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Al mismo tiempo que la Consejería de Obras Pública daba a conocer el mapa de exclusión eólica de Cantabria que prohibirá levantar molinos en el 93,9% del territorio y que deja fuera de juego algunos de los proyectos que han generado más contestación como ... los de Ribota, Garma Blanca o Quebraduras, el Gobierno de España ponía sobre la mesa una vía alternativa para seguir avanzando en su objetivo de alcanzar un 74% de generación eléctrica a partir de energías de origen renovables en 2030: paneles solares flotantes en los embalses de titularidad pública de todo el país. El Ministerio para la Transición Ecológica tiene ya redactado un borrador de Real Decreto para impulsar esta tecnología. También ha elaborado una lista del centenar de infraestructuras susceptibles de acoger parques fotovoltaicos que incluye el pantano del Ebro. No solo aparece, sino que el de Campoo es uno de los que tiene mayores posibilidades de toda la península, con hasta 215 hectáreas de uso potencial. Solo el embalse de La Serena, en Badajoz, tendría más superficie disponible para este fin.
El grueso de la norma ya está puesta negro sobre blanco, pero para que este ambicioso plan salga adelante es necesario que el Ministerio apruebe finalmente el decreto y que la iniciativa privada tenga el interés que espera el departamento que dirige la vicepresidenta Teresa Ribera. «El fomento de las energías renovables constituye uno de los pilares más importantes del proceso de transición energética que debe acometer España para lograr la descarbonización», apunta el preámbulo del texto, que para conseguir este objetivo establece dos vías. Por un lado la creación de un régimen económico que favorezca las energías verdes y por otro el fomento de proyectos innovadores. En este último punto se enmarca esta iniciativa. Reconoce que no hay estudios sobre los impactos causados por dichas instalaciones, aunque entiende que los beneficios «parecen justificar este tipo de proyectos».
Para entender las dimensiones de la iniciativa, las 215 hectáreas de superficie potencial que podrían ocupar las placas solares en el pantano del Ebro, según la primera estimación, son el 5% de las 4.299 hectáreas totales. Esa es la cantidad máxima, pero aprovecharla por completo o no dependerá de las empresas que pujen por los derechos de explotación. En caso de que salga adelante, podría ser más de una empresa quien finalmente se instale en Campoo, porque en el borrador se establece que en cada masa de agua en la que se autorice la fotovoltaica flotante puede haber hasta tres plantas de generación distintas.
215hectáreas podrían ocupar como máximo las plantas fotovoltaicas del embalse del Ebro.
5%es el porcentaje de superficie que se ocuparía si llega al máximo de producción.
En cualquier caso, a tenor del texto, parece que no será un proceso de concesión inmediato. El proyecto tendrá que ser sometido a una evaluación de impacto ambiental -similar a la de los parques eólicos- y la eléctrica deberá presentar un plan específico de explotación, mantenimiento, limpieza de las instalaciones y una propuesta de seguimiento de calidad de las aguas, así como un proyecto de desmontaje de la planta. La concesión tendrá un carácter temporal por un máximo de 25 años.
Las instalaciones fotovoltaicas flotantes «abren nuevas oportunidades para aumentar la capacidad de generación renovable» y también suponen mejoras sobre las huertas solares terrestres. La más evidente, según Transición Ecológica, es el mayor rendimiento energético -con las mismas placas se podría generar más cantidad de electricidad para su consumo que en tierra firme- gracias a los efectos de enfriamiento del agua y al aumento de la luminosidad por la disminución de la presencia de polvo.
Sin profundizar y con trazo grueso, el texto también apunta que esta tecnología tendría beneficios para la vida de los embalses, sobre todo para hacer frente a los periodos de baja disponibilidad de agua como consecuencia de la sequía. ¿Cómo? Con la reducción de la evaporización, ya que los paneles solares proporcionan sombra y limitan el efecto de la la radiación solar. Además, la colocación de las placas es sencilla -estarían sobre un soporte en contacto indirecto con el agua- en relación a la terrestre. Y por último, la sombra proporcionada por estos parques flotantes «también ayuda a reducir la presencia de floraciones de algas en cuerpos de agua dulce», un problema cada vez más generalizado.
Partiendo de la base de que los embalses son ecosistemas «forzados», ya que su creación es artificial, sí reconoce que esta tecnología puede tener «efectos adversos» sobre la producción biológica de los hábitats o la calidad de las aguas. Por eso, «considerando además que no todos los embalses son iguales, tanto en características geográficas, hidrológicas o fauna», el Ministerio se encargará de evaluar qué tipo de embalses soportan mejor este uso «o si en algunos casos podría ser un uso incompatible».
¿Por qué se plantea cubrir con paneles flotantes 215 hectáreas y no una mayor o menor cantidad de masa de agua del pantano del Ebro? Los técnicos han calculado la superficie útil teniendo en cuenta la media mensual de los embalses en los últimos diez años. En este caso son esas 4.299 hectáreas, de las cuáles se podría usar solo el 5%. En el embalse extremeño de La Serena la superficie media es de 9.595 hectáreas y de ellas se podría utilizar un mayor porcentaje, un 20% por su menor riqueza biológica.
El Ministerio no plantea por ahora la fotovoltaica flotante sobre el resto de embalses cántabros porque no son de titularidad estatal. De gestión privada son los del Alsa (San Miguel de Aguayo) y las presas del Nansa y además tienen un tamaño mucho menor, por lo que su capacidad de producción sería más reducida. En el caso de Aguayo, sí tiene una característica que el Decreto contemplaría como favorable: la presencia de una central hidroeléctrica asociada que facilitaría la instalación de los paneles y de las redes de evacuación que requieren.
Mientras que de manera general en los embalses de gestión pública la concesión se hará mediante un concurso o por la competencia de proyectos a cambio de un canon, cuando en el embalse haya ya una concesión previa para la explotación hidroeléctrica, esa empresa tendrá prioridad.
En el caso del pantano del Ebro, aunque su utilidad principal es el aprovechamiento del agua tanto para el abastecimiento humano como para el regadío de La Rioja, Aragón y Cataluña, también hay una pequeña presa de generación propiedad de Iberdrola. Habrá que ver si está interesada en el plan del Ministerio en caso de que el Real Decreto finalmente salga adelante.
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