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«La vida consiste en resolver problemas». Con la frase del filósofo austriaco Karl Popper, el epidemiólogo Reinhard Wallmann justifica su 'sí' a la propuesta del consejero de Sanidad de sustituir a Paloma Navas al frente de Salud Pública. Un relevo que se ... produce en un momento crítico, con la tercera ola de la pandemia cogiendo altura y la campaña de vacunación en ciernes, con polémica incluida por la lentitud del arranque. Pero, como buen aficionado a la escalada, el médico austriaco es amigo del vértigo y da el paso decidido. Cambia su trabajo en Valdecilla, desde donde alumbró el robusto sistema de información que hoy en día permite ver la evolución del virus cada hora, para «pasar de la percepción a la acción» en la gestión de la crisis sanitaria.
–De entrada, como buen conocedor de la situación, ¿tiene ya algún cambio en mente?
–No solo hay que mirar los datos de Cantabria, que te dan una descripción de la situación, lo que más nos guía es la evidencia científica que se va generando. Por un lado, sabes lo que sucede desde el punto de vista epidemiológico, pero por otro el continuo estudio del virus en sí, el desarrollo de vacunas y tratamientos, influye mucho en las medidas que hay que tomar. Hasta ahora, como es un virus totalmente nuevo, había que ir ajustándose en función de ese conocimiento. Y eso no es nada fácil.
–¿Puede concretar alguna medida adicional para abordar el avance del coronavirus?
–Nosotros nos regimos por la matriz de riesgo establecido por el Consejo Interterritorial, que sirvió para establecer el nivel de alerta en función de los indicadores epidemiológicos y asistenciales. Ahora estamos en nivel 3, que tiene una serie de medidas recomendadas por ese documento, que son las que estamos cumpliendo (toque de queda, cierre perimetral, limitación de hostelería, control de aforos...). Es la receta que hemos aplicado en la segunda ola y ha funcionado. Si ahora vamos a un escenario parecido hay que pensar que funcionará también.
–¿No modificaría ninguna de las restricciones impuestas?
–Ahora mismo, según están los datos de incidencia, no podemos aflojar las medidas, no podemos ir a menos. El bloque de indicadores de transmisión comunitaria apuntan todos hacia arriba desde hace semana y media, vemos un incremento de casos considerable, no tan fuerte como en la segunda ola, quizás el crecimiento es un poquitín más lento y esa pendiente es menos pindia, pero sube, y desde luego sabemos que los indicadores del bloque de presión hospitalaria es muy poco probable que bajen: o se mantienen o van a crecer. Va a haber más ingresados, un porcentaje elevado va a precisar UCI y va a haber más fallecimientos. De cada 100 casos nuevos, diez ingresan, dos acaban en UCI y la tasa de letalidad es del 1%, uno muere.
–Las restricciones sobre la hostelería han sido muy cuestionadas por el sector, ¿qué opina al respecto, las ve adecuadas?
–Se corresponde con las medidas contempladas para el nivel de alerta en el que estamos (3). En ese sentido, se ha mantenido abierta, cerrando los interiores y me parece correcto. Y ahora no podemos bajar esa medida.
–¿Cómo revertir ahora el impacto de las Navidades en la curva?
–En covid hemos visto que hay dos extremos: muchos positivos tienen un solo contacto estrecho y unos pocos tienen muchísimos contactos. Lo que hemos visto en las dos semanas de Navidad es que el primer grupo ha bajado de golpe y se ha distribuido a dos, tres, cuatro contactos... Es el reflejo de las comidas y las cenas navideñas. Obviamente, las posibilidades que tiene el virus para transmitirse se incrementaron y por ello han aumentado los casos diarios y la incidencia. Ahora debemos pasar del modo Navidad al modo pandemia, no podemos alimentar el crecimiento. Lo ideal ahora sería hacer una especie de ayuno de contactos sociales durante al menos dos semanas.
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–El consejero de Sanidad ha dicho que la prioridad ahora es la vacunación, ¿por qué cree que se ha empezado tan mal la campaña?
–La verdadera buena noticia desde el inicio de la pandemia es que por primera vez tenemos, no sólo medidas no farmacológicas para luchar contra el virus (distancia, mascarilla, higiene de manos, restricciones...), sino la vacuna, que es, de lejos, la medida más efectiva. Ninguna de las diferentes medidas que aplicamos ahora pasa del 50% de disminución de la transmisión, mientras que con la vacuna la efectividad es altísima, por encima del 90%. Incluso hay estudios que señalan que después de la primera dosis, a partir del décimo segundo día, empiezan a divergir las incidencias entre colectivos vacunados y sin vacunar. Por eso es tan importante, ahora que estamos entrando en otra ola, vacunar al máximo. Respecto al retraso, creo que la organización y tener una estructura de vacunación no es fácil, y pasa en todos los países. Con el añadido de que esta vacuna tiene unos requerimientos de cadena de frío más exigentes. Hay que coordinarlo muy bien.
–¿Hay ya un plan definido de vacunación? ¿Puede concretarlo?
–Sí, hay un plan. Claramente tenemos que iniciar la vacunación con los usuarios y trabajadores de residencias, más los trabajadores sanitarios que están expuestos en primera línea al coronavirus. Está ya desplegado el dispositivo, hemos empezado a vacunar a todos estos grupos en paralelo.
–Se ha avanzado ese objetivo de 25.000 vacunados para el 24 de enero, pero a largo plazo, qué porcentaje de la población necesita estar vacunada para que haya la inmunidad de rebaño y que el virus deje de ser un problema.
–No se sabe. Se desconoce si la vacunación va a evitar la transmisión, es algo que no se ha evaluado porque el desarrollo de las fases para poner la vacuna en el mercado no analiza este aspecto.
–¿Se ha notado en los últimos brotes un aumento de la contagiosidad? ¿Puede estar la cepa británica más presente de lo que sabemos hasta ahora?
–En los estudios epidemiológicos se ha visto que la transmisibilidad de la cepa británica es más alta, pero se desconoce el mecanismo exacto de cómo lo consigue el virus. Pero es tan significativo que, allí donde se ha impuesto esta variante (Reino Unido, Dinamarca...), se han tenido que aplicar medidas mucho más restrictivas. Esta variante se detectó porque en la técnica de la PCR que se utiliza en Inglaterra en una de las dianas de RNA para detectar el virus; empezaba a dar negativo. Aquí, el servicio de Microbiología ha empezado a realizar una especie de cribado, hacemos PCR con la técnica convencional y seleccionamos una muestra aleatoria a diario (unos 90 casos) sobre la que se aplica este otro tipo de PCR y, si da negativo en esa diana, al caso se le considera de alta sospecha de cepa británica y se manda a secuenciar.
–¿Cuántos casos sospechosos se han detectado ya?
–Empezamos esta semana con cuatro, tuvimos uno el jueves, y el viernes por la mañana se han notificado otros nueve. Hasta ahora, catorce. No confirmados al cien por cien hasta que no tengamos el resultado de la secuenciación. La cepa británica está aquí ya, ahora tenemos que ir viendo la extensión, hasta qué grado se está imponiendo. Al parecer, esta variante tiene ventaja sobre la otra, se transmite más fácilmente y puede acabar siendo la dominante de una onda epidémica.
–¿Se puede asociar esos casos con algún brote concreto?
–En este momento, no.
–¿Puedes estar vacunado y seguir contagiando?
–Se desconoce, pero es posible. Hay estudios esperanzadores, de que disminuye la transmisibilidad. Mientras exista esta incertidumbre, la recomendación es que, aunque estés vacunado, hay que seguir usando mascarilla, porque puede haber una especie de colonización del virus en la mucosa del tracto respiratorio, sin que uno enferme, pero poder transmitirle. Lo que es obvio es que la vacuna va a evitar los casos graves y bajará la mortalidad.
–Siguiendo las fases que ha marcado el Ministerio de Sanidad, cuándo terminaría la campaña.
–Depende de las vacunas que recibamos. Tenemos la de Pfizer-BioNTech, la semana que viene vamos a recibir la de Moderna, y la siguiente será la de Astra-Zéneca.
–¿Y se pondrán indistintamente?
–Todas cumplen unos criterios de calidad altísimos, da igual la vacuna que recibes. Todas funcionan muy bien.
–¿Imposible calcular entonces el porcentaje de inmunidad poblacional necesario para superar la pandemia?
–La inmunidad de rebaño depende mucho del ritmo de reproducción del virus, en función de cuántos casos secundarios genera un positivo, tiene que ser más o menos grande. Inicialmente se habló de un 50%, un 60%, pero las últimas estimaciones hablan de más, para que hagan de escudo. Pero insisto, no sabemos si la vacuna hace de escudo, es probable que la transmisibilidad se reduzca porque aunque la persona se colonice no va a tener síntomas, y los síntomas (tos, estornudos...) hacen que se contagie más.
–¿Hasta cuándo vamos a tener que convivir con la mascarilla?
–Cuándo no haya contagios y estemos con incidencias muy bajas se podrá quitar la mascarilla. Cero no va a ser nunca.
–¿Ese horizonte no se ve este año, no?
–Yo no lo veo.
–¿Y el siguiente?
–Quizás.
–¿Cabe la posibilidad de que esta tercera ola sea peor?
–Sí, cabe la posibilidad. Pero es algo que no puedo predecir. Lo que sí puedo decir es que vamos a tener igual o más hospitalización, estamos acelerando el ritmo de contagios.
–¿Cuál es la cifra actual de ingresos diarios?
–Estamos en diez diarios, unos sesenta a la semana, aunque aún se equilibran con los altas.
–¿Va a dar tiempo a que la vacuna frene esta tercera ola?
–A la dinámica general no va a dar tiempo, pero sí espero que en los grupos más vulnerables de mayor riesgo, como las residencias, una primera dosis ya puede marcar la diferencia. Con esa primera dosis ya conseguimos una efectividad del 50%, lo cual espero que se vea traducido en un descenso de la hospitalización y la mortalidad. En esta ola, la dinámica general va a depender del comportamiento social.
–¿Qué le diría a la población que aún dudas sobre la vacuna?
–Que no lo dude, es muy segura, tiene pocos efectos secundarios, es altamente efectiva y nos va a ayudar muchísimo para acabar con esta pesadilla.
–¿Cantabria se sitúa ya al borde del nivel 4, riesgo extremo?
–Los indicadores de presión asistencial son los que mandan. Y en esta nueva ola entramos con el nivel de ingreso en UCI con un nivel más alto que en la segunda. Si en el repunte anterior la ocupación era del 10%, ahora partimos del 20%. Una cuestión que nos preocupa, aunque los hospitales aguantaron bastante bien, pese a que llegamos a una incidencia acumulada de 550 casos por 100.000 habitantes. Fue duro, la presión fue alta, pero pudimos con ello.
–A este ritmo, ¿se puede calcular cuánto tardará la región en pasar al siguiente nivel?
–Camas de UCI tenemos 106, la ocupación se calcula con el número de camas con pacientes covid sobre el total, lo cual quiere decir que a poco que suban, el indicador avanza rápidamente hacia el umbral del 25% que no debemos de pasar. Con 28 pacientes en UCI ya se sobrepasa. Es muy poco probable que bajemos de 23. Para la próxima semana pueden llegar a 30.
–Paloma Navas ha hablado de «injerencias políticas» y de que no se han seguido siempre las recomendaciones técnicas a la hora de fijar las restricciones. ¿Usted lo ha percibido así?
–Mi papel ha sido de máxima objetividad. Siempre he cogido los datos y los he convertido en información. Jamás nadie me ha dicho nunca que ponga otra cosa; todo lo contrario, intentamos detectar al máximo todo lo que se pueda, aunque sea malo, porque prima la salud de la población. Y cuanto más detectamos, mejor. Se trata de atacar tus propias hipótesis, preguntarse qué estamos haciendo mal, dónde está el error. Criticar es fundamental para mejorar.
–¿Qué le ha encomendado el consejero para esta nueva etapa al frente de Salud Pública?
–Principalmente, que siga analizando, es la clave, el fundamento. Percibir con la máxima resolución posible lo que sucede en Cantabria en tiempo real. Cuanto mejor ves, mejor puedes actuar. Todo pivota sobre eso. Se ha creado un sistema de respuesta muy potente, que consiste en la detección temprana de casos sospechosos, que nos ayuda a detectar los casos, que luego se completa con un sistema muy robusto de rastreo, que detectan los contagios entre los contactos de los positivos, sobre los que aplicas el aislamiento para contener la expansión del virus.
–¿Qué capacidad de detección tiene el rastreo? ¿Cuántos se escapan de ese control?
–Esto depende de la capacidad de hacer test (PCR), que siempre Cantabria ha ido muy bien –menos al principio cuando faltaban reactivos–, pero ahora no tenemos limitaciones. No hemos tenido apuros en la segunda ola. La capacidad de los rastreadores se ve a diario, y en este momento van desahogados.
–El lunes vuelve la actividad a los colegios, ¿cómo puede afectar en la incidencia de la pandemia? Hay países que han cerrado colegios, en España esa posibilidad no se ha planteado...
–Es un tema sobre el que parece que la evidencia cambia cada semana. Al principio, se cerraron colegios, después pasamos a considerarlos seguros, ahora están otra vez con que en los niños se transmite igual que en los adultos, aunque con casos más leves, y con la incertidumbre de la variante británica. Es difícil de concretar realmente hasta qué grado contribuye a la dinámica de la pandemia. Lo que sí sabemos es que, en el ámbito educativo, en Cantabria se han hecho muy bien las cosas, mucho mejor de lo esperado.
–Durante estas Navidades se ha visto una gran afluencia en centros comerciales, ¿cree que han fallado los controles de aforo?
–Aquí entramos en el ámbito de la responsabilidad individual. Es imposible poner un policía a cada caso que detectamos que vigile su aislamiento. Hay que ser conscientes que estamos en una pandemia. Hay que disminuir la exposición al virus, reducir los contactos sociales. El virus quiere reproducirse, copiarse, que su RNA entre en la célula y nosotros la repliquemos. Somos meras fotocopiadoras del virus. Si evitamos los contactos sociales, el virus no tiene fotocopiadora y no podrá propagarse.
–¿Cómo está ahora la propagación del virus por la región?
–Tenemos un incremento de casos debido a los contactos de Navidad en los 4 áreas sanitarias de Cantabria, excepto en Reinosa. Los áreas de Laredo y Torrelavega tienen la tendencia creciente más importante en este momento.
–¿Los últimos brotes en residencias, que han sido importantes, se han controlado mejor?
–En la última ola hemos tenido un impacto importante con dos brotes en residencias, que han hecho que la curva bajara más lenta. Pero en cualquier momento puede volver a suceder, por muy bien que se hagan las cosas. Esa es la realidad.
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