Las muertes y el parón de la Administración en 2020 hacen crecer la recaudación fiscal por herencias

En el desglose por tributos de Hacienda se pueden comparar los ingresos por cada concepto entre enero y agosto de este año con el mismo periodo de 2019 y 2020. Así, la recaudación por Sucesiones y Donaciones, con 23,5 millones, experimenta un crecimiento del 55,8% respecto a 2020 y del 5,7% respecto a 2019; en Transmisiones patrimoniales, los 66,9 millones suponen un aumento del 51,1% en comparación con el año pasado y del 16,2% con 2019. La situación se repite, aunque en menor porcentaje, con los actos jurídicos documentados, que hasta agosto supusieron impuestos por valor de 19 millones, un 34% superiores a los de 2020 y un 9,3% mayores a los de 2019. Por el contrario, los ingresos fiscales por Patrimonio, 16 millones hasta agosto, son un 6,2% menores que en 2020, y un 14,2% más reducidos que en 2019. En cuanto a las tasas sobre el juego, los casi 4 millones que suman incrementan en un 142,8% la recaudación de 2020, pero es un 45,8% menor a la de 2019.

¿Pueden haber influido las muertes por covid de 2020 en la recaudación por Sucesiones? En ese año, la pandemia causó unos 400 fallecimientos, prácticamente la diferencia entre el número de decesos de 2020 -6.459- y 2019 -6.013-, y que quizás podrían apreciarse en el resultado fiscal. El impuesto de Sucesiones es el que se abona al formalizar las herencias, un tributo con el que la Administración se lleva una parte del ahorro que, por ejemplo, los padres transmiten a sus hijos en vida o tras su muerte.

Según explica David Cantarero, profesor titular de Hacienda de la Universidad de Cantabria (UC), las cifras «hay que interpretarlas en el contexto que Sucesiones es un impuesto de recaudación estacional que depende del número de fallecimientos y de su propia riqueza». Cantarero apunta también a la posibilidad de que el parón de la Administración durante 2020 haya influido en la recaudación. «Probablemente se han producido desplazamientos a 2021 de autoliquidaciones del año previo debido a la suspensión temporal de la obligación de presentarlo -tengamos en cuenta que muchos traspasos sobre los herederos en pandemia se dieron sin testamento previo-».

En condiciones normales, los cántabros disponen de un plazo de seis meses para realizar los trámites y liquidar este tributo mediante una declaración de bienes. Es un paso previo para poder repartir cualquier herencia. Por eso es posible que buena parte de los fallecimientos de 2020 hayan generado tramitaciones de herencias en 2021. Según los datos del Ministerio, si entre enero y agosto de 2021 se han recaudado 23,5 millones por Sucesiones y Donaciones, durante esos meses de 2020 sumaron 15 millones, y en 2019, 22,2.

En opinión de David Cantarero, es previsible que los ingresos por el impuesto de Sucesiones, que este año superarán lo previsto, se reduzcan en 2022 y en menor medida en 2023, «pues son varias las regiones que plantean aplazamientos de la liquidación de este tributo un año adicional debido al incremento de decesos motivados por el covid». «Esta idea tendría que ver con el objeto de que el contribuyente tuviera más tiempo para hacer frente a un impuesto como Sucesiones, especialmente cuando muchas veces hereda bienes no líquidos».

«El próximo 2022, en el marco de la reforma contra el fraude fiscal, llegan nuevas modificaciones, que cambiarán el modo de heredar con cierta connotación recaudatoria, pues el valor del inmueble será el dado por la Dirección General del Catastro».