Se podía observar a simple vista. Sobre todo en las zonas más cercanas a la costa, en el horizonte se apreciaba una neblina que enturbiaba el ambiente y que reducía la visibilidad. Una parte de la culpa era de la bruma procedente del Cantábrico ... como consecuencia de la gran diferencia de temperaturas entre el mar y la atmósfera, pero la otra correspondía a las PM10. Así se llama a las minúsculas partículas en suspensión -de un diámetro inferior a los diez micras- que en los últimos días y especialmente este lunes están disparando los niveles de contaminación del aire en Cantabria.
Desde el Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA), dependiente del Gobierno regional, confirman que esta situación no supone un riesgo para la salud. Aunque en nueve de las once estaciones medidoras repartidas por toda la comunidad autónoma se han superado los límites recomendables por la Organización Mundial de la Salud (OMS), subrayan que picos aislados como este no tienen incidencia. «La normativa habla de casos de exposición altos durante un periodo muy prolongado, de unos 35 días. En ese caso ya se activarían las alertas sanitarias y se avisaría a la población para que estén prevenidos», apunta Jesús García, responsable del CIMA.
En cambio, la organización Ecologistas en Acción pone en entredicho esa afirmación y explica que para asegurar esto de forma categórica habría que ver los datos de visitas al hospital de pacientes con enfermedades crónicas respiratorias. Aseguran que en la región no hay problemas porque «no hay informes al respecto», pero señalan que en otros puntos del país, ante escenarios similares, hay estudios que confirman sus argumentos. «Yo me resisto a creer que aquí no hay una relación entre los ingresos y los picos de contaminación, como sí ocurre en otros lugares», apunta Luis Cuena, uno de los portavoces de la organización ecologista en Cantabria.
«No existe un riesgo para la salud. Para que hubiera problemas tendría que mantenerse una situación así durante 35 días»
Jesús García Director del CIMA
Aunque la OMS afirma que incluso las bajas concentraciones de PM10 conllevan «efectos sanitarios» porque estas partículas pueden penetrar y alojarse en el interior profundo de los pulmones, matiza que es necesario esta exposición prolongada para que se agrave «el riesgo de desarrollar cardiopatías y neumopatías, así como cáncer de pulmón».
En lo que sí coinciden, por lo menos en términos generales, es en el origen de este aumento de las partículas en suspensión. Y culpan a dos factores. En primer lugar la anómala situación meteorológica, con temperaturas superiores a 20 grados y una ausencia prolongada de precipitaciones. A eso se suma que el episodio de incendios forestales ha hecho que la atmósfera se llene de hollines y restos del carbón. García detalla que el potente anticiclón que se sitúa sobre la península hace que la atmósfera esté muy estable y no haya lluvias para 'limpiar' estos residuos. En menor medida influyen también la llegada de polvo africano de origen subsahariano y las emisiones procedentes de la combustión de estufas caseras que utilizan carbón vegetal. En el CIMA recuerdan que situaciones similares a la actual han coincidido siempre con grandes incendios porque «el fuego y la intención del fuego coinciden también con unas condiciones que son las menos indicadas para la calidad del aire».
Por localidades
El mayor índice de contaminación por partículas PM10 lo registró este lunes la estación medidora del polígono de Cros, en Camargo. Si el límite diario que establece la OMS es de 50 microgramos por metro cúbico, aquí se llegaron a los 191 a las 09.00 horas. También estuvieron por encima de los tres dígitos las de Guarnizo y el acceso a Santander (como se aprecia en la tabla de la derecha). Las zonas más afectadas fueron las del arco de la bahía, ya que el viento sur arrastra hasta allí los restos de los incendios de las comarcas centrales. Sólo Bárcena Mayor y Castro Urdiales se mantuvieron por debajo de los máximos recomendados.
«Sí tiene consecuencias. En Asturias hay unos protocolos más exigentes que aquí y han reducido la velocidad en las autovías»
Luis Cuena | Ecologistas en Acción
Este pico de polución no es propio de Cantabria, sino que se está repitiendo en un gran número de ciudades de España. En Asturias, por ejemplo, las autoridades pusieron en marcha un protocolo por alta contaminación que implica prohibir circular a vehículos pesados y la reducción de la velocidad máxima a 80 kilómetros por hora en las autovías. García señala que en la comunidad vecina esta medida sí es efectiva porque también estaban disparados los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) que generan los motores de los automóviles por su gran concentración en torno a las grandes ciudades del Principado y afirma que en Cantabria no ocurría lo mismo. Aunque este lunes estaban especialmente altos, es cierto que no se superaron las barreras de la OMS.
En este punto, de nuevo, Ecologistas en Acción discrepa. La organización asegura que los vehículos también influyen en el aumento de los niveles de partículas en suspensión, por eso pide que ante situaciones como las que se dieron ayer se activen medidas similares en los lugares con más tráfico como son los accesos a Santander.
«Es una competencia de la DGT que aquí también habría que implementar. Sería tan fácil como poner unos carteles luminosos cuando se llegue a estos niveles. Hace mucho que lo pedimos», opina Cuena, quien asegura que si no se hace es porque los protocolos de actuación de Cantabria están menos actualizados que los asturianos.
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