«Morir con dignidad no es adelantar la muerte, como plantea la Ley de Eutanasia»

Frente a esta norma, defiende una de cuidados paliativos «que garantice la atención adecuada al final de la vida del paciente, para que pueda vivir sin sufrimiento mientras acaba su vida y en condiciones de igualdad entre territorios». Se trata, agrega, de «morir con dignidad, no de adelantar la muerte, como plantea la Ley de Eutanasia».

Asegura Bátiz que «con los cuidados paliativos tratamos de manera integral a la persona. Se atiende tanto el dolor físico como el psíquico, que atañe a la angustia o ansiedad». En caso de que el paciente siga sufriendo, «se le aplica una sedación paliativa de disminución de consciencia del enfermo, que le lleva a la muerte a su tiempo, sin sufrir, prestando atención a los deseos del paciente y haciendo una buena práctica médica». Por lo contrario, agrega el especialista, «la eutanasia provoca intencionadamente la muerte de la persona, para eliminar su sufrimiento».

Por ello, Bátiz tiene claro que «si estuviera en activo, si aún ejerciera como médico, me acogería a la objeción de conciencia y a la de ciencia». Una postura que «plantea una serie de dudas, ya que la objeción de conciencia es un acto individual. Si nos encontramos en el caso de un centro sanitario religioso, como es mi caso, el Hospital San Juan de Dios de Santurce, lo que temo es la repercusión que esto pueda tener en la relación entre el centro médico y los servicios de Salud de las correspondientes comunidades autónomas. ¿Qué va a ocurrir? ¿Se permitirá el traslado a otros hospitales?», se cuestiona en voz alta.

Jacinto Bátiz también es consciente de la necesidad de una buena planificación: «Los médicos deberán tomar una postura clara, para poder organizar bien el trabajo y saber quien está dispuesto a aplicar la Ley de Eutanasia y quién no. La propia norma lo establece así», reflexionó el doctor durante su intervención en el Ateneo.