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Alejandro Robledo | Comerciante
Si echa la vista atrás, casi no se acuerda. Hace unos 20 años que Alejandro Robledo, de Cristalerías Robledo, en Torrelavega, no celebra la Navidad en la finca que su familia tiene en el pueblo de Naveda (Campoo de Suso). Pero el covid les ha obligado a modificar los planes habituales en estas fiestas y la casa será el nuevo escenario durante la Nochebuena. Lo van a organizar así porque «es un sitio grande y tendremos más espacio», explica el comerciante. El terreno les permitirá respetar mejor las distancias de seguridad entre los comensales, que serán diez. «Hemos separado los espacios y abriremos las ventanas» para ventilar. Aunque eso supondrá casi cenar con el abrigo puesto: «Allí hace mucho frío», añade entre risas el comerciante que regenta el negocio con su hermano Vicente con quien también se juntará ese día. Eso sí, no estarán todos. «Somos seis hermanos», dice.
Uno de ellos reside en Asturias y la previsión es que «no vendrá». En las celebraciones del 2020 no cabe todo el mundo a la mesa. Al menos el menú será el de siempre: «Cada uno llevará algo» de comida. Pero el toque de queda le obligará a «salir corriendo» para volver a su domicilio de Torrelavega porque en Navidad comerá con la otra familia. «Al terminar igual echas un bingo o juegas a algo», pero este año ese tiempo con los parientes se acortará para quienes tengan que desplazarse. Algún hermano quizá se libre porque se queda a dormir. En estas fiestas no hay más remedio que adaptarse a las circunstancias. «Es un año diferente y lo tomamos así», resume Robledo. Sin darle muchas más vueltas. «Tendremos cuidado», señala.
Roberto Orallo | Pintor
Todos los años el artista cántabro Roberto Orallo llenaba por estas fechas su coche de caracoles de campo, lechazo, regalos y, en el hueco que quedaba, metía a su familia, su mujer Vila, y su hija Julia. Con todo empaquetado y orden, ponían rumbo al Puerto de Santa María, en buscar del calor y del resto de la familia. «Es una excursión muy bonita. Recorreremos España y aprovechamos para dormir en algún sitio que no conocemos. Me recuerda a mis viajes de pequeño, con mis seis hermanos. Cuando pasábamos Reinosa, ya estaba todo nevado».
Pero estas Navidades van a ser muy distintas. Orallo estuvo ingresado hace unos meses por una infección muy fuerte «que me atacó el corazón. Ahora ya estoy como un roble. Bueno, casi. Pero soy persona de riesgo». Así que nada de viajes, «comeremos y cenaremos los tres juntos, Vila, Julia y yo. Mi hijo mayor, Roberto, se quedará en Valencia por precaución».
En su mesa habrá consomé, besugo y lechazo. Y, por supuesto, ¡caracoles! «Los recoge mi mujer en la zona de monte y los prepara mi cuñada Marisa, que los hace riquísimos. Y me niego a quedarme sin ellos este año, así que han viajado hasta el sur, han sido cocinados y ya están de vuelta en Cantabria».
La Navidad en el sur «es muy alegre. Siempre hay música en casa, risas, con la ilusión de los niños pequeños». Pero aunque este año sean menos y sean más frías, «desde que Julia ha llegado, a las nueve de la mañana ya está sonando la música. La ilusión es la misma. Los regalos ya están debajo del árbol, en Nochebuena hay un detallito; el resto, en Reyes».
Eva Fernández Cobo | Mujeres Empresarias
Para Eva Fernández Cobo lo «más bonito e importante es reunimos para conmemorar algo muy especial: la Navidad». Afirma que cuando escucha esa palabra, «vienen a mi mente momentos felices, encuentros con seres queridos, recuerdos de mi niñez, momentos importantes, pero sobre todo, ¡felicidad!»
¿Cómo va a ser su Navidad? «Pues igual de bonita. Será una noche de esperanza, de ilusión. Confieso que mi fuerza de estas Navidades atípicas se apoyan en los detalles, cosas que, en mi opinión, siempre cuentan porque marcan la diferencia y que nadie, ni la pandemia, nos pueda arrebatar como la decoración navideña, la mesa especialmente cuidada, luces, música, calor de hogar y buen humor para transmitir mi esencia y para hacer la vida mejor a los míos y, por ende, a mí misma».
Asegura que todos los días «doy gracias porque mi familia no ha sufrido esta terrible enfermedad, por poder compartir con los míos esta noche, por contar con la presencia de mi familia. Y con mi hija María, que a pesar de todo y del miedo a viajar en estas circunstancias, no ha querido pasar sus Navidades en EE UU, donde estudia, y ha querido estar aquí, esta noche tan especial, con nosotros. Sentir el calor de la familia».
Este año ha tenido que improvisar para cuadrar la mesa y las restricciones. Así, en lugar de ser los doce habituales, «nos quedamos mi marido y yo, las niñas, mis dos hermanos y mi madre. Pero lo cierto es que no siento pena. Sé que estamos haciendo lo correcto».
El día de Navidad también se ha reducido el número de invitados, «principalmente por mi madre, que es por la que más tememos». En cuanto a la intendencia, «¡nada ha cambiado! Siempre lo he hecho yo en mi casa».
Jesús Sánchez | Chef
La Navidad en casa del cocinero Jesús Sánchez nada tendrá que ver con la de otros años, como en muchas otras familias. Para empezar, «vamos a reducir al máximo el grupo de personas a reunirnos. El día que más, seremos ocho personas. Se unirán a nosotros (a mi mujer, Marián, y mis dos hijas) mi suegra, dos hermanos y una cuñada. También hemos pensado en variar los horarios, cambiando las cenas tradicionales de Nochebuena y Nochevieja, por comidas. Más tiempo, más posibilidades de usar los exteriores y la noche la limitaremos estrictamente al grupo de Marián y nuestras dos hijas».
Si algo lamenta este chef con tres estrellas Michelin en su haber, es el tradicional viaje a Navarra para celebrar las fiestas con su familia de Azagra. «Es una celebración muy especial, por lo que significa el reencuentro con mis lazos familiares más estrechos. Es algo que hago cada Navidad desde niño. Este año lo suspenderemos, evitando el desplazamiento y la fiesta que se prepara en torno a un grupo mucho más numeroso».
Desde su punto de vista «toca ser responsables». «Creo que disfrutaremos de encuentros diferentes, cargados de emoción y de recuerdos. Celebraciones contenidas y el deseo unánime de que, en estas fechas, comience la cuenta atrás de un periodo que nos ha marcado de manera fundamental. Pasar la página de 2020 y mirar con esperanza al año que vamos a estrenar». Su filosofía en esta época es que «tenemos que ser conscientes que solamente son fechas en el calendario y que el virus no entiende de esas fechas. Es por eso que el futuro está en nuestras manos», sentencia.
Víctor González | Jugador de bolos
Este año va a ser «diferente». Para Víctor González, jugador de bolos de Peñacastillo, está Navidad será «la primera vez que no nos juntemos con mis abuelos», cuenta. Siempre se desplazan para pasar las fiestas con ellos y se quedan a dormir en su casa. Pero hay preocupación. Los abuelos tienen miedo y en la familia prefieren «no arriesgar». Saben que toca cuidarse y que es momento de actuar con «precaución». Así que hace unas semanas decidieron que no se reunirán. Pasará los días de fiesta en Guarnizo y los celebrará con sus convivientes y su hermana que está en Bilbao. Entienden que cerrarán el 2020 por separado. «Aceptamos que es un año diferente», resume. Él lo tiene claro: «Vale más perder una Navidad, que arriesgar una vida», sentencia. Lo importante es cuidarse ahora para que la pandemia «pase cuanto antes» y el año que viene «podamos volver a reunirnos» y recuperar las celebraciones todos juntos.
Estos días suelen ser el momento de «estar con familiares que no vemos mucho», explica. Además de poder compartir ese rato con su entorno, González, va a echar de menos esa charla durante y tras las comidas o «pasar el rato con los primos pequeños», reconoce. O tirar de juegos de mesa. Esta nueva organización casi seguro repercutirá también en el menú navideño porque al estar solos «encargas cosas que te gustan más a ti». No hay tantos gustos sobre la mesa. Eso en Navidad, en Nochevieja notará que falta el plan que llega tras las uvas. «Cuando te preparas y sales de fiesta», comenta entre risas. La celebración se quedará puertas adentro.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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