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La Diócesis de Santander cumplió este miércoles con el rito que da paso al inicio de la Cuaresma: la imposición de las cenizas. Como todo, durante este tiempo de pandemia, el acto tuvo que ser modificado para cumplir con las normas de seguridad y sanidad. De este modo, el obispo, monseñor Manuel Sánchez Monge, depositó sobre las cabezas de los fieles las cenizas, en lugar de marcar la cruz en la frente, como es tradición.
Para reforzar aún más la seguridad, la Diócesis decidió ofrecer dos misas en la catedral, en vez de una, con motivo de la celebración del Miércoles de Ceniza, que tuvieron lugar a las 11.00 y las 18.30 horas. En las mismas, después de la lectura del Evangelio y de la homilía, se bendijo y se impuso la ceniza obtenida, según la tradición, de los ramos de olivo y similares, que fueron bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior.
A pesar de las circunstancias sanitarias, los fieles no fallaron a una cita tan especial y la catedral se llenó con el cupo permitido.
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