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Julio César Rico| Juanma Mallo
Sábado, 22 de junio 2024, 12:24
Las diez monjas de Belorado que estaban llamadas ayer a declarar ante el Tribunal Eclesiástico de Burgos emitieron un comunicado en el que ratificaron su «unánime e irreversible» postura de romper con la Iglesia. Las religiosas, que han contratado una comisión de portavoces y asesores legales formada por el bufete de Santander Sarabia y Asociados, GTRS y el abogado Florentino Aláez, ni siquiera se presentaron ante el órgano canónico al que se ha encomendado su caso. A falta del decreto oficial que lo confirme, que debe firmar Mario Iceta y se dará a conocer en unos días, el grupo de cismáticas ya están excomulgadas 'latae sententiae'. Quiere decir que la sentencia se da 'por dada'.
Un mes después de que estallara la polémica a cuenta de una pugna por la propiedad de los conventos de Derio y Orduña y de que las clarisas se encerraran a cal y canto en Belorado tuteladas por el falso obispo Pablo de Rojas, cabeza visible de la Pía Unión de San Pablo Apóstol que la Iglesia considera una «secta», las clarisas comunicaron vía burofax lo que ya se sabía: que no reconocen el Concilio Vaticano II ni a las actuales autoridades eclesiásticas.
Frente a la mano tendida de la Diócesis y el arzobispo de Burgos, que prorrogaron el pasado fin de semana a las religiosas el plazo para que pudieran acudir al tribunal y dar su versión de los hechos, las religiosas confirmaron que quieren separarse «libre, voluntaria y decididamente». Aseguraron, además, que la decisión ya está tomada pese a las repercusiones que el paso pueda tener. El principal podría ser la pérdida del convento de Belorado. «No tememos a quienes puedan matar el cuerpo, aun por medio de coacciones, imposiciones o bloqueos de suministros, pero nada pueden contra el alma», advirtieron en su comunicado.
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Aunque las monjas aseguran que su ruptura con Roma hace que los tribunales eclesiásticos y el derecho canónico «no sean competentes» para emitir resoluciones respecto a su futuro, sí que han querido abrir una vía de negociación con el Arzobispado de Burgos para buscar «una solución pacífica» y extrajudicial. Se refieren las clarisas al desalojo del convento de Belorado con que les amenaza la Iglesia si se determina que ya no es propiedad de la congregación que reside allí, una vez que se han separado.
Los portavoces legales de las clarisas exigieron ayer al Arzobispado que designe interlocutores y que «permita el reconocimiento de los derechos personales y patrimoniales» de las mujeres «que están siendo expoliados». A juicio de los juristas, las cismáticas de Belorado se encuentran «indefensas y sin ningún tipo de recurso» pese a que la venta de dulces que sostiene su economía se ha disparado durante el último mes.
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