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La necesidad de contar contigo

La necesidad de contar contigo

Manuel, Eva y Alicia son tres voluntarios cántabros que salieron de su «burbuja» para ayudar a los demás

Domingo, 18 de febrero 2018, 07:51

Son personas anónimas, no buscan el reconocimiento, ni ningún tipo de beneficio material o económico. Son voluntarios, deciden dedicar parte de su tiempo a los demás y al mundo que les rodea, aportando su granito de arena a la sociedad. Es difícil conocer el número aproximado de todos los voluntarios que operan actualmente en Cantabria, su número es variable y no hay un registro oficial que lo determine. En ‘Meeting Point’, sitio web de encuentro y difusión de actividades para el voluntariado perteneciente al Ayuntamiento de Santander, se tiene constancia de 106 entidades inscritas que habitualmente disponen de movimiento social tanto en la ciudad como en la Comunidad Autónoma. Asociaciones como Cáritas o Cruz Roja recogen gran parte de los voluntarios de la región, entre las dos suman alrededor de 3.500 personas que colaboran de forma habitual. Incluso desde el Programa de Voluntariado de la UC se asegura que hay más participación social y un mayor interés por el cuidado del medio ambiente por parte de los jóvenes. Una multitud de diferentes historias que en ocasiones se alejan y en otras se cruzan, pero que comparten una misma causa, la solidaridad. Historias como la de Manuel, Eva o Alicia.

Para Manuel Luna, el voluntariado es un compromiso que requiere entregarse. «Tienes que ser consciente del paso que vas a dar y tomártelo muy en serio, no puedes no acudir porque hace malo o te encuentras algo mal. Hay gente que necesita de tu atención y te está esperando». Manuel se define como una persona activa que desde su jubilación hace catorce años se ha mantenido en constante movimiento realizando diversas actividades, y que desde hace seis pensó en dedicar parte de su tiempo a algo que no fuera él mismo. Fue así como acudió a las oficinas de Cruz Roja en Santander. «Vine a esta asociación porque era la que yo más conocía, mi primera idea era conducir una ambulancia, pero después de una entrevista y un curso de formación compruebas dónde y qué puedes hacer mejor».

Las áreas de trabajo de Manuel en Cruz Roja se centran en tres programas: acompañamiento de personas mayores, atención a necesitados que acuden a la entidad en busca de ayuda, y además forma parte del plan de socorro y emergencias (un equipo de intervención psicosocial en el que se presta asistencia sanitaria y atención a la víctimas y familiares de un accidente o suceso dramático). «Lo más importante del voluntariado es que aunque le dediques poco tiempo, le pongas muchas ganas», añade Manuel. Sin embargo, nota que «existe un perfecto desconocimiento de la gente de a pie de lo que es Cruz Roja, no se trata sólo de la ambulancia que va a los campos de fútbol o de los socorristas que vigilan las playas».

Manuel no es el único que cree que hay una falta de conocimiento por parte de la sociedad de lo que significa ser voluntario de una asociación. Eva Crespo, voluntaria de Cáritas, opina que «mucha gente piensa que Cáritas sólo consiste en entregar alimentos a los más desfavorecidos, pero es mucho más que eso». Eva, que empezó colaborando con la parroquia de su pueblo en Castañeda y de ahí acabó en Cáritas donde ya lleva cuatro años, asegura que la labor de la asociación incluye todo el proceso, desde la lucha contra la pobreza hasta la inserción laboral. «Por los despachos de Cáritas pasan casos y gente de todo tipo, montones de historias.

La mayoría de ellas son muy difíciles de explicar, personas que vienen muy apuradas, que les da vergüenza contar sus problemas y sus necesidades a un desconocido», dice Eva. Por ello, cree que hay muchas más personas que están sufriendo una situación desfavorable de la que se cree, por ese miedo a ser juzgado. En estos casos, para Eva lo más importante es crear un clima de confianza y de seguridad, pero sobre todo sentir que estás ayudando y que has contribuido en hacer un bien en la medida de lo posible. «Te produce una gran satisfacción personal ver que alguien consigue salir del hoyo, porque te da las gracias por haberle escuchado», afirma Eva. Además, añade que una de las tareas que más está costando es conseguir que los más jóvenes se comprometan con la sociedad.

Mujer, de 34 años y dedicada a una labor social

El porcentaje de mujeres voluntarias en Cantabria es casi el doble que el de varones. La mayoría de ellas se sitúan en torno a los 34 años de edad y dirigen sus esfuerzos a los sectores más vulnerables de la sociedad (dependientes, infancia y el acompañamiento a mayores), así como a la acción social. Son datos facilitados por la oficina de voluntariado del Ayuntamiento de Santander. Desde este punto de encuentro para voluntarios, se tiene constancia de 106 entidades inscritas que se encuentran en activo y que tienen un movimiento social significativo tanto en Santander como en el resto de la región. Hay entidades con escasos voluntarios y otras con una alta cifra, como es el caso de Cáritas y Cruz Roja, que agrupan una gran parte del voluntariado de Cantabria. En estas asociaciones, la mayor parte de sus ingresos proceden tanto de las subvenciones públicas como de las aportaciones privadas, a menudo en forma de cuotas de los socios. Cruz Roja dedicada el mayor porcentaje de sus gastos a labores de socorrismo y salvamento, y a la atención a familias desfavorecidas. Por su parte, Cáritas destina la mayor parte de sus gastos a la lucha contra la pobreza y a la inserción laboral.

No es el caso de Alicia Traspuesto, una joven estudiante de doctorado en Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Cantabria, y también una de las voluntarias más habituales de Ecocampus UC, oficina de la Universidad de Cantabria encargada de promover la sostenibilidad y la mejora del medio ambiente en el campus universitario a través de jornadas para el voluntariado ambiental. «Quise hacer un voluntariado que de alguna forma estuviese relacionado con mi formación», dice Alicia. A lo largo de este curso ha participado en diferentes actividades de carácter ambiental como construcción de cajas nido para atraer aves, eliminación de especies invasoras que amenazan la región como el plumero o plantando arbustos y árboles autóctonos. «Creo que la gente joven tiene más conciencia ambiental de la que realmente se piensa», expresa. Un pensamiento influenciado como ella dice por un entorno familiar en el que se actúa de acuerdo a unas normas medioambientales. Sin embargo, por otro lado afirma que «hay personas que no tienen moral, que no les interesa el reciclaje o no tienen ningún reparo en tirar la basura al suelo». En este sentido, asegura que se debería fomentar más la conciencia ambiental entre las personas, e incidir más en temas de protección del medio ambiente como la prevención contra incendios.

Los peores momentos

Manuel lo tiene claro, la peor parte de un voluntariado es saber lidiar con el sufrimiento ajeno. «He escuchado hablar a gente que cuenta verdaderas necesidades, situaciones desagradables y muy difíciles. Personas sin trabajo que no pueden pagar la luz, padres con hijos con una renta social muy baja que no les da ni para darles de comer. Evidentemente no puedes llevarte esas preocupaciones a casa. Para ellos, venir a Cruz Roja y contarlo ya es un acto muy valiente». Desde Cruz Roja señalan que el número de personas que llegaron pidiendo ayuda en los años más duros de la crisis ascendió a entre 80 y 100, pero, por otro lado, el número de voluntarios habituales aumentó entre 200 y 300, llegando a los 2.800 sólo en Cantabria. Al cierre de 2016, Cáritas disponía de 5.000 participantes y 3.743 socios que colaboraban económicamente con una cuota. «Hay casos de personas que siempre han estado en una situación de pobreza, hijos que lo han heredado de sus padres, pero también existen otros en los que se está pasando por malas experiencias», cuenta Eva, que además añade que «luego está ese último caso de gente que ha tenido una gran calidad de vida y de repente, con la crisis, la ha perdido. Normalmente, cuando acudes a Cáritas es porque no tienes a quién acudir».+

«Te produce una gran satisfacción cuando alguien consiguesalir del hoyo»

Eva CrespoVoluntaria de Cáritas

«Hay situaciones muy duras, personas que tienen hijos y que no tienen con qué darles de comer»

Manuel LunaVoluntario de Cruz Roja

«La gente joven está más comprometida con el medio ambiente de loque realmente se piensa»

Alicia TraspuestaVoluntaria de Ecocampus

Los voluntarios aseguran que el desarrollo de una actividad ambiental o social les proporciona un gran bienestar, y sobre todo cuando sienten que han contribuido a la mejora del medio ambiente y han ayudado a mejorar la vida de alguien. «Te das cuenta de los problemas o riesgos que existen para la naturaleza y lo importante que es tu labor, por pequeña que sea», cuenta Alicia. Por su parte, Eva dice que «uno de los beneficios del voluntariado es que la visión de tu vida cambia, porque sales de tu burbuja y ves que hay personas que realmente necesitan ayuda». Historias que se alejan y se cruzan durante el camino, pero con una misma meta, la solidaridad.

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