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Las hay pequeñas, grandes, urbanas, naturales, secretas, con recovecos, enrocadas, esquinadas, expuestas al mar Cantábrico, escondidas, interiores... Hay playas que incluso aparecen y desaparecen. El litoral cántabro se mide en millones y millones y millones de granos de arena recostados frente al mar y, ... ante la inminente llegada de la temporada estival, los ayuntamientos adecentan sus arenales y arrancan el engranaje de servicios a disposición de vecinos y turistas.
El gran reto de los alcaldes radica en facilitar el disfrute de los usuarios, sin que repercuta de manera negativa en la vida de los vecinos, tratando de mitigar a su vez el impacto de la afluencia masiva de visitantes en el ecosistema. El mensaje sería: vengan a las playas de Cantabria, consuman en sus establecimientos, pero cuiden el paisaje. Una ecuación que depende de varios factores, como por ejemplo, los aparcamientos. Nunca son suficientes. «Nunca, da igual cuántos haya», ratifica el alcalde de Suances, Andrés Ruiz Moya. Cinco playas tiene Suances (Los Locos, La Concha, El Sable, la Ribera y la Riberuca) y un aparcamiento disuasorio en La Bárcena, a tres euros las 24 horas -con parquímetro-. La recaudación es municipal, «porque hay turistas que vienen, dejan el coche todo el día y encima no consumen». Por lo demás, Suances hace lo mismo que el resto de municipios costeros: conceder licencias a los propietarios de las fincas ubicadas en los aledaños de la playa para que habiliten aparcamientos. El problema es que hay quien establece un precio justo y hay quien no tanto. De cualquier manera, todos hacen 'negocio' y a las dos del mediodía de un domingo de agosto, con treinta grados a la sombra y la playa abarrotada, uno paga lo que sea por aparcar.
Conscientes de que es necesaria una mejor regulación, los ayuntamientos ya barajan opciones. Suances está llevando a cabo un estudio de viabilidad para, de cara al próximo verano, aprobar una ordenanza municipal que regule el estacionamiento -que sería de pago- tanto en la playa como a lo largo del paseo marítimo, desde el puerto hasta La Concha. Y durante todo el año.
En San Vicente de la Barquera, la alcaldesa, Charo Urquiza, proyecta, seguramente ya para 2025, establecer un control de aforos y pantallas informativas, actuación que forma parte de un plan de mayor calado de cara a mejorar la estética de los arenales. El problema en este punto de la costa occidental es el embotellamiento de vehículos que se produce en verano, lo que obliga al Consistorio barquereño a tener que cerrar los accesos a la playa de El Rosal y desviar los coches hacia el resto de arenales. Se habla de que en Ibiza hay que ir a la playa a las siete de la mañana para poder encontrar sitio. En Cantabria, todavía no. Veremos en el futuro.
El otro problema de San Vicente es que el Ayuntamiento está obligado a emplear «granulado» y no asfaltar los aparcamientos, porque algunas de sus playas forman parte del Parque Natural de Oyambre. «Como consecuencia, se levanta una gran cantidad de polvo y se forman baches con mayor facilidad, por lo que estamos estudiando la manera de arreglarlo». El objetivo, dice Urquiza, es «lograr una calidad turística que no comprometa el medio ambiente para las generaciones futuras».
En la playa seminatural de La Arena, en Arnuero, la situación es similar. Por eso, informa el alcalde, José Manuel Igual, «vamos a implantar un proyecto piloto para maximizar el aparcamiento». También habla Igual de pantallas informativas y de optimizar el espacio disponible para estacionar. «Lo que no puede ser es que todo el mundo se ponga de acuerdo para venir a la playa el 15 de agosto, uno de los días de mayor afluencia turística». El regidor confía en que conocer de antemano el estado de los arenales disuada a los usuarios de acudir y estos elijan otras alternativas.
La comunidad cuenta con 220 kilómetros de costa y más de noventa playas. La más extensa es La Salvé de Laredo, con 4,2 kilómetros, que se une a los 4 kilómetros de la de Regatón.
Playas: Berellín, Amió, Aramal y Las Arenas.
Servicios: aparcamientos, duchas, torre con salvavidas, establecimiento hostelero.
Playas: ElRosal, Merón, Gerra y El Tostadero.
Servicios: aparcamiento, duchas, accesos, salvamento, chiringuitos, aseos.
Playas: Oyambre.
Servicios: Aparcamientos, duchas, aseos, salvamento, rampas de acceso, establecimientos de hostelería.
Servicios: Aparcamiento (OLA), duchas, rampa de acceso, pérgola adaptada, salvamento, establecimientos de hostelería.
Playas: La Concha, Los Locos, ElSable, La Ribera y La Riberuca.
Servicios: aparcamiento, duchas, accesos, pasarelas, salvamento, hostelería, aseos.
Playas: El Sable y La Arena.
Servicios: aparcamiento libre, pasarela, duchas, salvamento, establecimientos de hostelería, limpieza arenales.
Playas: Trengandín y Ris.
Servicios: aparcamientos (OLA), salvamento, ambulancia en exclusiva, pasarelas de acceso.
Playas: Somo, Loredo, Langre y Galizano.
Servicios: aparcamiento (OLA), salvamento, duchas, accesos, aseos, limpieza, cartelería.
Playas: Cuberrís y Antuerta.
Servicios: aparcamientos, salvamento, limpieza, duchas, accesos peatonales, duchas y aseos.
Playas: Berría y San Martín.
Servicios: aparcamiento libre, salvamento, duchas, accesos, limpieza, aparcabicis, aseos públicos.
Playas: Brazomar, Ostende, Mioño, Arenillas y Oriñón
Servicios: aparcamiento (OCA), bandera azul, monitores baño adaptado, salvamento.
La protección del sistema dunar también preocupa en los arenales de Somo y Loredo, en Ribamontán al Mar. Aunque es competencia de la Dirección General de Costas, explica la concejala del área, Araceli Colina, «en ocasiones la protección resulta insuficiente y los usuarios no respetan el entorno, por lo que el Consistorio emplea parte del personal de refuerzo de la Policía Local en vigilar los arenales». También coloca carteles informativos en las entradas y salidas. En Langre, Loredo y Galizano, «el estacionamiento se habilita a través de las fincas de particulares que se acondicionan para vehículos».
La otra opción es implantar la OLA. Como en Somo, Comillas, Noja y Castro -en este último municipio se denomina OCA-. Además del evidente fin recaudatorio, el objetivo de estos sistemas regulados para cobrar por aparcar es la ordenación del espacio.
En el extremo contrario se situaría Santoña, un caso excepcional, porque dejar el coche junto a cualquiera de sus dos playas -Berría y San Martín- es gratis. «Nadie ha querido abordar esta cuestión», admite el alcalde, Jesús Gullart, refiriéndose a sus antecesores, «pero no somos ajenos a los problemas que genera la masificación turística». En Bareyo tampoco: lo que preocupa al alcalde, Pedro Manuel Prieto, «son las caravanas, porque ocupan mucho espacio y terminan invadiendo la zona para aparcar». Con este panorama, hay ocasiones en que encontrar estacionamiento en la playa es una especie de 'sálvese quien pueda'.
Para garantizar que sean todos los que se salven, los ayuntamientos contratan el servicio de socorrismo. La mayoría se lo adjudica a Cruz Roja y está en marcha durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre -la fecha de activación del servicio varía de un municipio a otro-. Pero aquí también hay excepciones. En Val de San Vicente «no hay socorristas», zanja el alcalde, Roberto Escobedo. Colocan una torre con un salvavidas por lo que pueda pasar. En Valdáliga es el propio Ayuntamiento el que contrata al personal y en Arnuero le adjudican el servicio a una empresa «que llevan chavales de la zona». Castro cuenta en este caso con un valor añadido, «y es que en verano la playa urbana de Brazomar dispone de monitores para el baño adaptado, de tal manera que las personas con discapacidad puedan disfrutar», apunta Virginia Losada, concejala de Medio Ambiente. Los gestores municipales articulan estos días los pliegos de condiciones para sacar a licitación el servicio.
Antes que los socorristas, tendrán que entrar en las playas las máquinas de limpieza. El municipio más 'madrugador' este año ha sido Suances, ya que han empezado las labores de limpieza en Semana Santa. La tarea «se realiza con la colaboración económica de la Consejería de Medio Ambiente y tratamos de mantener las playas en buen estado siempre», no solo en verano. El problema es que en las playas suancinas desembocan los ríos Saja y Besaya.
Independientemente de que cada ayuntamiento contrate el servicio de limpieza, los usuarios tienen una parte importante de responsabilidad en el mantenimiento de los arenales. Preguntados, los regidores aseguran que en los últimos años «se ha mejorado bastante y la gente suele ser limpia en la playa», pero esta concepción cambia si uno se dedica a recoger la basura que encuentra en los arenales. Y mucho.
Y después de limpiar, toca adecentar y facilitar el tránsito de las personas. De aquí a una veintena de días, tiene que estar todo listo en las playas de Cantabria. En Comillas, por ejemplo, deberán colocar la rampa de madera con su correspondiente pérgola para que las personas con problemas de movilidad puedan disfrutar del arenal -aunque no literalmente de la arena- a la sombra. En Oyambre, el Ayuntamiento de Valdáliga instaló aseos y una oficina de turismo en los accesos junto al aparcamiento. En Noja, como novedad, este año han colocado más torres de vigilancia para los socorristas de Cruz Roja de las playas de Trengandín y Ris, así como una ambulancia en exclusiva por lo que pueda suceder. En Santoña, mejorarán la accesibilidad e instalarán un aparcabicis. Val de San Vicente continuará con las mejoras que ya inició en la temporada de 2023, cuando se rehabilitó la zona del mirador de la playa de Berellín. La intención del alcalde, Roberto Escobedo, es hacer lo propio esta temporada con los accesos al arenal de Amió, en el pueblo de Pechón. Suances ha montado un nuevo baño público en la playa de la Riberuca.
A esto, añadan duchas, agua en las fuentes públicas, sistemas de megafonía para informar a los bañistas de la temperatura exterior, de la temperatura del agua y del color de la bandera, que puede ser verde, amarilla o roja, de menor a mayor precaución. Con todo, es probable que este verano continúen formándose largas colas de coches para entrar en las playas de Cantabria y siga costando aparcar. Puede que de nuevo algún despistado se bañe en una zona de corriente con la bandera roja y que nos enfademos mucho unos con otros tras haber agotado nuestras respectivas paciencias, porque todo esto, señores y señoras, también forma parte del aclamado verano cántabro.
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