El Ministerio amplía el aforo de las playas al suprimir el cálculo basado en las pleamares

La norma parecía escrita por alguien que demostraba no conocer muy bien la dinámica de mareas en el mar Cantábrico. La recomendación que había hecho el Gobierno central y que eliminó ayer tras las protestas recibidas por las comunidades del norte del país, calculaba el aforo de las playas para su uso en esta 'desescalada' dejando de margen un espacio de seis metros de anchura sobre la línea de agua en la pleamar que correspondiera ese día.

«Sencillamente, no tenía sentido para nuestras playas. Quizá puede valer para el Mediterráneo en el que las mareas no son tan vivas y puede haber una diferencia de un metro o menos de la pleamar a la bajamar; pero aquí esa norma era inasumible porque muchas, literalmente, quedarían inutilizables». Las palabras de Pablo Diestro, presidente de la Federación de Municipios de Cantabria, aúnan el sentir de la mayoría de los alcaldes consultados sobre esta norma. Una regla para la que ya habían pedido una rectificación, que llegó finalmente ayer.

A la revisión de ese texto se había sumado el Consistorio de la capital cántabra: «Algunas de las playas santanderinas sencillamente no se podrían utilizar. No tiene mucho sentido y por eso no estábamos de acuerdo con esa medida», avanzó también ayer Margarita Rojo, concejala de Medio Ambiente de Santander.

El ansiado plan de 'desescalada' para los 79 arenales que se localizan en la costa cántabra estará listo para mañana, viernes. Una serie de medidas que la alcaldesa de la capital, Gema Igual, fue la primera en solicitar la semana pasada. La petición se saldó con una primera reunión por la que todos los agentes implicados -Ayuntamiento de Santander, Federación de Municipios, Demarcación de Costas y Gobierno cántabro- acordaron proponer cada uno su particular paquete de sugerencias para ponerlas en común en un único texto.

El resultado, que se cerrará en una nueva reunión este viernes, contempla por lo pronto una serie de preceptos de salubridad irrenunciables y comunes para todos los arenales, y después unos cuantos que deberán adaptarse a las particularidades de cada espacio.

La serie de cuestiones generales serán indicadas en la cartelería que está planteada para información de locales y turistas. «Lo que esperamos es que haya unas normas más o menos homogéneas para todo el mundo y para todas las playas. Cosas irrenunciables, como mantener la distancia de seguridad de al menos dos metros entre toallas, eliminar las duchas o las zonas de recreo, así como otro tipo de mobiliario de playa como tumbonas. Hay unanimidad a la hora de establecer zonas de entrada y salida a los arenales, así como corredores en su interior para evitar que el acceso tenga que ser sorteando sombrillas.

Lo que ocurre es que hay casos en que sean imposibles de cumplir. Por ejemplo, en lo referente a las zonas diferenciadas de entrada y salida, no podrán habilitarse en arenales como Mataleñas, en Santander, por contar exclusivamente con unas escaleras que deberán servir para ambas cosas.

«Lo que es evidente es que en algunas ocasiones lo que nos quedará será apelar al sentido común de las personas», concretan fuentes de la Consejería de Obras Públicas, la encargada, en este caso, de aunar las propuestas de todos los municipios para elaborar el documento que será aprobado mañana con el beneplácito de todos. El pasado lunes Cantabria entró en fase dos de la 'desescalada' y aún sigue sin un plan que dictamine cuál debe ser el modo de proceder en los arenales.

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