![El Museo de Altamira, camino de sus 25 años, estudia mejorar la neocueva y ampliar espacios](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2025/01/04/101204067.jpg)
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Lo que hoy se conoce como Museo Nacional de Altamira y Centro de Investigación, que tiene su origen en la creación de una Junta de Administración hace un siglo, va camino de cumplir su 25 aniversario. El primer edificio al servicio de la cueva ... fue una casa montañesa construida para exponer y conservar los objetos hallados en las excavaciones y servir de vivienda a su primer guarda. El creciente número de visitas desde mediados del siglo XX hizo necesaria, no obstante, la edificación de una nueva sede y en los años setenta se construyeron tres pabellones para la recepción de visitantes. Fue en 1979 cuando se creó administrativamente el Museo. La sede actual responde a una edificación (1997-2000) proyectada por el arquitecto y pintor santanderino Juan Navarro Baldeweg. No obstante, la inauguración oficial tuvo lugar en 2001. La protección de la cueva de Altamira fue el principal «condicionante para su ubicación, concepción y construcción». Pilar Fatás, directora del Museo desde hace casi nueve años, asegura al valorar el debate que conlleva el paso del tiempo que el Museo «debería ser ampliado o, al menos, renovado íntegramente en su propuesta expositiva». «Bien es verdad que estamos haciendo pequeñas mejoras progresivamente desde hace unos años y debemos continuar con ello». No obstante, Fatás precisa que abordar una ampliación total y física del centro «no la veo cercana ahora, pero sí una actualización de la exposición permanente». Incluso, avanzó, «introducir algunas mejoras en la neocueva teniendo en cuenta que es el espacio estrella para los visitantes». Ubicado a escasos 300 metros de la cueva original, el museo planteó en los 90 una intervención integral de recuperación paisajística del entorno. El edificio se adapta a través de «un diseño tectónico que parece recrear los estratos del terreno tras una excavación».
En apenas un mes Altamira ha sido noticia, en primer lugar, por el proyecto de investigación 'El primer arte de la Humanidad, la cueva de Altamira' que ha supuesto dar a conocer nuevas figuras y grabados en la cavidad, más allá del epicentro de la capilla de los polícromos. Toda la documentación se fundamenta en un objetivo: «Desentrañar los procesos gráficos, el valor del grafismo para las sociedades paleolíticas y la interpretación del arte paleolítico». En segundo lugar se reveló que en este 2025 volverá a reunirse el Patronato, instrumento siempre clave a la hora de abordar nuevas medidas. Y, tercero, en este arranque de año se ha conocido la cifra récord de esos casi 300.000 visitantes (292.780), que no se alcanzaba desde hace más de dos décadas, precisamente cuando se vivió el efecto llamada inaugural de la neocueva dos años antes.
Sobre las instalaciones y ese impacto progresivo, la directora del Museo de Santillana, espacio emblemático que camina hacia este 25 aniversario, deja claro que, en principio, «no se está pensando» en una ampliación material de instalaciones, sino en «planificar una ampliación física de áreas internas».
El Museo, desde que se inauguró en 2001, ha tenido una evolución y un constante aumento de actividades. Fatás reitera que «en las áreas públicas no se está pensando en esa posible ampliación. Sí en una renovación de algunos espacios importantes, caso de las estancias de acogida, en la neocueva y en las salas de exposición permanente. Pero no se piensa o plantea una ampliación física como tal». Decisiones de proyectos e inversiones que, en cualquier caso, responden a iniciativas del Ministerio pero que, por supuesto, deben informarse y conocerse en el Patronato.
Clave En los años setenta se construyeron tres pabellones. Fue en 1979 cuando se creó el hoy conocido como Museo Nacional de Altamira por parte del Ministerio de Cultura.
Sede actual Fue edificada entre 1997 y 2000. Este año cumple su 25 aniversario. La inauguración tuvo lugar en 2001. El proyecto fue diseñado por el arquitecto santanderino Juan Navarro Baldeweg.
Durante la reciente sesión de los 'Cafés en el escenario', organizada por El Diario y la Sociedad Regional de Cultura/Palacio de Festivales, Roberto Ontañón, director del Museo de Prehistoria, también se mostró convencido de que el Museo de Altamira «debe ser renovado». La exposición permanente tiene más de dos décadas, apuntó, y no hay espacio, contenido y forma de este tipo que soporte un periodo tan largo. Una medida hipotética de estudio en la evolución de estas instalaciones suele cifrarse en diez años y Altamira los ha duplicado con creces. De hecho, Ontañón recordó que durante la gestión de José Antonio Lasheras, histórico director del Museo en Santillana desde 1991 hasta 2016, «ya intentó en varias ocasiones la financiación para renovar la exposición».
Por otra parte, acaba de conocerse la cifra anual de visitantes al Museo de Altamira, que ha arrojado un nuevo aumento y también se ha logrado el objetivo de la desestacionalización. Fatás considera que el balance es muy positivo porque se ha confirmado la tendencia al alza. «Nos habíamos estabilizado en esos 250.000 visitantes desde que dos años antes empezara a subir el número de visitas, pero lógicamente la pandemia se tradujo en un lógico parón para todo el mundo. Más tarde, hemos ido recuperando esa tendencia de incremento». Fatás considera clara la radiografía del efecto llamada del Museo. «Pensamos que la propuesta de actividades culturales y educativas atrae a más gente y esa es la línea en la que hemos trabajado y es la que vamos mantener en 2025». Exposiciones temporales, jornadas de arqueología, convocatorias vinculadas a sostenibilidad, la oferta ampliada de actividades al aire libre y las cuestiones ligadas a la naturaleza y el medio ambiente..., «todo ello contribuye a que vengan más visitantes, incluso a una presencia más notoria de visitas de Cantabria, que es una de las líneas que queríamos potenciar. El Museo en verano capta la atención natural de los turistas, pero de lo que se trataba es de aumentar las cifras de otoño e invierno, sobre todo con la presencia local. Un objetivo claro en el que seguiremos haciendo hincapié en este nuevo año», concluyó.
En paralelo, el régimen de acceso a la cueva original se halla «efectivamente estabilizado con todas sus restricciones», sostiene Fatás. De hecho, la Comisión permanente del Patronato (reunida recientemente) ya lo ha ratificado. «Mientras se mantenga la normalidad y este cupo actual de visitantes no altere las condiciones que permita la mejor conservación de la cueva, no lo queremos tocar. No hay perspectiva, en principio, de modificar el régimen de visitas tal como viene desarrollándose».
. «Centramos el foco en la galería y espacios que no son la sala de polícromos, que ya está más estudiada, y sin duda en esas áreas nuevas es donde vamos a encontrar nuevos hallazgos». La directora del Museo, Pilar Fatás, considera que los recientes descubrimientos científicos en la cavidad universal de Santillana, ya avanzados por El Diario, son otro acicate más de atracción mediática de lo que supone Altamira. Lo desvelado el pasado mes de diciembre se enmarca en el proyecto de investigación 'El primer arte de la Humanidad', cuyos resultados publicó la revista del Instituto de Prehistoria y Arqueología, 'Sautuola'. Un estudio que ha supuesto documentar 33 figuras, «en su mayoría grabados muy finos», sitos en una pared de casi treinta metros en el sector 5 de la cavidad. De entre ellas, se conocían ya 10 desde comienzos del siglo XX. Ahora todas han sido valoradas en su datación respecto a las pinturas de la sala de los polícromos. Fatás subraya que contar con un plan preventivo de conservación que determina y limita los tiempos de estancia en la cueva «es lo que nos ha permitido hacer una planificación clara a la hora de continuar con los trabajos». La investigación es lógicamente «muy lenta» por las limitaciones. «Realizas la prospección, se revisa cada paso pero, sobre todo, se hace trabajo de laboratorio para poder estudiar bien las figuras. Los nuevos hallazgos y los que vendrán suponen una catalogación o inventario, teniendo en cuenta esos más de 300 metros de longitud de las galerías menos estudiadas por razones de conservación. No obstante, en la sala de polícromos, señala, «estamos haciendo avances en la investigación, volviendo sobre algunas fases antiguas de acuerdo con las nuevas dataciones y con las tecnologías que nos permiten una repaso más exhaustivo». El año próximo, augura Fatás, igual ya se pueden publicar los resultados de esta exploración.
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