El Ministerio invierte 50 millones en mejorar la seguridad de 16 túneles de carreteras de Cantabria

El proyecto más ambicioso es el que discurre entre Reinosa y Torrelavega. Con un presupuesto de 31.278.248 euros, afecta a los túneles de Gedo, Somaconcha, Lantueno, Riocorvo y Pedredo, en la A-67, y el de Las Caldas del Besaya, en la N-611.

Entre el centro y el este de la región hay destinados 13.135.994 euros a las obras de los túneles de la A-8 en Torrelavega, Caviedes y Hoz. Y en la N-629, entre Colindres y Burgos, están en obras los túneles de la Gibaja (Ramales de la Victoria) y Limpias.

Las vías de circulación en torno a la capital y el puerto de Santander cuentan con un presupuesto de 4.797.014 euros para arreglar cinco de los túneles de su recorrido. En concreto son los de El Astillero, La Marga y Maliaño, en la S-10; el túnel de La Albericia, en la S-20; y el de La Morcilla, situado en la S-30.

Todas estas obras son financiadas con cargo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea 'Next Generation'. Los trabajos comenzaron a finales de 2022, en el caso de los túneles del proyecto de las vías entre Torrelavega y Reinosa, y en el primer trimestre de este año 2024 en el resto. Está previsto que todas las actuaciones finalicen en diciembre de 2025 como fecha límite. En este sentido, la delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego, califica estas obras como «fundamentales para garantizar la seguridad de todos los conductores que utilizan nuestra red de carreteras, pues suponen incorporar sistemas de última generación que responden a los más altos estándares de seguridad europeos».

Estos proyectos implican la aplicación de una directiva de la Unión Europea relacionada con los requisitos mínimos de seguridad para túneles de la red transeuropea de carreteras. Esta normativa exige tener una serie de elementos e instalaciones vinculadas a la seguridad de los conductores para el caso de que se produzca un incendio en el interior del túnel. Las medidas de seguridad varían en función de si el túnel es unidireccional o no, de su longitud, de la intensidad media de vehículos diaria y de si se trata de un túnel urbano o interurbano.

Por su orografía, Cantabria es una de las comunidades autónomas con más túneles de España, algunos especialmente largos, como el de Gedo, en la A-67, donde se está trabajando en estos momentos. Este pasadizo entre Cieza y Los Corrales de Buelna tiene una longitud de casi 2,5 kilómetros, lo que le convierte en una de las estructuras más complejas de todas las que integran esta autovía.

Los trabajos que se están llevando a cabo en cada uno de los túneles son complejos y de gran envergadura. Así, se establece en cada uno de ellos una red de drenaje para la recogida de vertidos tóxicos hasta el depósito adecuado. Los operarios están trabajando también en la adecuación de aceras, la señalización luminiscente, la iluminación de emergencia y el acondicionamiento de las galerías de emergencia. El objetivo de esto es facilitar la evacuación de personas en el caso de que ocurra un incidente grave. También se están instalando pasos de mediana en las bocas de los túneles para facilitar los movimientos de los vehículos de emergencia y la evacuación de coches atrapados en la carretera. Se están dotando a las bocas de paneles de mensaje variable, barreras de seguridad y semáforos para evitar que entren vehículos en el túnel ante un siniestro.

Además, en los pasadizos en los que es necesario, se está realizando la instalación completa del sistema de protección frente a incendios. Para ello, se les dota de depósitos de agua, el sistema de bombeo, las tuberías, los hidrantes y el acondicionamiento de las bocas de incendio.

Para garantizar el abastecimiento eléctrico, se pretende dotar a los túneles de doble suministro, bien a través de la línea habitual, bien a través de grupos electrógenos. Se están sustituyendo todos los cables eléctricos por otros resistentes al fuego y no propagadores de halógenos. Otros dispositivos importantes que se completan con estos proyectos son la ventilación, las cámaras de circuito cerrado de televisión, los detectores de monóxido de carbono, los opacímetros, que sirven para controlar las emisiones, y la megafonía.

Estos sistemas convergen en los centros de control de túneles de la red en Cantabria, que están ubicados en Revilla de Camargo, Pedredo e Islares, desde los cuales se pueden manipular los distintos elementos. Es allí donde se reciben las alarmas cuando ocurre un incidente en un túnel.

El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible está invirtiendo 317 millones de euros en adecuar los túneles de toda España –el 19 % de este presupuesto esta destinado a Cantabria– y fruto de estos trabajos, muchos conductores cántabros se están viendo afectados en sus desplazamientos en distintas vías de la comunidad, aunque las diferentes actuaciones tienen sus particularidades y por eso se trabaja y regula el tráfico de forma diferente en función de las características de la infraestructura sobre la que se está actuando y de la red de carreteras.

En la A-67 entre Torrelavega y Reinosa, donde se están renovando cinco túneles, en estos momentos se trabaja con corte de calzada en dos de ellos, Pedredo y Gedo, mientras que en los otros tres se están realizando trabajos en las casetas exteriores en las que van ubicadas las instalaciones:los transformadores de alta tensión, el grupo electrógeno, los depósitos de gasoil... Allí trabajan en horario nocturno, desde las 22.30 horas hasta las 06.30 horas, para causar menor afección al tráfico y garantizar la seguridad de los operarios. Eso sí, se mantiene uno de los carriles cortados durante toda la jornada. En otros de menor longitud, como el Túnel de Hoz, en la A-8 a la altura del municipio de Castro Urdiales, los cortes de carretera son puntuales y los operarios trabajan sobre todo por el día.