Dos modelos para la Enfermería

Responsable de Enfermería en Valdecilla entre 2011 y 2015, Zulema Gancedo (San Felices de Buelna, 1965) ejerce ahora como consultora técnico de la Subdirección de Cuidados del Servicio Cántabro de Salud. «Profesionales y profesionalismo», repite durante la charla.

–¿Por qué se presenta?

–Porque creo que somos una oportunidad de cambio. Todos los que formamos la candidatura. La suma es una apuesta por dar paso a un profesionalismo más actual, acorde a las circunstancias y al futuro. Hay gente con mucha experiencia, con bagaje y con prestigio. Queremos sumar valor ya que nos agrupa una misma visión profesional.

–De modo telegráfico, resuma los ejes del proyecto.

–Nuestros cuatro pilares están en torno a cuatro áreas de inexcusable referencia. La ciudadanía, los profesionales, el sistema de salud y el colegio profesional, con un gran despliegue en cada uno y teniendo en cuenta el contexto. El de unos recursos limitados –como todos sabemos–, pero en el que los sistemas de salud se están reformando y hay que repensarlos.

–¿Algún proyecto en concreto?

–Queremos ser el interlocutor válido para los servicios sociales y el sistema de salud en muchas cuestiones. Adecuar las tasas de población de cobertura enfermera (la ratio), visibilizar la cartera de servicio de las enfermeras, implementar una estrategia multimodal para evitar próximos déficit de enfermeras y matronas, trabajar contra la precariedad y por la estabilización, ampliar nuestra visibilidad, la relación con los medios... Hay muchas cuestiones.

–¿Alguna obligada en estos cinco años?

–Mi propuesta en general habla de transparencia y desarrollo profesional. Queremos un colegio abierto a la participación. Para sumar y crecer. Además, hay que retomar el diálogo con el servicio de salud porque hay cuestiones que resolver. Por ejemplo, desarrollar las especialidades (las plazas necesarias para nuestra población en base a estudios demográficos). Si hablamos de una población envejecida hace falta personal específico. Además, la enfermería tiene retos pendientes de desarrollo profesional.

–¿Y la pandemia?

–Ha puesto en valor las acciones y la capacidad de trabajo, y con el mismo nivel de acción a pesar de su duración. Pero también desvía la atención de lo que teníamos pendiente. Hemos de aprovechar esta visibilidad para mostrar nuestra oferta al paciente. Mostrar qué hacemos. Que resolvemos problemas y favorecemos las condiciones de vida. Lo tiene que saber la sociedad.

–Qué es lo mejor de su oponente y qué diferencia sus proyectos.

–Es una persona querida y, por su labor docente, conocida por muchos. En los proyectos, más que entrar en diferencias, prefiero centrarme en los nuestros. Un proyecto claro, ambicioso y con mucho tinte profesional y de actualidad.

Tras años en el servicio de Nefrología de Valdecilla, María Luz Fernández (Castrillo de Valdelomar, Valderredible, 1956) se incorporó como docente a la Escuela de Enfermería. «Soy feliz con los alumnos», dice. «Lo importante es la profesión».

–Si le digo que su candidatura es de continuidad, ¿le parece bien?

–Sí. Lo que digo es que continuidad no significa una cosa calcada. En líneas generales se ha hecho un trabajo estupendo. Sobre todo, en la visibilidad que se ha dado a la profesión. Lo que ha funcionado hay que mantenerlo. Aunque quedan cosas pendientes, como la enfermería escolar, que seguiremos con ello. Y eso no significa que no vayamos a plantear cosas nuevas, y más teniendo en cuenta que el escenario es diferente al de hace cinco años.

–Como esquema, defina las ideas de su proyecto.

–Hay una clara: conseguir el reconocimiento profesional a todos los niveles y de manera efectiva. No en el futuro. Con cuarenta años de profesión estoy cansada de promesas. Llevamos una carga grande (y más con la pandemia) y no hay un reconocimiento efectivo acorde a nuestra titulación y grado de responsabilidad. No llega a 4 euros la hora lo que cobra una enfermera por la noche. Esto habrá que empezar a cambiarlo. Hay que decir lo que está pasando. Que ese trabajo y esfuerzo debe tener una respuesta económica acorde. Y también a otros niveles. ¿Por qué nunca se piensa en un profesional enfermero para dirigir una Consejería de Sanidad?

–Dígame un objetivo ineludible en cinco años.

–Y mucho antes de cinco años: el enfermero escolar. Sí o sí. Si lo hubiéremos tenido con la pandemia, las cosas hubieran sido muy distintas. Es irrenunciable.

–Viene de la docencia. ¿Qué papel juega en su idea?

–El programa tiene cuatro líneas (asistencial, investigación, docencia y gestión). La docencia debe ser permanente y continua. Hay que estar continuamente adquiriendo conocimientos para no quedarnos obsoletos. Adaptarnos al presente y prepararnos para el futuro como prevención, tal como hemos visto estos meses. Haremos todo lo que podamos por ello desde el Colegio.

–La pandemia, con todos sus males, les ha puesto en un lugar de privilegio. ¿Cómo aprovecharlo?

–Además de enfermera soy historiadora y en todas las situaciones de conflicto, la enfermería ha estado ahí. Ahora mis compañeros están cansados, agotados, y se han puesto en valor los cuidados enfermeros expertos. Hay que aprovecharlo para que ese reconocimiento del que hablamos sea real.

–Qué es lo mejor de su oponente y qué diferencia sus proyectos.

–Lo mejor es que es compañera mía. Somos enfermeras y lo importante es que la enfermería gane. Esto no son partidos políticos. Nos diferencian, seguro, nuestros planteamientos, las experiencias, la configuración de los equipos... Pero esto no va de mejor y peor. Lo importante es el respeto.

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