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Faltan dos meses para que se conozca quién dirigirá el PSOE de Cantabria durante los próximos cuatro años. Los cerca de 3.000 militantes del partido en la comunidad autónoma volverán a ser llamados a las urnas en febrero para decidir si Pablo Zuloaga encadena ... el que sería su tercer mandato consecutivo al frente de la formación o si triunfa la alternativa que encabeza el diputado nacional y secretario general en la capital, Pedro Casares, cuyo grupo ya ganó por la mínima hace unas semanas las primarias que se celebraron para elegir a la delegación que enviaba Cantabria al Congreso Federal del PSOE. A falta de saber si surgen otras opciones, los dos contendientes que ya han confirmado que darán el paso llegan aparentemente igualados a la contienda, aunque el sector oficialista aún arrastra la euforia que se trajo de Sevilla, donde logró colocar a los suyos (Eugenia Gómez de Diego, Noelia Cobo y Javier Incera) en los tres puestos de órganos federales que estaban en juego.
En febrero se conocerá el nombre del nuevo secretario general de Cantabria, pero el Congreso Regional en el que será ratificado y en el que se elegirá al resto de integrantes de la Ejecutiva tendrá lugar a mitad de marzo. Hay dos fechas posibles en las que trabajan las direcciones autonómica y federal: el 16 de marzo y el 23 de marzo. Dependerá de cómo se sitúen en el calendario los otros dos cónclaves regionales que aún no están cerrados (Baleares y Galicia). La intención de Ferraz es que desde después de navidad Navidad y hasta marzo se vayan celebrando dos congresos cada fin de semana y que en todos ellos participe el líder socialista y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Los primeros serán los más plácidos (donde no hay disputa entre varios candidatos) y, como ocurre en Cantabria, se dejará para el final aquellos en los que sí habrá confrontación.
El proceso del XV Congreso Regional del PSOE de Cantabria arrancará con la celebración, ya después de las fiestas navideñas, de un Comité Regional en el que se aprobará el calendario oficial. A partir de ahí, los plazos están muy tasados. Primero, los aspirantes tendrán que registrarse como precandidatos, tendrán una semana para recoger los avales (el 12%) y habrá otros siete días más de campaña antes de las primarias. En caso de que haya tres o más candidaturas –por ahora todo indica que será un cara a cara entre Zuloaga y Casares y que no habrá una tercera vía–, habrá una segunda vuelta la semana después. En ese momento ya se conocerá el ganador, pero continuará el proceso.
Habrá tres semanas más por delante para que se celebren las asambleas locales en los que se elegirá a los delegados al Congreso Regional y también para debatir las enmiendas a la Ponencia Marco, el documento que marcará las líneas maestras del partido para los próximos cuatro años. El grupo de militantes que se encargará de coordinar esa ponencia lo tiene que nombrar la dirección de Zuloaga.
Si la convivencia en el seno del PSOE de Cantabria ya venía siendo difícil en los últimos años por la existencia de contestación al oficialismo de Zuloaga –no solo por parte del grupo que encabeza Casares, también de la corriente que en 2017 apoyó a de Eva Díaz Tezanos–, esas diferencias se han acentuado y visibilizado aún más a lo largo de este otoño. «Es evidente la división en el PSOE Cantabria, ya no hay que disimular. Quien pretendía dividir el partido lo ha hecho. Y quienes tenían intereses personales para dividir el partido lo han conseguido», decía el secretario general autonómico del PSOE el 21 de octubre, el día después de la votación en primarias para elegir la delegación de Cantabria que iría al Congreso de Sevilla.
A esa batalla no se presentó directamente Casares, sino la alcaldesa de Castro Urdiales, Susana Herrán. En la noche electoral, Herrán se impuso por solo 29 votos, un resultado que no reconoció Zuloaga por las anomalías en una mesa de Cartes, en la que participó –sin votar– una persona que ya no era militante. Eso provocó un cruce de recursos y fue Ferraz quien, 10 días después, determinó que la victoria era de la regidora. Tras este triunfo, la alegría cambió de barrio: llegó el Congreso de Sevilla en el que Casares salió de la Ejecutiva Federal. Ahora, volverán a hablar las urnas.
Si el censo es el mismo –la dirección nacional tiene que determinar si se actualiza para incluir las altas y bajas de última hora– que en las anteriores primarias, cabría esperar que el resultado vuelva a ser muy ajustado. Las dos partes en liza entienden que lo ocurrido en las últimas semanas les favorece. Desde la parte de Zuloaga, interpretan que ha quedado demostrado que su rival no tiene el apoyo explícito de Sánchez en el proceso, más bien todo lo contrario. Y en el ‘casarismo’ confían en que hay margen de crecimiento: que el militante que les apoyó hace dos meses les seguirá apoyando, que se unirán los que quieren un cambio en el partido pero en octubre pensaban que no era el momento de dar la batalla y que, además, Casares es mucho más reconocido que Herrán.
Con Casares están, precisamente, las familias que se opusieron a Zuloaga en los dos anteriores congresos regionales. En 2017, el actual líder venció a Díaz Tezanos con el 54% de los votos y en 2021 a Judith Pérez Ezquerra con el 75%, aunque es cierto que el apoyo a su Ejecutiva se redujo después sustancialmente. En ninguno de esos procesos hubo debates entre los contrincantes. El último fue en mayo de 2018 entre Zuloaga y Ricardo Cortés con motivo de otras primarias, las que sirvieron para proclamar al primero candidato a la Presidencia de Cantabria.
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