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Los desvíos provisionales, las señales de precaución, la maquinaria aparcada y los atascos cuando llueve y cuando no son ya una parte más del paisaje del entorno del nudo de Torrelavega, donde confluyen las autovías A-8 y A-67 que utilizan a diario una ... media de 75.000 automovilistas. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana que tutela las obras acumula ya año y medio de retraso en la entrega; y lo peor, ni siquiera tiene claro cuándo acabarán. Hay un dato revelador para explicar la tardanza. El departamento que dirige Raquel Sánchez sólo ha gastado el 59% (69,45 millones) de los 118,3 en los que se adjudicaron los trabajos en 2018. El plazo previsto inicial era de 3 años y cuatro meses.
Los conductores que recorren a diario este punto neurálgico de las carreteras cántabras, donde se cruzan las dos arterias con mayor flujo de circulación, están desesperados. Afrontan su quinto verano con atascos y retenciones, sobre todo las vísperas de los fines de semana, los festivos y las operaciones salida y retorno de las vacaciones, pues la A-67 que enlaza Cantabria con la Meseta es el camino natural de las personas que tienen aquí su segunda residencia.
Otra de sus quejas es que, de un tiempo a esta parte, muy especialmente el año pasado, la actividad se ha reducido en los cinco tramos en los que se han dividido los trabajos. La anualidad de la liquidación de los ejercicios da algunas pistas. Por ejemplo, resulta llamativo que en 2022 sólo se gastaron 8,29 millones, que son muy pocos comparados con los 28,66 de 2021. En 2020, año del inicio de la pandemia del covid, el Estado desembolsó 18,61 millones. Un año antes, 12,8 y en 2018, fecha en la que se adjudicaron sin entrar siquiera las máquinas sobre el terreno, 1,09 millones.
Todas estas cifras incluyen el IVA y han sido remitidas por el director general de Carreteras, Juan Pedro Fernández Palomino, con fecha del pasado día 13, al amparo de la Ley de Trasparencia. Este periódico había solicitado la información al propio Ministerio de Transportes en reiteradas ocasiones durante los últimos meses sin recibir respuesta. Lo que no desvelan es cuánto acabará costando finalmente la obra. «Dependerá de los imprevistos e incidencias que se puedan dar durante la ejecución restante», señala.
Durante todo este tiempo, el Ministerio ha guardado silencio sobre los motivos de los retrasos. Sólo la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, se refirió públicamente a ello cuando fue interpelada por los periodistas el mes pasado. Quiñones consideró que los trabajos avanzaban «a buen ritmo» pese al año y medio de demora. Aseguró que las obras no estaban paralizadas y que se completarían «prácticamente» en 2024. Para excusar a Transportes, señaló que en proyectos «faraónicos» como éste, y de «bastante tiempo» de duración, se pueden encontrar «dificultades» que les hacen retrasarse. Eso sí, tampoco explicó las razones.
Lo hace ahora Fernández Palomino. «Las inclemencias meteorológicas no han permitido ejecutar diversas unidades de obra y la tramitación administrativa de distintos expedientes administrativos ocasionados por nuevas necesidades y causas técnicas imprevistas», señala el director general de Carreteras.
Desde que se inició la obra del nudo de Torrelavega, las empresas adjudicatarias, la Unión Temporal (UTE) que forman Vías y Construcciones (una filial de ACS) y la cántabra SIEC, con una baja del 34% sobre el precio de salida de la licitación, han tenido que sortear varios inconvenientes. Por ejemplo, el retraso provocado por la tramitación de los expedientes de expropiación en el entorno de Rinconeda y Barreda o las lluvias que echaron abajo en 2019 el talud del tercer carril de la A-67 a la altura de Barreda, que obligó a cerrarla al tráfico durante cinco días en pleno mes de julio.
El denominado ramal de continuidad, el nuevo tramo de autovía que unirá Barreda con Sierrapando sin la necesidad de pasar por el cuello de botella de Torrelavega, es el más afectado. Sólo se ha podido ejecutar el 44,6%. Desde el inicio, según atestiguan los vecinos de la zona que cuelgan fotos con periodicidad en las redes sociales, los taludes de los desmontes se vienen abajo. «Cada vez que llueve, se desmoronan. Los han llegado incluso a rellenar con hormigón proyectado y no terminan de consolidarlos», explica a este periódico Pedro Díaz, vecino que cuando no hay actividad suele visitar el ramal.
Las obras del nudo de Torrelavega, como se puede ver en el gráfico que ilustra esta información, están divididas en cinco tramos diferentes. El más avanzado es el denominado enlace de Torrelavega. Está ejecutado al 90%. Allí se ha construido el tercer carril hasta la llegada a la intersección con la A-8, que permite a los conductores continuar en sentido Oviedo o entrar directamente a la ciudad de Torrelavega. Los cuatro carriles con los que cuenta actualmente están a falta de ser reasfaltados, una vez que se ha terminado la consolidación del talud hacia la zona de la colonia de El Salvador, que en julio de 2019 desmoronó.
El enlace de Sierrapando es el segundo que presenta más avances. Está ejecutado al 74,6% y está formado por un 'scalextric' de carreteras, que una vez concluido permitirá a los automovilistas continuar hasta Santander por el nuevo tramo de la A-67 sin necesidad de cruzar el túnel de Torrelavega o de ir hacia Oviedo o Bilbao por la A-8. Aquí se encuentra uno de los tapones que atasca la autovía cada vez que los visitantes de la Meseta acuden a Cantabria para pasar el fin de semana o disfrutar de sus vacaciones.
El enlace de Barreda es el nexo de unión entre el nuevo tramo y la A-67 ya existente que va de Torrelavega hacia Santander. Lo hace a la altura de Rinconeda (Polanco) y al campo de fútbol del Barreda, junto a la empresa química Solvay. Las estructuras ya están completadas y las carreteras se intuyen, pero aún no han sido asfaltadas. Carreteras fija en un 54,1% el grado de ejecución. El último tramo es el tercer carril que discurre hasta Polanco, a la altura del pabellón y la piscina municipal cubierta. Es el que menos avances presenta, con un 43,6%.
Las obras del nudo de Torrelavega deberían haber concluido en diciembre de 2021, tal y como establecían los 40 meses en los que fueron adjudicados los trabajos. Pero ahora nadie se atreve a señalar una fecha exacta, ni siquiera aproximada. «Dado que la obra está actualmente en ejecución, puede estar sujeta a imprevistos e incidencias que cambien la fecha de terminación, por tanto, no se puede suministrar esta información», recalca el director general de Carreteras en el escrito remitido a este periódico.
Por tanto, el horizonte de 2024 dibujado por la delegada del Gobierno podría resultar precipitado. Mucho más si, como el año pasado, sólo se destinan 8 millones de euros para los cinco tramos.
Hasta que todo concluya, como la canción, ¡paciencia, amigo conductor!
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