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Lorenzo Vidal de la Peña (Santander, 1962) es de los pocos diputados que, en plena precampaña, sigue pisando el Parlamento. Porque él no participará en la próxima pelea electoral y no tiene que patearse los 102 municipios, pero sobre todo por convicción. «Para eso ... me pagan los cántabros». Cuatro años después de su salto a la vida pública como número dos del PP, y tras pasar también por la presidencia de la CEOE regional, vuelve al mundo empresarial con una visión un tanto pesimista del panorama político y del futuro industrial de la región: «Mientras los demás tiran para arriba, Cantabria está cada vez más abajo. Cada vez somos menos, más mayores y con peores condiciones».
-En su carta de despedida se notaba un sabor agridulce. Agradecimiento, pero también frustración.
-Agradecimiento a la presidenta y al PP porque me dieron la oportunidad de poder estar aquí cuatro años y tener esta experiencia que no está al alcance de cualquiera, indistintamente de lo que haya venido después. ¿Frustración? Un poco de impotencia. Es un choque contra una pared en muchos aspectos. El sistema de funcionamiento es muy distinto al empresarial de donde venía.
-Llegó a decir que en ocasiones la política forma más parte del problema que de la solución.
-Dentro del Parlamento se reacciona a los acontecimientos, no se provocan, que es lo que creo que tiene que hacer un poder legislativo. Yo creo que el Parlamento tendría que servir para prever y planificar la vida de la región. Es muy difícil implementar soluciones cuando hablamos de problemas que ya han tenido lugar hace tiempo. Cuando los temas llegan al Parlamento, o el problema ya se ha solucionado o ya no tiene solución. Sirve para revivir los temas. El lobo, Vuelta Ostrera, los planes industriales... Aquí no hay soluciones transversales: el Gobierno sólo impone y la oposición sólo se queja. No existe posibilidad de acuerdo.
-¿Ha tenido la sensación de estar perdiendo el tiempo?
-Es así. Pero es que aquí el tiempo transcurre de distinta forma que en la empresa. El Parlamento es poco ejecutivo. Como su propio nombre indica, es el Ejecutivo el que tiene capacidad real. Y es algo que me da pena, porque yo creo en el Parlamento, igual que creo en cosas como el diálogo social. Si se utilizaran bien, serían muy positivas.
-En su salida de la política, ¿ha pesado más esa parte o las desavenencias con el partido?
-Lo primero. Sin ninguna duda. Las desavenencias personales pueden ser constantes, pero porque yo soy una persona crítica. Pero constructiva. Mis críticas han buscado que el sistema mejorara. Lo irresponsable habría sido no decir lo que pensaba.
-¿Eso es lo que provocó la separación con el PP? Pasó de ser el número dos a estar apartado del grupo parlamentario, incluso desplazado al último asiento?
-Por supuesto. Es que no hay cultura de debate crítico y constructivo, ni en el Parlamento ni en los partidos. Aquí he tenido que asumir la directriz de alguien que ni siquiera te la comunica. Eso a nivel interno. Y a nivel general del Parlamento falta ese debate que lleve a tomar decisiones. Y después que se cumplan, porque hemos votado asuntos por unanimidad que después han quedado en el limbo, como el Plan de Movilidad que presenté. Se instó al Gobierno para que lo pusiera en marcha, y nada.
-Se acaba la legislatura sin plan energético, sin plan industrial... Cosas que ha venido reclamando al consejero de Industria.
-Ahora Marcano quiere sacar ese plan industrial, pero parece más que nada una medida electoralista. Se hace para que se calle el que se queja de que no existe, pero después se vuelve a meter en el cajón. Francisco Martín contrató una consultora para hacer su propio plan cuando nosotros le presentamos uno desde la CEOE, pero al final Cantabria no tiene un plan industrial. Cantabria no tiene claro qué es lo que quiere hacer. No parte de ningún sitio para llegar a algún lado.
-Ha interpelado a dos consejeros de Industria, Martín y Marcano. ¿Con cuál se queda?
-Son personalidades distintas. Martín no escucha y quiere tener razón a toda costa, mientras que Marcano lo que busca es que tú le des la razón. A mí me hubiera encantado haber sido adversario de Marcano hace ocho años, en el momento en que él estaba más alto. Y con esto no dejo de reconocer su inteligencia y su capacidad.
-¿Cómo ha visto la gestión de la nueva directiva de CEOE regional?
-Es verdad que han sido y siguen siendo tiempos complejos, pero creo que tenía que haber sido más activa en la defensa de la actividad económica. Creo que podría haber mantenido el papel ascendente en el que se posicionó anteriormente, porque la CEOE se ha vuelto a diluir bastante.
-¿Cree que el Gobierno central tiene animadversión al empresario, como dice el PP?
-No lo creo. No creo que el Gobierno vea a la empresa como el enemigo, ni que el empresario se sienta enemistado con el Gobierno. Eso es irracional. Ambas partes deben ir de la mano. Y los sindicatos igual. Pero lo que es cierto es que tenemos que actualizar las relaciones.
-Durante la pandemia sí funcionó bien ese diálogo social.
-Visto con perspectiva, quizás se podían haber hecho las cosas mucho mejor, pero aun así se hicieron bien. Todos estuvieron a disposición del resto de las partes. La pena es que no hayamos aprendido que podemos trabajar juntos cuando hace falta. Y ahora hace falta. Y se ha dejado de hacer. Cada parte tira para su lado y nos hemos olvidado que todavía vivimos en un momento de inestabilidad muy fuerte.
-¿Cuando pidió una renovación en el PP frente a Buruaga, en qué figuras pensaba?
-No pensaba en nadie en concreto. Lo decía por lo que veía, escuchaba y por lo que podía discutir, dentro de las posibilidades. Pero como no había debate y posibilidad de manifestar las cosas, tenía que decirlo en otro foro. Ojo, siempre he dicho todo en el cara a cara, antes de decirlo fuera. Nunca he pensado en que fulano o fulana lo haría mejor. Soy más de pensar en el perfil que se requiere que en personas concretas.
-¿Qué cree que pasará en estas elecciones y qué le gustaría?
-Aquí dentro también he conocido más y mejor a las personas. Por ejemplo, para mí Revilla ha ganado en respeto. No porque haya llevado a cabo grandes proyectos, sino porque he visto que es quien mejor nada en este hábitat. Es una máquina de supervivencia en la política actual. Para mí que gobierne Revilla no es bueno y no tengo duda de que no es bueno para Cantabria. Pero ni Revilla, ni ninguno de los que están. Ninguno de los que se presenta a las elecciones encaja en el perfil que yo querría para que nos gobierne. Gobernar una autonomía como Cantabria requiere un perfil de gestión que no se da en lo que conozco. Lo cual no quiere decir que no respete a todos ellos.
-¿Ve a Revilla como presidente de nuevo a partir de mayo?
-Le veo presidente otra vez. Y me da rabia, porque estoy convencido de que todavía podría ser mucho más figura si tuviera enfrente a alguien más fuerte.
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