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En las playas de Liencres, Somo, San Vicente de la Barquera, Santander, Santoña... En todas ellas han aparecido aves marinas muertas o «muy debilitadas» durante las últimas semanas. Un goteo constante que «puede aumentar» en los próximos días, pero al menos ya se han contabilizado ... 61 ejemplares arrastrados por el mar hasta el litoral cántabro en lo que va de año. Más de medio centenar de ellos fueron trasladados al centro de recuperación de aves de Obregón todavía con vida, aunque finalmente sólo sobrevivieron cinco. Otras 11 fueron encontradas ya muertas en los arenales cántabros, según datos de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Alimentación. Los análisis realizados dentro del procolo descartan la presencia de gripe aviar.
La falta de alimento estaría detrás de estas muertes: «La mayoría llegan sin vida, pero algunas son arrastradas hasta la orilla muy debilitadas y flacas, con síntomas de no haberse alimentado por no encontrar presas», explica el delegado en Cantabria de la Sociedad Española de Ornitología SEO/BirdLife, quien no duda en asgurar que este episodio es un «síntoma del cambio climático». Al parecer, los cambios en las corrientes marinas mueven los bancos de pequeños peces de los que se alimentan y «no pueden encontrarlos». Una situación que va más allá de Cantabria y se extiende por toda la costa norte, con casos en Asturias y Galicia.
La gran mayoría de los ejemplares encontrados en el litoral cántabro son araos comunes, un ave con cuerpo alargado, pico fino y plumaje muy denso de color marrón oscuro en los dorsales y blanco en la parte central. Provienen de Gran Bretaña e Irlanda y cada invierno vuelven a las aguas del Cantábrico, donde pasan los días flotando en alta mar y en busca de presas (arenques, sardinas, boquerones y fanescas y otros pequeños y medianos peces). Sólo tocan tierra para descansar o anidar y son muy vulnerables a temporales de frío y viento.
Entre los ejemplares recogidos en la región entre enero y lo que va de febrero también figuran algunos álcidos, conocidos popularmente como frailecillos. Precisamente, fue esta especie la que protagonizó el año pasado uno de los mayores episodios de aves orilladas en las costas cántabras de la última década. Por comparar, llegaron a la región más de 500 sólo en enero y 900 entre feberero y marzo.
En palabras del delegado de SEO/BirdLife, este capítulo de aves orilladas en la costa «acaba de empezar» y habrá que esperar a las próximas semanas para valorar la magnitud, ya que, por ejemplo, el año pasado la corriente arrastró aves durante tres meses, hasta marzo.
Desde la SEO/BirdLife recuerdan que cualquier ciudadano que encuentre ejemplares en las playas puede registrarlo en la aplicación ICAO (disponible para Android y Apple) para ayudar a contabilizar el número de aves que llegan hasta Cantabria. Puede descargar la herramienta en este enlace.
También insisten en la importancia llamar al 112, encargados de gestionar la retirada de los animales muertos. Los Agentes del Medio Natural vigilan también estos días las playas en busca de aves todavía vivas.
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