Una mirada a la máquina que piensa
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Más de 200 personas han participado esta semana en la convención organizada por El Diario Montañés y el Ayuntamiento de SantanderMás de 200 personas han participado esta semana en el primer congreso 'Santander Inteligencia Artificial' organizado por El Diario Montañés y el Ayuntamiento de la ciudad, que podrían preparar el segundo para dentro de un mes y no tendría nada que ver con este. «La ... IA viaja a tal velocidad que cualquier tecnología surgida ha-ce unos meses ya es obsoleta», dejaron dicho los entendidos, que, aún sorprendidos por su inmedible capacidad de creación, asumen que el futuro no es mañana. El futuro es hoy.
Este fue, fundamentalmente, el mensaje que dejaron a su paso por el Palacio de Exposiciones los numerosos expertos presentes en este evento en cuestión, catorce consultores, managers, programadores y desarrolladores de algunas de las más importantes empresas tecnológicas de la región y del resto del país que a lo largo de dos intensas jornadas, las del jueves y el viernes, ayudaron a los asistentes a observar la IA desde todos los ángulos posibles.
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La adaptación de la humanidad a estas nuevas tecnologías, sus aplicaciones prácticas en las pequeñas y medianas empresas, sus ventajas, sus inconvenientes... hasta sus peligros, que también los hay, y que no son pocos, fueron algunas de las cuestiones abordadas en un foro inaugurado el jueves temprano por la alcaldesa, Gema Igual, para quien la innovación es una palanca y la inteligencia artificial un instrumento altamente beneficioso siempre que se sepa utilizar bien. «Los ayuntamientos tenemos la obligación de conocer de cerca las nuevas tecnologías a fin de optimizar nuestros recursos y mejorar los servicios públicos y, por otro lado, de acercárselas a todos los ciudadanos, en especial a aquellos de mayor edad», dijo la regidora santanderina en la bienvenida.
Raúl López y José Ventura estrenaron el ciclo de ponencias con una conjunta en la que ambos llamaron la atención sobre el reto que va a representar para la humanidad adaptarse a esta tecnología. «A lo largo del tiempo hemos ido incorporando otras que han sido capaces de generar un gran impacto entre nosotros», recordó el primero. «Pero el punto en el que estamos nos lleva a pensar que la incorporación de la IA va a representar uno de los cambios que va a impactar en mayor medida y en menos tiempo», añadió el experto, que piensa que esta no es una tecnología que se haya puesto de moda «sino una tecnología que ha venido para consolidarse» y que «nos va a obligar a cambiar nuestro modo de trabajar y de pensar en los negocios». De acuerdo con él, el segundo incidió en la importancia de creer en la fiabilidad de la IA «a través de la transparencia», esto es, «del conocimiento de los datos que se han utilizado en el entrenamiento de la inteligencia artificial». A su juicio, «un gobierno de IA debería asegurar que sea responsable, que no tenga ningún sesgo, que sea completamente segura, que no haya riesgos en los distintos modelos que se utilicen y, sobre todo, una buena explicabilidad».
Experto en neuromarketing, marketing estratégico y creatividad, Juan Graña tuvo su espacio en el congreso para recalcar la trascendencia que tiene el hecho de que la inteligencia artificial sea capaz de entender el cerebro humano porque de ello, en cierto modo, va a depender su éxito. «En esta era en que vivimos se están desarrollando abundantes tecnologías que van a interactuar con las personas, así que es importante que todas esas tecnologías empiecen a entender realmente cómo son las personas, no solo objetiva sino subjetivamente», asegura el CEO de Neurologyca, que ve en ello un objetivo clave «para que la IA pueda aportar a las personas soluciones que tengan que ver con la salud con la educación, con la seguridad...». Graña recordó en su ponencia que los seres humanos «somos subjetivos, emocionales, casi siempre impredecibles», a diferencia de las máquinas, «que son programadas, estrictas y rigurosas», y que el acierto estará en encontrar la manera de que las tecnologías «entiendan esa parte del humano que no está programada, que no es estricta ni rigurosa». A su modo de entender, «las nuevas IAs pueden ayudar a entender mucho mejor al ser humano».
Responsable técnico y cofundador de Siali, empresa desarrolladora de software para integrar soluciones de inteligencia artificial en entornos productivos, como dice él mismo, Jaled Moustafá Calvo asistió al congreso con la idea de aportar al foro sus conocimientos de una tecnología que, afirma, «interesa a todo el mundo» porque «es una forma de conseguir que un ordenador haga una cosa que antes solo se podía hacer con matemáticas». Y se explica. «El amor no se puede expresar con matemáticas, ni la diversión tampoco. Sin embargo, esta tecnología nos permite abordar todas esas cosas de alguna manera». Y eso, claro, «interesa a todo el mundo», repite, y no solamente a los profesionales en un campo con enormes extensiones aún por explorar. Para iniciarse en ese universo, explicó en el foro Jaled, que ya en su momento tuvo que pasar también por ese proceso, «es necesario rodearse de personas que se encuentren en un mismo status de conocimiento que uno o un status un poco superior» porque «no hay mejor manera de aprender que hacerlo al lado de personas que tienen las mismas inquietudes que uno». Para él, no existe un camino mejor para que tanto los técnicos como las personas que son especialistas en sus áreas pero que por la razón que sea no hacen programación o no han tocado un ordenador puedan lidiar con la IA de una forma directa y rápida».
Director técnico y desarrollador y consultor Cegid Ekon de la empresa Cuvice Innova, Eduardo García y Jorge Olivares explicaron qué tipo de aplicaciones prácticas de la IA han implantado o están implantando las pequeñas y medianas empresas en esa carrera en la que nadie quiere quedarse atrás. También para presentar a los asistentes a 'adriAn', que es el asistente virtual que han desarrollado ellos mismos. «La importancia que tiene la inteligencia artificial en la pequeña y mediana empresa es la misma que la que pueda tener en una gran empresa», dijo Olivares, para quien la IA «es una ola imparable a la que todas las empresas están obligadas a subirse». «El mensaje que sería interesante trasladar es que las pymes se tienen que subir al carro de la IA; las que no se suban van a ver disminuida su competitividad frente a otras que sí lo hagan», añadió García, que, en este sentido, puso poner en valor la importancia de programas como 'adriAn', «desarrollado para automatizar tareas administrativas» y de especial utilidad para empresas con departamentos de administración pequeños «que podrían destinar al personal encargado de eso a tareas más provechosas».
Junto a ella, el jefe de Marketing Digital de El Diario Montañés, Emilio Martínez, quien destacó «el enorme reto que va a suponer a todos los niveles la IA, de la que por el momento tan solo hemos rascado en la superficie». Las empresas, recordó Martínez, llevan años trabajando en este campo, «pero va a ser ahora cuando vamos a descubrir cómo va a afectar a la sociedad».
Cumplido el acto protocolario, y hechas ya las presentaciones, el congreso echó a andar con una primera batería de ponencias, la inaugural copilotada por los expertos Raúl López y José Ventura, enviados al foro por Telefónica Tech e IBM.
Carlos Recio, Diego Tuccillo y Alicia Grande se sentaron a la mesa de debate del jueves en representación de sus empresas (IDRUS Soluciones e Innovación; Deduce Data Solutions; y LIS Data Solutions) para hablar acerca de los talentos que aporta la comunidad autónoma de Cantabria a un campo con el que los tres están familiarizados. «La diferencia entre alguien bueno y alguien muy bueno es mucha, sobre todo cuando todavía eres pequeño», dijo Recio, que no se refería a la edad del empresario sino a la edad de la empresa desde la que alguien trata de proyectarse al futuro a través de las nuevas tecnologías. En otro momento del debate, y hablando de la extracción de talentos, Tuccillo se refirió a la educación para sugerir «una mayor conexión de los programas universitarios con las empresas tecnológicas», algo que resulta fundamental a su juicio y al de Grande, a la que le parecería interesante «acercar un poco más a los estudiantes a la vida real de estas nuevas tecnologías y fidelizarles a través de prácticas». En ese aspecto, el formativo, «es esencial tener una base de conocimiento que nos permita ir evolucionando a la velocidad a la que avanza la tecnología, que es bastante rápido».
Fundador y CEO de Zapiens, una consultora tecnológica afincada en el Principado, Daniel Suárez quiso transmitir la importancia que, en un momento como el actual, en el que la inteligencia artificial «está suponiendo una auténtica revolución», tiene «recuperar la inteligencia humana», o, como él mismo la llama, la «inteligencia artificial artificial». A su juicio, «si cada día nos cuesta más leernos un libro, dialogar con otras personas, escuchar otras opiniones, entender otros puntos de vista... porque cada día estamos más pegados del teléfono móvil, del TikTok, del Instagram... al final lo que está pasando es que la tecnología nos está haciendo más fáciles de manipular. Y yo espero que no sea así, sino que la tecnología se ponga al servicio de la sanidad, de la educación, de la cultura...». Y esto «pasa porque volvamos a poner el foco en nuestra capacidad para procesar».Claro que para él este no es un problema de las tecnologías, «que no son ni buenas ni malas», sino un problema «de nuestra propia consciencia». Tratando por todos los medios de que su mensaje calara, Suárez lo repitió varias veces. «Todo pasa porque recuperemos nuestra consciencia» en lo que a este campo respecta. Luego, ahondó en esa visión bifronte que en general se tiene de las nuevas tecnologías, buenas o malas según se vea «porque un dron dispara y mata pero también transporta botiquines y salva vidas».
Directora de IAen Sngular y divulgadora de nuevas tecnologías, Nerea Luis fue invitada a participar en el congreso para contar a los asistentes 'en qué punto nos encontramos' en todo lo relacionado con la inteligencia artificial, «para que entiendan por qué se está hablando tanto de ella, qué ha sucedido para que se haya producido este 'boom' y cómo las empresas del país están empezando a trabajar con esta nueva tecnología». Una tecnología, añadió Nerea, que los expertos ya conocían antes de que los ciudadanos de a pie sintieran su estallido con la llegada, el año pasado, del revolucionario Chat GPT. En 2017, recordaba la divulgadora, «surgió dentro de la IA un tipo de arquitectura nueva que ya permitía interpretar no solo las palabras sino el contexto de un texto larguísimo». Fue entonces, aclaró Nerea, «cuando entendimos que esto, ahora sí, podía crecer».Para ella, a nivel aplicado, «nos encontramos en un estado embrionario». Todavía queda muchísimas cosas por ver, «sobre todo alrededor de la generación de texto y de imágenes», subraya la divulgadora. Cosas «la mayoría buenas», aunque «siempre habrá quien haga un mal uso», lo cual obligará a adecuar el papel regulatorio de un campo en el que, lejos de lo que se pueda creer, «va a haber muchos casos en los que no será una cuestión de reinventar un área sino de reinventar la forma de hacer una tarea en ese área».
Carlos González se incorporó al congreso en la segunda jornada para aportar sus conocimientos en un campo en el que, ya dejó constancia de ello, lleva tiempo experimentado. Catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha, el experto se presentó al foro como 'alquimista' digital con el propósito de destilar contenidos con inteligencia artificial. «La esencia de la cultura humana pasa por la generación de contenidos; de texto, de imagen, de sonido, etcétera», precisó el profesor al respecto. «Hasta el año pasado, esa generación de contenidos podía tener algo de ayuda con sistemas muy específicos de IA. Pero esto ha cambiado mucho y ahora esos modelos fundacionales permiten hacer tareas complejas de modo que tú pides a la IA y la IA te da». El principal problema que el catedrático ha observado es «que la intervención humana, a la hora de hacer esa petición, está siendo cada vez menor». Y eso suena muy peligroso. «Uno no domina a la bestia. Le da unas indicaciones generales y la IA le resuelve la papeleta. Y eso hace que perdamos la esencia humana, nuestra alma, porque dejamos de dominar el proceso creativo, y, por otro lado, hace que nos convirtamos en prescindibles. Si todo lo hace la IA...».
El primero, para quien la IA «no deja de ser la capacidad que tiene una maquina para pensar y razonar de manera muy parecida a como lo hace un humano», se detuvo en el impacto que va a suponer la llegada de esta tecnología a la sociedad en general. «Va a ser uno de los cambios que va a impactar en mayor medida y en menos tiempo».
Y el segundo lo hizo en las infinitas posibilidades que ofrece. «Yo veo en la IA una gran oportunidad para todo el mundo. Van a ir surgiendo nuevas profesiones, nuevos mercados, nuevas ocasiones de hacer negocio». Eso sí, «las empresas que no se suban a este carro y no se apoyen en este tipo de tecnologías se van a queda retrasadas», advirtió Ventura, que ve al resto ir «un paso por delante».
Ponente a distancia por cuestiones estrictamente laborales, el cofundador de la empresa madrileña Turing Challenge, David Rodríguez, ofreció en la segunda jornada una muy interesante videoconferencia sobre los usos reales de la IA generativa, que, según él, «es la que está más de moda desde que, hace un año, salió el Chat GPT». En su empresa, contó Rodríguez, «nos dedicamos a ayudar a las compañías a implementar soluciones de inteligencia artificial para el desarrollo de sus negocios». Lo hacen «con modelos avanzados», matizó el experto, que es plenamente consciente de que un modelo de IA 'avanzado' hoy será un modelo de IA 'obsoleto' de aquí a unas semanas. «Vamos a ver una revolución muy grande», dijo Rodríguez, «Especialmente desde el punto de vista conversacional», adivinó el empresario, para quien la IA generativa «lo bueno que tiene es eso, que es generativa, que crea cosas, es muy buena inventando cosas. Lo que hay que saber –aclaró– es condicionarle para que lo que escriba tenga sentido, y que ese sentido sea el que a nosotros nos interese desde el prisma empresarial», que no solo se refería al área de textos «sino también al apartado de imágenes y de vídeos».
La participación en el congreso de Víctor Recuero, arquitecto de Ciberseguridad en Tecnologías Cloud de Microsof, fue primordial para conocer (si bien someramente porque en cuestiones de seguridad ordena y manda la discreción) qué medidas están adoptando las grandes empresas tecnológicas ante el 'tsunami' de la inteligencia artificial. «Existe poca información en relación con estas nuevas tecnologías», admitió el experto, que achacó esta circunstancia a la edad temprana de la IA. «Nos encontramos en un momento digamos que naciente y eso genera incertidumbres», precisó Recuero, para quien, precisamente por esa razón, «quizá ha llegado ya el momento de empezar a resolver algunas dudas para poder ir ganando confianza en una tecnología que todos estamos seguros de que nos va a aportar mucho bien». Mucho más bien que mal, recalcó. Así, Recuero se refirió a algunas de las medidas que se están tomando «para garantizar que no solo desde el punto de vista tecnológico sino incluso ético, la adopción de esta tecnología sea segura». Como por ejemplo «aquellas implementadas de forma básica que ya tienen ciertos modelos tecnológicos, entre ellos 'Azure OpenAI', que ya incorpora una serie de medidas de protección básicas que han salido en función de una serie de análisis de las potenciales amenazas a las que nos podemos enfrentar utilizando la IA».
Detrás de sus reflexiones llegaron otras muchas esa mañana. Por ejemplo, la de Juan Graña, CEO de la empresa Neurologyca, que augura un 2024 impactante. «Antes de que nos demos cuenta, en cuestión de unos meses, vamos a tener ante nosotros nuevos modelos de IA que harán auténticas maravillas».
O las de Eduardo García y Jorge Olivares (Cuvice Innova), que ven en la inteligencia artificial «una ola imparable a la que todas las empresas están obligadas a subirse».
O las de Alicia Grande, project manager en I+D de LIS Data Solutions y participante en la única mesa redonda de las jornadas tecnológicas, que sugiere disponer de «un abanico de conocimiento lo suficientemente amplio como para adaptarnos a una tecnología que nos va a requerir de un aprendizaje permanente». Y es que, según lo entiende ella, «estamos en un sector en el que hoy aprendemos una cosa y la semana que viene sale otra completamente diferente que la ha dejado anticuada».
O la de Daniel Suárez, CEO y fundador de la empresa Zapiens, que en la primera ponencia celebrada en la segunda jornada pidió proteger la inteligencia natural de las amenazas artificiales. «Todo pasa porque recuperemos nuestra consciencia», dijo, en un mundo que hoy gira vertiginosamente alrededor de lo artificial. O la de la divulgadora Nerea Luis, o la del arquitecto en ciberseguridad Víctor Recuero...
...O la reflexión de Carlos González, catedrático y profesor en la Escuela Superior de Informática de la Universidad de Castilla-La Mancha y protagonista de una sensacional conferencia en la que dibujó muy gráficamente las posibilidades creativas de la inteligencia artificial y, a la vez, los peligros a los que su aplicación nos expone a todos.
«Existe mucho miedo en relación al futuro que aguarda a algunas profesiones», reconoció. Por ejemplo, a la periodística. «Porque si dejamos que la inteligencia artificial redacte un texto en base a una simple frasecita, usted pasa a convertirse en totalmente prescindible en su trabajo», advirtió el catedrático, que, en este sector, el de la comunicación, ve factible que llegue el momento «en el que el papel de un periodista sea tan solo comprobar si lo que se dice en ese texto es verdad o no lo es». Y ni eso, «porque probablemente va a llegar el día en que no seamos capaces siquiera de discernir algo que es real de algo que no lo es», auguró González, que cree que «es necesario que domemos a esta 'bestIA'».
Una bestia que avanza imparable haciendo que las tecnologías surgidas hace solo un año «sean hoy tecnologías obsoletas», coincide el catedrático, que se reconoce presa del vértigo porque «esto está yendo demasiado rápido para nosotros».
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