Miguel Ángel Soria, el cargo que gestiona los asuntos de peso de Sanidad, se jubila

Año y medio después de su nombramiento, al que accedió por su estrecha relación con Pascual (habían compartido distintas etapas laborales antes), la salida de Soria deja un vacío en el organigrama de Sanidad que el consejero tendrá que darse prisa en cubrir. Entre otras cosas, porque quien le suceda 'heredará' una amplísima cartera de temas que no se pueden quedar en punto muerto. Desde la gestión del plan de choque contra las listas de espera, que es uno de los grandes problemas por resolver en los hospitales de Cantabria, a las dos obras de mayor envergadura en el ámbito sanitario –ambas arrancarán este año–: la de la unidad de la protonterapia de Valdecilla, un proyecto que Soria ha llevado de primera mano junto al jefe de Oncología Radioterápica, Pedro Prada, aunque hasta la fecha únicamente son visibles las vallas de delimitación de la zona en la que la empresa Vías y Obras construirá el búnker; y el desmontaje de la antigua Residencia Cantabria para levantar en ese emplazamiento un Parque Científico y Tecnológico de la Salud, que se retomará después de dos meses paralizado por el recurso de la Asociación de Constructores y Promotores, que ya ha sido desestimado por el Tribunal Administrativo de Recursos Contractuales.

Soria llegó al Gobierno de Cantabria en 2023 junto al gerente del SCS, Luis Carretero, como subdirector de Asistencia Sanitaria, y solo tres meses después pasó a ocupar el puesto de subgerente de Valdecilla. Aunque más allá del título dentro de la organización sanitaria, este licenciado y doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valladolid, experto en Dirección y Organización de Hospitales, es uno de los altos cargos menos expuesto al foco mediático –cuando acude a los actos y convocatorias públicas siempre se queda en un discreto segundo plano, con su maletín en la mano–, pero con más poder en los despachos. Todo, o casi todo, lo que se negocia en el terreno bajo la batuta de César Pascual pasa por sus manos.

Es el analista de los datos, el encargado de afinar los contratos, de introducir cambios de gestión en los hospitales y de hacer números para cuadrar las cuentas –incluidas, por ejemplo, las partidas para las peonadas médicas–. En este veterano gestor delegó el consejero toda la coordinación entre la Gerencia del SCS y las distintas áreas de la Consejería: Salud Pública, Farmacia y Ordenación y Salud Digital. Suya es, por ejemplo, la negociación del convenio singular en ciernes con Santa Clotilde, que permitirá integrar de forma estable –«durante 15 o 20 años»– al hospital de los Hermanos de San Juan de Dios dentro de la red sanitaria pública. Y ante Soria han tenido que defender sus reivindicaciones desde la Gerencia del centro hospitalario Padre Menni (ahora renombrado como Fundación Hospitalarias Cantabria), que aún tiene pendiente el pago de los gastos derivados de su farmacia hospitalaria. Precisamente, el decreto que regulará la dispensación de medicamentos en las residencias de mayores es otro de los debates que deja sobre la mesa de Sanidad.

En su larga carrera profesional, que terminará con el mes de enero, Soria ocupó diferentes puestos en la dirección de procesos asistenciales y de gestión de pacientes en los hospitales de Meixoeiro (Vigo), Río Hortega (Valladolid) y en los madrileños de La Paz, 12 de Octubre, San Carlos y Ramón y Cajal. Además, fue subdirector de Hospitales del Insalud, responsable asistencial de Hospitales de la Comunidad de Madrid y director general de Asistencia Sanitaria en el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.

En este último año, las listas de espera del Servicio Cántabro de Salud han sido su batalla principal, como encargado de depurar la amalgama de datos y de hacer cumplir a rajatabla los criterios de indicación del decreto del Ministerio de Sanidad, «basados en la prioridad (hay tres niveles), la situación en la lista y la antigüedad», como defendió tras la polémica que acabó llevando a la gerente de Valdecilla, Dolores Acón, a la dimisión por poner en duda la fiabilidad de los registros.

La marcha de Soria no coge por sorpresa al resto del equipo del SCS, avisado hace varios meses de su próxima retirada para emprender ese trasvase ordenado de sus múltiples competencias.