Pedro Reques, catedrático de Geografía Humana y responsable del departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad de Cantabria, reflexionó recientemente en Peñarrubia sobre la necesidad de empezar a mirar de otra manera al mundo rural, con una precisión de partida: este ... espacio ya no es solo uno, ya no responde a un modelo único. Ahora hay que mirarlo (o mirarlos) «en función del papel económico que juegan» y en relación a las nuevas presiones que se ejercen sobre ellos, avisa. Reques desciende a un gran nivel de detalle sobre el territorio «para poder apreciar los matices», que son clave para detectar las potencialidades de cada área ahora que, según advierte, «la vida en los pueblos como la conocimos, ligada sobre todo al sector primario, no volverá».
-En la jornada 'Despoblamiento rural, ¿un fenómeno reversible?' usted invitó a plantearse la Cantabria rural en términos más complejos que el resto de los ponentes, que buscaban respuestas a la pregunta de cómo atraer de nuevo a la gente al mundo rural.
-Es que el cambio que se ha producido en los espacios rurales es irreversible y este cambio nos tiene que llevar a ver estos territorios desde una perspectiva nueva, que es su relación con los urbanos. Campo y ciudad comparten funciones y ya no son opuestos, son complementarios. En el ámbito urbano las funciones son intensivas, más concentradas, y en el rural lo son menos. Yo trato de explicar que es necesario estudiar las poblaciones de una población. Hasta ahora siempre hemos hablado de la empadronada, que es la oficial. Pero es tanto más interesante hablar de cual es la población máxima de acogida en un lugar concreto, cual es la población estacional, la población flotante, o qué consecuencias trae la actividad turística por zonas. En el Pirineo se sabe que los municipios más pobres no son los de montaña, sino los del prepirineo, que no gozan de las ventajas de los otros.
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Cantabria y el calendario
«Tiene muy poco que ver el mapa de la población regional un 15 de febrero con un 15 de agosto»
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Renovar la forma de mirar
«Gran parte del territorio es ya funcionalmente urbano. Incluso un lugar como Alto Campoo»
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Zonas que más cambiarán
«La gran área entre Santander y Torrelavega y las cabeceras de comarca de los valles interiores»
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Crisis demográfica
«En la vejez ya no se tendrá el apoyo de los hijos. Eso abre oportunidades en el ámbito de los cuidados»
-También llama la atención sobre la población y los tiempos.
-Porque es muy importante tener en cuenta que hay tantos territorios como momentos y tiempos. El mapa de la población de Cantabria del 15 de febrero tiene muy poco que ver con el mapa del 15 de agosto. Modificar las escalas de análisis permite poner el foco en cada núcleo y conseguir diagnósticos mucho más certeros. Así vemos matices que si no, son imposibles. En el Ayuntamiento de Castro Cillorigo conviven lugares como Ojedo o Bejes. Si estudio el gran municipio, llegaré a unas conclusiones, pero si trabajo con cada pueblo, observo que Ojedo es parte de Potes y que tiene más en común con esta localidad que con Bejes. El caso de Cayón es otro caso claro: allí Esles sigue siendo rural pero Sarón, que era la Cantabria rural paradigmática hace 30 años, se ha convertido en lo que llamamos espacio 'peri urbano'. La clave para la transformación han sido las comunicaciones. Con la revolución del vehículo privado, ciertos lugares han eclosionado: hoy son funcionalmente urbanos cuando hace no tanto eran rurales. Esto ocurre ya en una buena parte de Cantabria. Incluso el más remoto punto, como pueden ser las pistas de Alto Campoo, sufre en ciertos momentos del año una gran presión y cambia por completo. Pasa lo mismo con Potes y con los Valles Pasiegos, en los que hay domingos en los que no se puede dar un paso. ¿Es irreversible? El viejo modelo sí. Por eso debemos estar atentos a las oportunidades que abre la nueva realidad.
-¿Cuáles serían esas oportunidades? No parece que para usted el gran reto sea la búsqueda de fórmulas para propiciar la vuelta...
-La vuelta al campo tiene un punto de romanticismo. Está claro que el sector primario no es la solución y es mejor ser realista. Las posibilidades están en las transformaciones de las industrias 'agro-lo que sea': agropecuarias, agroforestales... Otra solución es el sector terciario (el turismo, fundamentalmente) porque el comercio tampoco hay que tomarlo como una salida. Y es muy necesario resolver la brecha digital a la hora de pensar en futuro y posibilidades.
-¿De sus estudios se puede avanzar cuál será la zona de Cantabria que más cambiará a 10-20 años vista?
-La segunda y tercera aureola metropolitana de esa gran área que es Santander-Torrelavega, propiciada por la autovía. Sin duda, crecerán la zona costera oriental (probablemente más que la occidental) y las cabeceras de comarca de los valles interiores: Potes -aunque ya está desbordado en cuestión de espacio-, Reinosa -donde la ciudad pierde población pero va hacia arriba todo el peri urbano- ... Probablemente también cambiarán bastante Selaya y Ramales de la Victoria. En los últimos años, el gran eje de crecimiento de la región ha sido toda la franja cercana a la autovía entre Solares y Torrelavega.
-¿Qué papel pueden jugar las Administraciones en ese repoblamiento que busca el mundo rural?
-Las Administraciones tienen un papel fundamental con el plan de Ordenación Territorial, que será un plan rector para los próximos 15-20 años. El problema es que no existen escalas intermedias entre municipio y región y esa dimensión intermedia sería vital porque muchos problemas son demasiado grandes para un alcalde y demasiado pequeños para el Gobierno regional. El éxito de las Agencias Desarrollo Local se debe en buena medida a que son supramunicipales y al tiempo dan sentido de adhesión a un territorio. Las Administraciones han de programar las actuaciones de futuro teniendo en cuenta tanto el uso de un territorio como a los usuarios: cómo cambian, cómo hay sitios que están en sístole y diástole continua. Ahora llenos (en verano) y ahora vacíos (en invierno). En invierno se despueblan mucho más de lo que nos dicen los datos.
-Cantabria vive una crisis demográfica. ¿Qué repercusión concreta tiene en el día a día de un cántabro cualquiera?
-En esta región tenemos la tormenta perfecta en este sentido desde hace tiempo porque asistimos a los tres envejecimientos posibles. Un estrechamiento por la base de la pirámide porque no nacen niños, envejecimiento por la cintura porque se marchan los adultos jóvenes y envejecimiento en la cúspide porque vivimos más años. Estamos obligados a mentalizarnos del cambio puesto que el viejo modelo demográfico se queda atrás. Por ejemplo, en la vejez no se podrá contar ya con el apoyo de los hijos y esto significa oportunidades en el ámbito de los cuidados.
-El Icane considera que Cantabria tendrá 50.000 residentes menos en 20 años. ¿Los estudios de la Universidad de Cantabria van en este sentido o son más optimistas?
-Nuestros estudios dicen lo mismo, aunque con matices. La tendencia es la misma aunque el ritmo de lo que nosotros planteamos es algo más lenta. En su día, intentamos hacer una proyección pesimista, otra optimista y otra tendencial. La tendencial y la pesimista apuntan en esta dirección. La optimista fue imposible.
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