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La muerte del empresario asturiano Romualdo Alvargonzález Figaredo, que chocó la semana pasada contra el remolque suelto de un camión que transportaba paja en la ... A-67, a la altura de Cartes, ha cerrado un 2022 trágico en las carreteras cántabras. El balance final de 17 fallecidos supone el dato más alto de los últimos cuatro años. La recuperación paulatina de la normalidad tras el covid también ha traido, en este caso, consecuencias negativas: el regreso a las cifras mortales de tráfico después de tres años consecutivos (2019, 2020 y 2021) en los que se había logrado estabilizar con 13 fallecidos anuales. Hay que tener en cuenta, claro, que en 2020 se redujo la movilidad un 25% a causa de las restricciones por el covid. Y, además, que este balance sobre siniestralidad no es definitivo. Solo quedan reflejados los decesos que han tenido lugar en las 24 horas siguientes al accidente. En los informes posteriores, la DGT amplía el rango temporal a 30 días, por lo que esta cifra puede aumentar considerablemente.
Los dos últimos meses del año han sido especialmente malos en Cantabria, con nada menos que seis fallecidos. El primero de ellos, en noviembre, ocurrió en Ontón. El viaducto de la A-8 se convirtió en una trampa mortal para O.C.G., vecino de Puente Arce (Piélagos) de 49 años de edad. El camión cisterna que conducía en sentido Vizcaya, cargado de aceite para consumo humano, se salió de la vía y quedó volcado sobre la mediana. Unos días antes, un hombre de 72 años y vecino de Arredondo falleció después de volcar su vehículo en la CA-261, entre los términos de La Cavada y Ramales de la Victoria. Ese mismo mes, un hombre de 86 años, con iniciales R.G.S. y vecino de Portugalete (Vizcaya), murió en la A-8, a la altura de la localidad de Anero, después de que su vehículo se saliera de la vía.
Ya en diciembre tuvo lugar uno de los siniestros más graves del año en la región. Dos turismos colisionaron frontalmente en la carretera N-629, a la altura de Rasines. Allí mismo falleció un hombre de 78 años, con iniciales L.P.R. y vecino de Matienzo (Ruesga), ganadero ya jubilado que solía acercarse a Colindres para cuidar de sus nietos y llevarlos al colegio. Otras tres personas resultaron heridas de gravedad. También en diciembre murió un vecino de Gijón, de 29 años, cuando su coche se salió de la carretera en la A-8, en el tramo Solares-Torrelavega.
Frente a estos últimos sucesos, las dos primeras víctimas del año no viajaban en un vehículo. Eran peatones y perdieron la vida mientras paseaban por Santander. Uno de ellos, un hombre de 69 años, falleció tras ser atropellado en la calle Hermanos Calderón , en la Avenida Primero de Mayo, que une Peñacastillo con Nueva Montaña. Según los testigos, la víctima cruzaba por el paso de peatones y la conductora no lo vio. Sólo diez días antes, una mujer de 76 años murió arrollada por una ambulancia que perdió el control e invadió la zona peatonal en la Bajada de Polio.
Pese al aumento de los accidentes mortales, los motoristas no fueron esta vez los peor parados. Después de un 2021 en el que murieron siete -más de la mitad del total de ese año-, en 2022 hubo que lamentar tres pérdidas. La primera, en febrero, cuando la moto de un vecino de Liencres chocó contra un turismo en el cruce de acceso a la playa de Valdearenas. Se trata de un cruce con bastante tráfico, especialmente los fines de semana, ya que es la zona de los pinares y el acceso al arenal. El segundo deceso fue un vecino de Hinojedo (Suances), de 50 años, tras salirse de la vía en la variante de Santillana del Mar. Y ya en julio, un joven de 17 años, vecino de Soto de la Marina, que salió despedido de la moto en la que viajaba después de haber chocado contra otro vehículo en la calle Marqués de la Hermida de Santander.
La única muerte registrada de un ciclista ocurrió también en julio, en la N-634, en la recta del polígono de Ambrosero (a la altura del almacén de Forjas Artísticas), cuando una furgoneta que circulaba en dirección a la localidad de Gama invadió el carril contrario tras sufrir su conductor un desvanecimiento e impactó de lleno contra el ciclista, que se desplazaba en sentido Beranga. El fallecido, un varón identificado como J.Q.R, de 57 años, trabajaba y residía en Valencia, aunque era natural de Cantabria.
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