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«Cómo fue/ No sé decirte cómo fue/ No sé explicarme qué pasó/ Pero de ti me enamoré…» El Bárbaro del Ritmo, El Sonero Mayor ... de Cuba –Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, Beny Soré– era una estrella en los años de vino y dólares de Fulgencio Batista, en los días de La Habana canalla y divertida, cuando Errol Flyn dejó escrito en el menú de la Bodeguita de Enmedio que aquel era el mejor lugar del mundo para emborracharse, y mucho antes de que los barbudos bajaran y mandaran parar, compuso este bolero que seguramente haría furor en La Tropical. 'Cómo fue' es el preferido, «sin lugar a dudas», de Fernando de Carlos Caballero –alias musical, Madelman– un santanderino de toda la vida, 'STV', que ha transitado desde Puertochico a El Sardinero pasando por Almería, Barcelona y Canarias. Siempre mirando al mar. Imprescindible.
Este aspirante por Ciudadanos a concejal de Santander, de 56 años de edad, para el que el Dique de Gamazo no tenía secretos porque de chiquillo era un escenario natural de juegos, casado con Marisa Lassalle, comercial de una empresa sevillana del sector de la sanidad y hospitalario, reconoce que siempre ha querido vivir «pegadito» al mar. La lluvia, el sol «y, sobre todo, el olor a salitre», dice, le ayuda a vivir «serenamente». Lejos del mundanal ruido, escuchando el rumor de las olas, y cantando boleros, se puede sentir remedo de Pérez Prado, el monarca del mambo.
Sus inquietudes culturales le han llevado por diversos caminos, pero ahora mismo, de viernes a miércoles, espera impaciente que lleguen los jueves de bolero donde acompasa su voz a otros treinta seducidos por el son cubano que hechiza a nostálgicos, románticos y enamoradizos desde el siglo XIX. «Cuando terminamos la universidad, una serie de amigos que estábamos vinculados a la música a través de la tuna de Medicina, decidimos juntarnos y seguir manteniendo la música, la canción que nos había unido».
De cantinas a serenatas, de baile bajo el hechizo de cualquier luna, estos santanderinos hicieron de la amistad una costumbre, de ésta un rito –la cena de los jueves– en la que a los postres se sacaba la parte más tierna de la música hasta convertir las sobremesas de las citas 'jueveras' en recitales que han llevado «hasta todos cuantos quieran escucharnos», que se cuentan por cientos. «Es una forma de romper la monotonía del día a día, echas un rato con amigos, haces de paso una apuesta personal y arrancas más de una sonrisa», explica De Carlos, al que también le encanta entonar 'Enamorado' o 'Solamente una vez'.
De su estancia profesional en Canarias se trajo la inquietud musical y la posibilidad de organizar eventos culturales y, posiblemente, también la imagen que Los Sabandeños quedó fijada en sus intenciones musicales.
¿Y qué hace un comercial de vocación de bolerista metido en la política?: «Tratar de contribuir a agitar nuestra ciudad que, quizás, vive a veces demasiado tranquila. Apostar por el lugar en el que vivimos y criamos a nuestros hijos, pero, sobre todo, dejar de quejarnos mucho y hacer poco, que es algo que hacemos demasiado frecuentemente». Es lo que quiere para su hija, Paula, una chica de 18 años que está estudiando arquitectura fuera de Cantabria: «Quiero ponerme a disposición de quienes deseen contribuir a mejorar nuestra sociedad para Paula y para todos los jóvenes que aman nuestra tierra».
Había, pues, que elegir unas siglas para canalizar estos deseos y optó por Ciudadanos, en cuyo partido se ha integrado y del que dice que le sedujo porque está formado por personas «con mucho sentido común». Le gusta la forma de ver la vida y proyectar la política de Albert Rivera, el discurso contundente de Arrimadas «y me gustarían que esos planteamientos ayudaran a transformar positivamente Cantabria». Cree que en política «no vale todo», que frecuentemente «denostamos al de al lado, desechando hasta lo bueno que nos puede aportar, sólo porque no es de nuestro partido o no comparte nuestras ideas». Está firmemente convencido de que sumar es más importante que restar y de que «el esfuerzo colectivo es transformador».
El candidato número diez en la lista al Ayuntamiento santanderino le gusta, además de la música, todas las facetas culturales, pero sobre todo «vivir intensamente». No le interesa quedarse quieto a ver cómo pasa el tiempo, y si para conseguirlo hay que hacerlo poniendo cara y firma en un partido, «pues adelante», en Ciudadanos. Ya está hecho. Ahora, a soñar mirando al mar.
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Ana del Castillo
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