La intensa niebla convierte en una odisea los viajes desde el Seve

La culpable fue la densa niebla que cubría los cielos de Santander y que provocó que tres vuelos fueran desviados a otros aeropuertos. Las operaciones afectadas fueron las rutas con Madrid, Barcelona y Londres. Los dos primeros aparatos fueron desviados a Asturias y Pamplona, respectivamente, y el tercero a Madrid, lo que provocó retrasos de más de dos horas y media.

Pablo Muñoz estaba ya en la puerta de embarque para este vuelo cuando les indicaron que debían volver a salir a la zona general. Los viajeros de ese avión acudieron en masa al puesto de información de Ryanair a intentar recabar algo más de información «pero no han dicho más que que tenemos que esperar», señalaba Muñoz, visiblemente preocupado porque tenía una conexión «a Italia» desde el aeropuerto londinense.

«Tengo una escala de dos horas y media, suficiente para poder coger el siguiente vuelo», apuntaba el hombre, al tiempo que desvelaba sus dudas sobre si podría llegar al enlace, de otra compañía. En caso de que hubiera un retraso mayor, perdería el vuelo. En el momento en que contaba su testimonio, llegó una notificación a su teléfono: el vuelo se iba a retrasar hasta las 12.10 de la mañana. Dos horas más tarde respecto de la hora prevista. El pasaje entonces se dispersó por las distintas áreas del aeropuerto, incluida la cafetería, donde buena parte de los viajeros hicieron tiempo tomando un café o avanzando trabajo con sus portátiles en alguno de los puestos de carga de dispositivos electrónicos. Una joven que pasaba por detrás prefería no hablar: «Estoy muy triste», señala.

Otro matrimonio esperaba de forma paciente en la hilera de sillas dispuestas en los ventanales del aeropuerto santanderino. Ellos llegaron la noche anterior a la capital cántabra desde Pamplona y esperaban coger también el vuelo a Londres, donde vive su hijo que trabaja como arquitecto «en la City». «Vinimos ayer e hicimos noche aquí y ahora nos han comunicado que el vuelo se retrasa hasta las 12.10». Y llegó un nuevo anuncio de retraso del avión, que no saldría, entonces sí, hasta las 12:45 horas. «Hemos mirado por la aplicación de radar de vuelos dónde estaba el nuestro y se ha pasado unos 20 minutos sobrevolando el aeropuerto hasta que se ha dado la vuelta a aterrizar en Madrid».

El mismo matrimonio pamplonés se alegró, en parte, porque les hicieron llegar un vale de 4 euros para tomar un desayuno en el aeropuerto y amenizar la espera. «Vamos a por ese cafecico y ya veremos», señalaban mientras enseñaban en la pantalla de su teléfono el vale electrónico que les habían hecho llegar. En su camino a la cafetería, se cruzaron con Pablo Muñoz, el pasajero que debía tomar un enlace en Londres hacia Milán. Éste estaba al teléfono con la compañía aérea para intentar solventar la situación porque el retraso, de dos horas y media, en la salida de su vuelo con destino Londres, le imposibilitaba poder coger su conexión.

Hacia mediodía, Aena confirmaba que los vuelos de Barcelona y Madrid habían llegado al Seve Ballesteros y la situación volvía a la normalidad.