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A la gripe hay que tenerla respeto. El mensaje que siempre lanzan las autoridades sanitarias cuando ponen en marcha la campaña de vacunación, cobra más ... sentido que nunca después del caso ocurrido el pasado jueves en Cantabria: la primera muerte por complicaciones del virus en una mujer de 38 años «sin factores de riesgo asociado», es decir, sin ninguna patología que hiciera sospechar el fatal desenlace. Aunque en un primer momento la Dirección General de Salud Pública, organismo dependiente de la Consejería de Sanidad encargada del control y seguimiento de la epidemia gripal, eludió dar más detalles, ayer fue la gerente del Hospital de Sierrallana (Torrelavega), María Antonia Urbieta, la que accedió a dar las explicaciones a este periódico. «Ha sido un caso excepcional, que responde a ese 2% de muertes en personas sin factores de riesgo que se produce cada año en España como consecuencia de la gripe, son casos raros, pero pasan», señaló.
Y casualmente hace diez días se registraba una defunción similar en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, donde la primera víctima mortal de la gripe esta temporada en dicha comunidad autónoma era una joven de 30 años que, al igual que la mujer de Torrelavega, no tenía nada en su historial clínico que la situara de antemano como propensa a sufrir complicaciones que pusieran en peligro su vida. Ni una ni otra figuraban en ninguno de los grupos de riesgo para los que está indicada la vacuna preventiva.
«No había nada que hiciera pensar que iba a evolucionar tan mal», sostiene Urbieta, en referencia a la quinta muerte que deja la onda epidémica en Cantabria. «No tenía ningún componente que haya podido ser determinante», lo que confirma que se trata de «la primera muerte por gripe que se produce en Cantabria de una persona sin factores de riesgo», que es tanto como decir, que estaba sana. La gerente confirma que la mujer, de 38 años, «había acudido con un cuadro sugerente de gripe a su médico de cabecera, que le había indicado el tratamiento antitérmico habitual», pero no sólo no mejoró, sino que se complicó «con un cuadro respiratorio severo», por lo que fue derivada a Urgencias de Sierrallana.
«Ingresó directamente en la Unidad Cuidados Intensivos (UCI), donde falleció 48 horas después por una neumonía bilateral desencadenada por gripe A». Según Urbieta, «no había forma de evitarlo, se tomaron todas las medidas que tenían que tomarse, pero son cuadros que se precipitan de forma importante sin que se pueda hacer nada», un argumento con el que queda descartada la hipótesis de que hubiera sido trasladada demasiado tarde al hospital. «Cuando llegó ya estaba en una situación de compromiso respiratorio, por lo que se la intubó desde el primer momento», añade.
La directora del hospital comarcal, en el que se produjo la primera defunción por gripe de esta temporada (en noviembre), insiste en que el caso de la mujer fallecida el jueves «forma parte de ese pequeño porcentaje de muertes a causa de la gripe que se produce en España en pacientes que no tienen comorbilidad (ninguna patología que haga sospechar que se puede complicar hasta este extremo) y que no evolucionan bien». Según las estadísticas del año pasado, «suponen unas veinte de casi el millar de defunciones que se registraron en todo el país». Una proporción que explicaría por qué en Cantabria «no consta ningún caso antes, y puede que no vuelva a pasar», añade. Entiende que la noticia, publicada por este periódico el sábado, haya causado cierto desconcierto entre la población, acostumbrada a que las muertes por gripe se dieran únicamente en personas con patologías de base o de edad avanzada y estado de salud frágil, pero reitera que «a veces ocurren este tipo de casos, que se salen de lo normal».
Por ello, opina que este desenlace debe servir «para que la gente se conciencie de la gran importancia de las medidas de prevención», que además de la vacuna, que es la única herramienta realmente eficaz -el mensaje se repite cada año y aún las cifras de vacunación distan de ser las idóneas, especialmente entre el personal sanitario-, «debemos ser más cuidadosos y extremar las precauciones para evitar el contagio». Y más en un momento como el actual, en el que la gripe está en pleno apogeo.
Salud Pública, que ha situado la epidemia de este año como la de mayor intensidad en número de casos desde 2012 (la tasa del último recuento oficial llegaba a los 485 casos por cada 100.000 habitantes), cuenta que el pico máximo se habrá alcanzado en la semana del 14 al 20 de enero, aunque será el balance de los jueves el que confirme si la curva de la gripe empieza a remitir. «La presión en hospitalización está siendo menor que el año pasado, teniendo en cuenta la incidencia que hay de gripe, pero estamos viendo más pacientes que ingresan en Cuidados Intensivos, aunque evolucionan bien», concluye Urbieta.
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