dormir».

En estos días largos de confinamiento, Begoña ha dedicado tiempo al acompañamiento telefónico de personas de la asociación que están aisladas. «Son ratitos para escuchar, que no se sientan tan solas, y compartir el sufrimiento».