Secciones
Servicios
Destacamos
Ana Madrazo daba por hecho hace dos semanas que volvería a ser candidata del PP cántabro al Senado. Tras 15 años en el Congreso y dos elecciones consecutivas como cabeza de cartel electoral, la llegada de Pablo Casado a Génova la había relegado a ... un papel secundario en las pasadas elecciones, pero ella contaba con repetir en las listas del 10-N pese a la desafección con la nueva cúpula de Madrid. Finalmente no ha sido así. Su trabajo en el área económica del partido en las dos últimas décadas ha pesado menos que su mala relación con Diego Movellán, hombre fuerte de Casado en la región y número uno al Congreso. Según ha podido saber este periódico, el exalcalde de Camargo no solo ha vetado en Madrid el nombre de Ana Madrazo en las listas, sino también el de Rafael Gutiérrez, otro histórico dirigente popular de la región.
En la sede del partido en Cantabria se ha impuesto el silencio sobre este asunto. Oficialmente sólo recuerdan que las listas se deciden entre Madrid y Santander. Es decir, el comité electoral local propone y el central dispone. Una formalidad que sólo se produce cuando ambas partes ya lo han discutido todo donde se discuten estas cosas en los partidos: en un despacho a puerta cerrada sin papeles por medio.
Ni siquiera la principal afectada ha querido esta vez echar más leña al fuego tras la mala experiencia que vivió el pasado mayo, cuando hizo público en las redes sociales su malestar con el partido por relegarla a una segunda línea en el Senado. Por aquel entonces, el PP acaba de repescar a Javier Puente, un exdiputado que se marchó del PP por discrepancias con las políticas sobre el aborto y que Pablo Casado fichó a última hora para captar votantes potenciales de Vox en la región. Los malos resultados en Cantabria -un solo senador frente a los tres del PSOE- dejaron sin escaño a Madrazo. «Es injusto y lo sabes. Un poquito más de coherencia no vendría mal. En fin, allá cada uno con su conciencia», le espetó a Puente cuando éste le deseó una feliz vuelta a su vida alejada de la política activa.
Aquello fue una salida de tono impropia en ella, hasta entonces muy discreta en sus intervenciones públicas y en la que siempre ha pesado más su perfil técnico que político. De hecho, Madrazo, que conservará su carné de militante del partido, fue una de las pocas dirigentes cántabras que no salió manchada de la crisis interna tras el Congreso que enfrentó a Ignacio Diego y María José Sáenz de Buruaga. Su apuesta por la indefinición le salió bien en Cantabria, pero no en Génova, donde perdió sus apoyos con la marcha de Mariano Rajoy y la llegada de Casado y su equipo, entre los que se encuentra Diego Movellán con una amistad forjada cuando ambos eran todavía unos cachorros de Nuevas Generaciones.
El exalcalde de Camargo, con el respaldo de Madrid, ha intentando limar poder en Cantabria usando las listas electorales de este año. En el entorno más cercano de Buruaga sospechan que Movellán estuvo detrás de la maniobra para colocar a Ruth Beitia como candidata a las autonómicas de mayo. Salió mal y la actual presidente recuperó su poder en Santander, pero la lucha no acabó allí. El diputado nacional peleó con uñas y dientes para incluir a uno de los suyos, Álvaro Aguirre, en un puesto noble de la candidatura. Y eso sí lo consiguió pese al rechazo de la dirección cántabra.
Ahora la damnificada ha sido Ana Madrazo, que ya en junio, tras el descalabro electoral en las nacionales, solicitó su reincorporación como técnico de Hacienda en la Agencia Tributaria de Santander. Allí mantiene la plaza que dejó libre cuando en el año 2000 dio el salto a la primera línea política como directora general de Hacienda en la segunda legislatura de José Joaquín Martínez Sieso.
Nacida en Cabezón de la Sal, donde fue concejala una legislatura (2007-2011), y con dos hijos, ha tenido mucho protagonismo en el área económica del PP en el Congreso los últimos años, donde llegó a ejercer como portavoz de Hacienda y vocal en las comisiones de Presupuestos y de Fomento en la última legislatura. Uno de sus momentos más duros fue en 2016, cuando Cristóbal Montoro dejó fuera del Presupuesto nacional los 22 millones para el Hospital Valdecilla que Mariano Rajoy se había comprometido incluir solo un mes antes. Ella, como representante del PP cántabro en el Congreso, tuvo que pasar el mal trago de pedir explicaciones a su propio partido.
El veto a Madrazo no es el único que ha impuesto Movellán, según ha podido saber este periódico. Rafael Gutiérrez también desaparece del tercer puesto al Senado por sus malas relaciones con el diputado. Gutiérrez es un histórico del PP cántabro, consejero de Economía en el primer gobierno de Martínez Sieso (1995-1999) y director general de Presupuestos en la legislatura de la mayoría absoluta de Ignacio Diego (2011-2015). Ha desempeñado cargos de mucha responsabilidad en el Gobierno de Cantabria. Fue subdirector de Control Financiero hasta que fue cesado en octubre del año pasado y pasó a su actual cargo: jefe de Contratación del Servicio Cántabro de Salud (SCS).
El diputado nacional también intentó que fuera reemplazado Félix de las Cuevas, número dos al Congreso en las elecciones del pasado abril. Elena Castillo ha ocupado su lugar, aunque la dirección local ha conseguido recolocar a De las Cuevas como número tres al Senado.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.