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Frente al pesimismo con el que llegaban a Santander la mayoría de presidentes autonómicos, el jefe del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, se mostraba convencido antes de iniciar la Conferencia de que la cita iba a ser «un éxito». Estaría interesante saber si, tras abandonar el ... palacio, consideraba que había logrado ese objetivo, pero el socialista no hizo valoraciones sobre la cumbre. Le dejó esa responsabilidad al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que fue el último en intervenir ante los medios una vez concluida la reunión. Lo hizo después de escuchar las críticas –fueron mayoría– de los presidentes autonómicos, que de manera general creen que se van de Cantabria con las manos vacías por la falta de acuerdos concretos.
«Fracaso», dijeron muchos. Sobre todo los populares. «No puedo aceptar que el que no haya acuerdos sea un fracaso», explicó el ministro canario. Recordó que el reglamento de la Conferencia establece que cabe la posibilidad de cerrar pactos, pero también que, básicamente, reuniones como esta de Santander sirven para seguir avanzando en la «cogobernanza y el diálogo con el objetivo de caminar en la defensa del interés general». En genérico. Y aunque es cierto que en otras ediciones tampoco se rubricaron grandes acuerdos y que La Moncloa viene insistiendo en esto en las últimas semanas, las palabras de Torres sonaron a excusa. «Esto no es un Congreso, no es un pleno municipal ni autonómico. Es un órgano de gobernanza que incluye entre sus puntos la posiblidad –remarcó lo de posibilidad, no la obligación– de tener acuerdos o recomendaciones. Pero no es lo más importante», repitió en varias ocasiones.
Algo así como el inicio del camino. Que la Conferencia fuera un escaparate para que Sánchez expusiera sus planes en los cuatros asuntos a debate y para que los barones territoriales pudieran decir lo mucho o poco que comparten esas soluciones y plantear alternativas. Y, a partir de ahí, continuar el trabajo y llegar a pactos. Si ese era el objetivo de Sánchez, sí se puede decir que se consiguió.
En cualquier caso, el responsable de Política Territorial defendió que todas las comunidades autónomas tuvieron la posibilidad de someter a votación cuantos asuntos quisieran y no lo hicieron. En el Gobierno central celebran que, frente a la confrontación diaria y el choque constante entre partidos, este viernes hubo argumentos de calado: «Se ha hablado sobre cuestiones de interés general. Podemos no estar de acuerdo, pero se ha hablado de lo que le afecta a la gente directamente». Sí echaron en falta una actitud más proactiva en la madrileña Díaz Ayuso.
Y sobre todo, donde pone el acento La Moncloa es en la imagen de unidad. La no ausencia de ningún presidente autonómico. «Ojalá siempre tengamos conferencias en las que no falte ni uno. Ha habido quien ha dicho que este país se rompía y hoy todos los presidentes están sentados en la misma mesa», añadió Torres, que agradeció el buen tono de todos los participantes y recordó que el 'pleno' ha sido una excepción en la última década.
En eso, el ministro siguió la línea que marcó por la mañana el jefe del Ejecutivo estatal. En su intervención, la foto de familia de las escalinatas «demuestra la unidad territorial de nuestro país. Es una imagen muy poderosa que da certidumbre y seguridades al conjunto de los ciudadanos». Mirando hacia atrás, destacó que los seis años y medio que lleva en La Moncloa se han caracterizado por la gobernanza entre la administración central del Estado y las autonomías. A su parecer, esa línea de actuación se está materializando en el desarrollo económico de España. «Estamos creciendo cuatro veces más que la media de la CEOE y registramos tasas de empleo extraordinariamente positivas en un contexto internacional complejo», dijo el presidente, que defiende que todo ello ha sido posible a la vez que se reducen las desigualdades, se lucha contra el cambio climático y se da respuesta a crisis como la pandemia y la dana. «Tenemos que continuar en esa senda», continuó cuando todavía no se había visto las caras con los 19 representantes autonómicos.
Sánchez también hizo un alegato sobre el acierto que supuso la creación del Estado de las Autonomías y que quedó consagrado en la Constitución de 1978. En su opinión, los ciudadanos y sus representantes comprendieron en aquel momento que la democratización y el progreso del país «estaba unido al reconocimiento de la diversidad de España».
Por último, tuvo un recuerdo para el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero por institucionalizar esta cita de la Conferencia de Presidentes en su 20 aniversario desde la primera edición. Como mérito propio se ha atribuido el «acierto» de sacar estas cumbres de Madrid: «Si queremos que el ciudadano perciba al a la administración central del Estado como una administración cercana, es necesario que salga de Madrid y se acerque a todos los territorios».
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