No usa latinajos ni cita autores clásicos durante la entrevista, pero es innegable que Javier Marcano (Torrelavega, 1955) ya se ha puesto el uniforme de ... consejero. Ese que llevaba guardado en el armario desde hace una década. Las reivindicaciones que no se ha callado en los últimos seis años –desde que fue obligado a dejar la política activa por sus cuentas judiciales abiertas y ya resueltas– se han transformado en un discurso más conservador, aunque a él no le guste definirse con esa palabra. Recién llegado al despacho del Parque Científico que antes ocupaba Francisco Martín, Marcano ha generado unas expectativas –entre amigos y enemigos– complicadas de saciar en plena pandemia.
–¿Cuántas veces ha hablado con Revilla sobre su regreso durante estos seis años apartado?
–Muchas en los momentos procesales oportunos. Con un tono cordial, como ha sido siempre.
–¿El presidente se lo debía después de sacrificarle en 2015 para conseguir el voto de Podemos para su investidura?
–Se me debía algo. No sé quién ni qué. Pero tengo la plena consciencia de que alguien me debía algo. En mi casa solemos decir que el objetivo era cerrar el círculo. Y ese cierre se produjo con mi toma de posesión. Ese momento tuvo una carga de emotividad tan profunda que se convertirá en inolvidable. Lo que lo hizo singular y único fue la recuperación del sentido del honor, de la limpieza, eso que siempre estaba en mi mente cuando pensaba que se me debía algo.
–Parece guardar aún rencor a alguien.
–Soy memorioso. Creo que mantengo en buen estado de revista mi buena memoria. Pero supone demasiada carga alimentar rencores u odios. No quiero cargar con esa mochila, quiero caminar ligero. Me van a preguntar muchas veces si soy el que era antes. La respuesta es sí de manera contundente e inequívoca. Soy el que era pero no soy como era. He ganado en ciertos campos de juego. Y no quiero que esos sentimientos condicionen mi energía ni mi entusiasmo.
–¿Y su regreso ahora ha sido iniciativa de Revilla o ya tenían pactado hacerlo en algún momento de esta legislatura?
–Lo hemos llevado con mesura. Cuando se archivó el 'caso Racing' en los tribunales, hace exactamente un año, Miguel Ángel y yo trazamos nuestra hoja de ruta. Le dije que mi prioridad en aquel momento era terminar el curso escolar por mis alumnos.
–Entonces, ¿el presidente le ofreció volver al Gobierno hace ya un año?
–Me dijo que si yo quería encontrábamos el encaje en ese mismo momento.
–¿Y aún así, aunque estaba convencido de que le debían su restitución política, dijo que no?
–Quería terminar el ciclo con mis alumnos del instituto de toda mi vida. Comentamos que a finales de 2020 sería una fecha apropiada para mi regreso. Fue de común acuerdo, realmente ni recuerdo quién propuso que a finales de año sería un buen momento.
–Pero entonces, ¿ha sido pura casualidad qué coincida con la salida de Jaime González del Puerto y la marcha de Francisco Martín de la Consejería?
–La salida de Jaime, a quien por cierto he propuesto que siguiera formando parte del equipo, lo facilitó todo.
–¿Le ha propuesto al exdirector del Puerto un cargo en su Consejería?
–Sí, pero quería volver a la empresa privada.
–¿Como director general o con qué funciones?
–Es una persona muy valiosa, tiene mucha información en asuntos cruciales y mucha formación de logística, de emprendimiento y de innovación. Perfectamente podría haber sido un director general. O director de una de las sociedades públicas que dependen de la Consejería.
«Tenemos que ser innovadores y atrevidos. Algunos modelos turísticos se han quedado viejos»
–¿Eso quiere decir que tiene pensado hacer cambios en la dirección de Sodercán o Cantur?
–Probablemente vaya a haber cambios. En algún caso afectarán a las personas y en otros no. Pero sí tengo en mente que haya un movimiento que me permita reforzar determinadas figuras del consejo de administración, como los consejeros delegados, que me interesa mucho potenciar. Quiero que esas personas tengan peso y no solo una presencia testimonial.
–Es decir, que tanto Javier Carrión (Sodercán) como Bernardo Colsa (Cantur) podrían dejar su cargo.
–Dejo las puertas abiertas a los cambios, pero no es mi intención generar inquietud. Esto no es una revolución. Estoy haciendo componendas y viendo encajes en el proyecto. También tengo la intención, aunque no inmediatamente, de estrechar e intensificar la relación entre la Consejería y las sociedades públicas. Y quiero que la gente salga a la calle. No hablo de visitas institucionales con reflejo en los medios, sino que los directores generales y los técnicos vayan a las empresas, consulten con ellos y tengan esa cercanía y proximidad.
–¿Cree que Revilla se ha sentido presionado para traerle de vuelta por su ascendencia en el PRC de la Comarca del Besaya?
–No creo que esa razón haya influido ni que haya sido fundamental. El PRC del Besaya está bien representado en los órganos del partido y más ahora con un alcalde que ha ganado por primera vez las elecciones locales en Torrelavega para el PRC. Yo soy muy de mi tierra, muy de mi gente, pero eso no significa que no lo sea de otros municipios. He trabajado con Miguel Ángel, codo con codo, en muchas circunstancias distintas. Sabemos lo que quiere el uno, lo que quiere el otro, de qué pie cojeamos…
–¿Y sumar Turismo a la Consejería fue una exigencia suya o se lo propuso él?
–No, no, no… Yo a mi partido nunca le he exigido nada. De eso estoy especialmente satisfecho. He intentado comportarme como un soldado siempre. Jamás le he exigido nada a Miguel Ángel, fue decisión suya. Siempre he hecho lo que el partido me ha pedido.
«Soy el que era pero no soy como era. Escucho ahora mucho más que en toda mi vida»
–¿No ha supuesto ningún conflicto con Marina Lombó, la consejera de Educación, que pierde esas competencias?
–No, ninguno. A los hechos me remito. Marina y yo en los últimos días hemos dejado bien claro que disfrutamos de una extraordinaria relación.
–Han pasado diez años desde la ultima vez que ocupó un cargo en el Gobierno. Y Revilla le avisó esta semana de que han cambiado muchas cosas en la Administración. ¿Le hará falta mucho reciclaje?
–El cambio más importante, y que no se me malinterprete, se ha producido en mí. Mi capacidad de escuchar ha alcanzado niveles ionosféricos. Escucho infinitamente más que en toda mi vida. Haré de esto mi principio de comportamiento. Escuchar, como mínimo, el doble de lo que hablo. En la medida de que sea capaz de convertir mi sentido común en mi mayor fortaleza, no habrá ningún problema, porque estoy muy bien rodeado.
–¿El infierno judicial que ha pasado le puede condicionar en la toma de decisiones? ¿Le ha hecho más conservador por miedo a que vuelva a ocurrir?
–Conservador no es una palabra que encaje con mi carácter, pero seré prudente, como siempre. Necio no soy, ya sé que todos los que tomamos decisiones estamos fiscalizados. Sé que lo voy a estar. Lo que no creo es que vuelva a producirse en mi vida ese triple juicio simultáneo que sufrí: mediático, político y forense. ¿Realmente cuántas veces me he sentado en el banquillo? Solo una. No se lo cree nadie cuando lo cuento por toda la trascendencia mediática que he tenido.
–Entre Industria y Turismo, pasará por su manos el 33% del PIB de Cantabria. ¿Se ve con margen de maniobra para hacer algo desde aquí o la dependencia financiera de Madrid ya es total?
–No me turba ese aspecto. Lo digo por si alguien tiene la tentación de criticar que el 33% del PIB descanse sobre la espalda de una sola persona. Porque no es cierto. Lo hace sobre las espaldas del Consejo de Gobierno, de mi equipo, de los diputados y de todos los que tienen responsabilidades públicas. ¿Qué se puede hacer desde aquí? Hay una tarea ineludible: ejecutar el Presupuesto de este año. Que no he confeccionado ni he aprobado yo.
«Mi objetivo es ejecutar el Presupuesto, que no he confeccionado ni aprobado yo»
–¿Y en ese presupuesto cuadran sus proyectos industriales?
–Hay muchos en marcha que son prioritarios para el presidente y para mí. A lo largo del año incorporaré más, pero hay un tempo que hace que trabajemos a mucho mayor ritmo en esos.
–¿Se refiere a La Pasiega?
–Sí.
–¿Va a paralizar algún proyecto o revertir alguna medida que se haya puesto en marcha en los últimos años?
–Me he detenido más en los proyectos que construyen que en los que destruyen. Es una manera de decir que quiero ser positivo. Me gustaría transmitir a mi equipo un principio muy transparente: a la Consejería se viene llorado de casa. Aquí se trabaja con entusiasmo y pasión, pero analizaremos todo, ya me gustaría dar rienda suelta a lo que he pensado estos años.
–¿Viene con ánimo de cambiar la mentalidad de la política turística del Gobierno o son tiempos de contención y austeridad?
–Las personas y los tiempos han cambiado. Tenemos que ser innovadores y atrevidos. Algunos modelos ya se han quedado viejos.
–¿Cuáles?
–Seguramente haya que reflexionar sobre las ferias de turismo, las jornadas directas, las campañas de promoción… La tecnología avanza a una velocidad de vértigo. Pero no hay dinero para grandes proyectos y hay que ser imaginativos. Y también dar cabida a los creadores, a los emprendedores, a los jóvenes y al talento cántabro que tenemos fuera. Tenemos que estar más vinculados con la universidad, con los colectivos empresariales… Debemos ser valientes.
«Recuperar el aeropuerto debe ser una piedra angular de la política turística»
–Revilla le ha encomendado expresamente recuperar el aeropuerto de Santander. ¿Cómo tiene pensado hacerlo en plena pandemia?
-Casualmente hemos tenido una buena noticia en los últimos días. Ryanair ha ratificado su confianza en nuestro aeropuerto. Y está dispuesta a recuperar las once rutas anunciadas y que no pudieron ponerse en marcha por el covid. Incluso, ya se han puesto a la venta los billetes. Eso es importante.
–¿Con el mismo contrato o Ryanair ha pedido más dinero al Gobierno para recuperar las líneas?
–No se han pedido modificaciones del contrato, pero estamos dispuestos a echar el resto, no vamos a renunciar a lo conseguido. Ese logro del millón de pasajeros y esa socialización del aeropuerto fueron claves para el turismo y su recuperación debe ser una de las piedras angulares de la política turística.
–Pero, ¿no es una utopía hablar de recuperar el turismo cuando toda la hostelería esta semicerrada?
–El momento no es el más favorable, claro. Ahora los esfuerzos deben centrarse en la salud y en la investigación biosanitaria. Los demás tenemos que esperar que cambie la situación. Las vacunas tendrán un efecto anímico importante y deben coincidir con una relativa recuperación económica.
–¿Cree que el Gobierno ha sido demasiado estricto con los hosteleros?
–El Gobierno ha hecho un esfuerzo importante con 30 millones de euros de ayudas y otros recursos que se han puesto en sus manos. Seguro que no todo lo que el sector necesita pero sí todo lo que el Gobierno puede.
–¿Es partidario de aumentar las ayudas a los hosteleros en tiempo y cantidad?
–Hay que ayudar cuanto se pueda a los sectores afectados.
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