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¿Sabía que es posible detectar la predisposición a sufrir alzhéimer veinte años antes de que aparezcan los fallos de memoria? Pues, aunque parezca increíble, ... así es. Y la forma de llegar a ese diagnóstico precoz, que puede ser la única forma de frenar el avance de la enfermedad del olvido, tiene mucho que ver con el resultado de una investigación que acaban de publicar investigadores del Idival, pertenecientes a la Unidad de Deterioro Cognitivo del servicio de Neurología del Hospital Valdecilla, en la prestigiosa revista Alzheimer's Research & Therapy.
En síntesis, lo que han demostrado es que es posible detectar el alzhéimer a través de una simple analítica de sangre del paciente, en su caso (porque hay investigaciones paralelas en otros centros del país) a través del estudio de un biomarcador plasmático denominado p-tau217 (proteína tau fosforilada en la treonina 217). ¿Qué significa eso? Por explicarlo de forma llana, han encontrado una pista en la sangre que identifica si hay rastro de esa proteína en el cerebro, que es una señal clara de que la patología existe, aunque puede no haber dado síntomas. Es decir, que a través de esa analítica se puede determinar si hay un depósito anormal de proteínas tóxicas en el cerebro (tau y amiloide se llaman), que son las responsables de atrofiar las neuronas de forma progresiva.
Francisco Martínez Dubarbie
Neurólogo de Valdecilla
Una vez probado que el método funciona, conclusión a la que han llegado los investigadores del Idival tras analizar las muestras de 500 personas, tanto pacientes seguidos en las consultas de Neurología desde 2013 como voluntarios del proyecto 'Cohorte Cantabria', el siguiente paso es trasladarlo a la práctica clínica. Una cuestión que ya se trabaja con la Gerencia del hospital para tramitar que las consultas de los neurólogos puedan acceder «lo antes posible» a este tipo de analíticas, evitando con ello tener que realizar punciones lumbares a los pacientes para extraer líquido cefalorraquídeo, que es cómo se busca hasta ahora la presencia de esa misma proteína. Una parte del diagnóstico que se completa con un PET cerebral (prueba de Medicina Nuclear).
«En este estudio, el biomarcador en sangre p-tau217 ha demostrado una precisión diagnóstica de entre el 95-97%», explica el neurólogo Francisco Martínez Dubarbie, miembro de la Unidad de Deterioro Cognitivo que ha desarrollado la investigación. «Con una simple analítica, una prueba sencilla, rápida y más rentable, hemos concluido que se obtiene un resultado equivalente al de la punción lumbar, que requiere ingreso y es más molesta», añade. En un futuro, ese pinchazo espinal se puede reducir «entre el 73% y el 95%», calcula el médico.
Este avance abre la puerta a un diagnóstico más accesible, mejorando la posibilidad de detectar la patología en etapas donde aún se puede intervenir, sobre todo ahora que se acercan terapias esperanzadoras. «Los primeros tratamientos modificadores de la enfermedad de Alzheimer están próximos a ser aceptados en nuestro país y, para ser utilizados requieren un diagnóstico biológico», indica Martínez Dubarbie.
Hasta la fecha, el alzhéimer, responsable del 60-80% de los casos de demencia, es una de las principales causas de muerte en todo el mundo sin cura ni forma de prevenirlo. El gran problema es que la mayoría de las veces se descubre cuando el daño neuronal ya es irreversible. Por eso, encontrar un método de detección y diagnóstico no invasivo en las etapas más iniciales de la enfermedad constituye uno de los grandes retos en la medicina.
Recientemente, un equipo de investigación liderado por Ace Alzheimer Center Barcelona, en colaboración con el Hospital Sant Pau, ha probado también la eficacia de la detección en sangre del alzhéimer a través del biomarcador p-tau181, en línea con el descubrimiento del equipo de Neurología de Valdecilla.
El estudio cántabro ha concluido también que el biomarcador p-tau217 se eleva únicamente en pacientes con alzhéimer y no en otras demencias, clave por tanto para afinar el diagnóstico. «Además, sus niveles en sangre aumentan a medida que la enfermedad avanza, por lo que es útil para estadificar la enfermedad y, posiblemente para valorar la respuesta a tratamientos». Sin duda, precisan los investigadores del Idival, «la incorporación de los biomarcadores plasmáticos en los sistemas sanitarios puede cambiar por completo el abordaje de las demencias, ya que permite diagnósticos tempranos y precisos de forma sencilla para los pacientes, facilitando así el acceso a los futuros tratamientos del alzhéimer.
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