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La mayor epidemia de gripe de los últimos seis años en Cantabria, que atraviesa el pico de máxima incidencia de toda España, se ... ha cobrado ya su quinta víctima mortal en la región, y lo llamativo es que se trata de un perfil completamente diferente a los anteriores. Si hasta ahora el virus había causado cuatro defunciones, que tenían en común su edad avanzada y la presencia de patologías de base, complicadas de forma severa por la gripe, en el último caso, conocido ayer, se trata de una mujer de 38 años «sin factor de riesgo asociado». Y ese entrecomillado es la única explicación oficial que se aportó ayer desde la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad tras confirmar que efectivamente al balance de cada jueves se añadía un quinto fallecimiento como consecuencia de la gripe, aunque se apuntaba únicamente que era «una persona menor de 60 años». Según ha podido averiguar este periódico, la mujer, vecina de Torrelavega, había ingresado un par de días antes con cuadro febril y una infección respiratoria (neumonía) que finalmente resultó letal. Fuentes próximas a la familia, desconcertadas aún por la noticia, no entendían ayer cómo era posible este desenlace en una «persona aparentemente sana».
Precisamente, el día anterior, el jefe de Vigilancia Epidemiológica, Luis Viloria, había señalado que la epidemia de este año estaba siendo más explosiva, en cuanto al número de casos, que se había disparado la semana pasada -con un balance de 2.000 nuevos contagios en sólo siete días, hasta sumar un total de 3.870 desde octubre-, pero en general menos graves que los de la temporada pasada, cuando el responsable de la onda epidémica fue el virus B, menos frecuente que la gripe A. Y esta última, en sus dos versiones (H3 y H1), es la que predomina este año, que ya ha superado el umbral de epidemia en prácticamente todo el mapa nacional.
Sólo Canarias, Ceuta y Extremadura se libran por ahora del azote estacional de la gripe, que en Cantabria alcanza su máximo apogeo, con una tasa de incidencia de 485 casos por cada 100.000 habitantes, «una cifra muy alta», como admitió Viloria. Tanto que para encontrar una epidemia de la intensidad de la que atraviesa la región este enero hay que remontarse al año 2012. En principio, a lo largo de esta semana es cuando se prevé que la gripe toque techo y comience la curva de descenso, aunque a partir de entonces el virus aún dará guerra al menos tres semanas más. Es su patrón de comportamiento habitual, una subida súbita y una bajada paulatina. Hasta la fecha, Sanidad ha contabilizado 24 pacientes hospitalizados en estado grave por complicaciones, los siete últimos la semana pasada (16 en Valdecilla, 2 en Sierrallana y 6 Laredo). Cifras a las que hay que añadir el resto de ingresos motivados también por el virus aunque catalogados como no graves, que son más de 80.
Aunque el Servicio Cántabro de Salud (SCS) admite que ha habido días puntuales de «alta presión asistencial en Urgencias» -el último fin de semana lo fue sobre todo en el área de Pediatría-, que han puesto a los hospitales «a pleno rendimiento», el gerente, Benigno Caviedes, destaca que se está sobrellevando la epidemia «bastante bien», con «camas disponibles», salvo en Laredo que está en un nivel de ocupación del 99% desde hace un par de semanas. No obstante, las Gerencias cuentan con que la próxima semana la situación podría complicarse aún más.
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