
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La modernidad, el cosmopolitismo y la trascendencia cultural y social que rodea a un proyecto como el del nuevo Museo de Prehistoria colisiona con décadas ... de proyectos fallidos, frustraciones, demoras y confrontaciones políticas. Las recreaciones del proyecto destinado al solar de Puertochico del estudio Mendoza Partida, ganador del concurso de ideas, simbolizan una nueva etapa. Cualquier mirada al pasado, a juicio de Roberto Ontañón, director del Mupac, debe suponer que «damos un paso fundamental para dejar de mirar atrás y, sobre la realidad presente del museo, nos permite consagrar todos nuestros esfuerzos a preparar su futuro».
La dificultad de trabajar en centros históricos, los límites entre lo urbano y la arquitectura, el protagonismo a la difusión cultural, la idea de centro cultural abierto, el diálogo entre la arquitectura contemporánea y el monumento patrimonial insertado en un paisaje único y singular son algunos de los factores implicados en los proyectos del estudio de los dos jóvenes arquitectos mexicanos cuya sede tienen fijada en Barcelona. El diálogo con el entorno urbano es una de las claves más celebradas por el jurado a la hora de valorar un proyecto que puede suponer el punto de partida de la ansiada sede definitiva del Museo.
El camino ha estado sembrado de proyectos varados, decisiones olvidadas y una sucesiva y frustrada regeneración de espacios. En agosto se cumplirán dos años y medio del último desatino: el cambio del proyecto ya destinado a Gamazo por el de Puertochico. De igual modo sucedió a principios de la década algo similar con el cambio de ubicación del inmueble del Banco de España. Sólo en esta última década de indecisiones y retrasos se registró un paso público: la instalación provisional del Museo en 2013 en los bajos del Mercado del Este.
Ontañón confiesa estar «plenamente satisfecho» con la elección del proyecto ganador del concurso arquitectónico y, en general, «con la marcha de los trabajos que deben conducir a la consecución del nuevo museo». Y sintetiza lo que supone toda mirada atrás: «Una historia larga, casi centenaria, llena de tribulaciones, traslados de sótano en sótano, proyectos fallidos y brega política». Ahora la elección del proyecto para la nueva sede «representa un paso muy importante, yo diría trascendental, para dotar a esta comunidad autónoma del museo arqueológico que merece», apunta.
El procedimiento seguido, ese concurso de ideas de arquitectura, cree Ontañón que ha permitido elegir entre una amplísima variedad de propuestas (72) que aportaron soluciones muy diferentes a un mismo programa de necesidades «minuciosamente diseñado en el marco del plan museológico del Mupac».
Los cinco finalistas han desarrollado otros tantos anteproyectos que han avanzado y profundizado en sus ideas arquitectónicas y entre ellos el ganador, subraya el director de las cuevas prehistóricas, «ha sido, sin duda, el que ha planteado una propuesta más original, mejor adaptada al entorno urbano en que se va a implantar y, por supuesto, el que da una respuesta más satisfactoria a las necesidades estructurales, espaciales y funcionales de los programas contemplados en el concurso».
La idea del nuevo museo se irá materializando paso a paso. La secuencia es la siguiente: «Vendrán en los próximos meses los proyectos básico y de ejecución que desarrollará el estudio ganador. En paralelo, el equipo del museo está trabajando ya en los protocolos necesarios para llevar el museo a esa nueva y definitiva sede, donde sus diferentes áreas funcionales van a unirse de nuevo en un mismo contenedor». Es el momento de la revisión y actualización del discurso expositivo; selección de los materiales a exhibir; revisión del estado de conservación de los fondos expuestos; gestión y renovación de los fondos bibliográficos y documentales; traslados internos previos; supervisión de los recursos museográficos y de soportes y contenedores de objetos culturales. Estos protocolos, subraya Ontañón, «conforman el 'esqueleto' que soportará la nueva museografía del Mupac, que se desarrollará en paralelo al proyecto de edificio de manera que una y otro se articulen sin problemas».
Mendoza y Partida son dos arquitectos jóvenes y cosmopolitas, «muy preocupados por la función social de la arquitectura y por su papel en la sostenibilidad ambiental». A juicio de Roberto Ontañón, ya sabemos con las señas de identidad presentadas cuáles son las líneas que va a seguir el diseño: «Un edificio espléndido, de gran porte, pero no imponente, que se va a insertar perfectamente en la trama urbana, dignificándola». La descripción funcional es la de un equipamiento «original, amplio, acogedor y abierto a la ciudad», que va a enriquecer la experiencia de la visita superando el modelo de 'caja negra'. El conjunto estará complementado «con una serie de sorpresas visuales que propician un diálogo fluido entre los ambientes interiores y el paisaje urbano, así como la contemplación de la Bahía».
La historia de proyectar un Museo se remonta al siglo XIX, aunque sería en 1926 cuando abre sus puertas el Provincial en un espacio que hoy ocupa el IES Santa Clara. En 1940 se inicia el traslado de fondos a una nueva sede en los bajos del palacio de la Diputación Provincial, cuya inauguración se materializa el 19 de julio de 1941.
Se trataba nuevamente de un emplazamiento temporal, «a la espera, una vez más, de otro más digno». Destaca en el tiempo el gran proyecto de Tuñón y Mansilla para Las Llamas, cuya maqueta es hoy propiedad del MoMA, y que jamás se ejecutó. La dispersión de fondos y de áreas funcionales ha sido un lastre para la evolución del museo.
El fallo del concurso de ideas para la construcción del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac) no es sino el punto de partida de otro prolijo itinerario. Lo administrativo y burocrático, con el correspondiente proceso de tramitación, por un lado; pero también una etapa abierta en busca de la financiación definitiva para asumir el coste de un equipamiento cultural que ha sufrido demoras, aplazamientos y proyectos frustrados, al menos, desde hace casi tres décadas.
Tras el dictamen del jurado del concurso de ideas del pasado lunes, comenzaba ayer otro largo trayecto administrativo con la remisión del dictamen al órgano de contratación y resolución del concurso de proyectos (notificación y publicación), en un plazo de diez días. Una vez seleccionado el proyecto, el Ejecutivo formalizará el contrato con el equipo redactor, por valor de 1,7 millones de euros, con el objetivo de que pueda estar redactado y licitado en el último trimestre de 2021.
Según la estimación de Vicepresidencia y Cultura esto «permitirá seguir avanzando en la búsqueda de la necesaria financiación para acometer el inicio de las obras a lo largo de los años 2022 ó 2023».
El presupuesto oficial del nuevo Mupac estaba cifrado en 45 millones de euros, aunque las demoras elevarán significativamente el coste final.
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Ana del Castillo
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