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Que los municipios 'castigados' por el semáforo covid se quejen por las restricciones ha sido costumbre desde que la Consejería de Sanidad implantó este nuevo sistema de gestión de la pandemia. Se critica la discrecionalidad de Salud Pública, que interpreta una serie de ... factores más allá de los determinantes -la incidencia a siete días entre la población general y en el grupo de personas de más edad-, con lo que no siempre se puede anticipar de qué color quedará pintado cada ayuntamiento en el mapa del coronavirus. Se critica también cómo la población afecta a esos indicadores, inflándolos en los territorios de menos habitantes, mientras que en los más populosos se envidia que con unos datos disparados las alertas permanezcan bajo mínimos en aquellas. Y, por último, se critica que la demora en la aplicación de limitaciones provoque que, en ocasiones, entren en vigor cuando la situación sanitaria está enderezada.
Lo que ha sorprendido tras la última evaluación del semáforo covid ha sido la dureza con que se ha arremetido contra el mismo. Los alcaldes de Noja y Santoña, dos de los municipios que esta semana están catalogados de muy alto riesgo -junto con Corvera de Toranzo-, han censurado la «injusticia» del sistema de valoración y el daño a sectores como la hostelería, que también se ha revuelto en estos ayuntamientos.
Según el regidor de Noja, Miguel Ángel Ruiz Lavín (PRC), la Consejería de Sanidad no ha tenido en cuenta las características particulares del municipio, «que en verano ve multiplicada su población por treinta, pasando de 2.500 habitantes censados a más de 75.000 personas», y rechazó, por tanto, «que sólo se valoren los datos sanitarios en una población tan pequeña como la de la villa».
Miguel Ángel Ruiz Lavín- Alcalde de Noja
Dijo, además, que la declaración de nivel cuatro de riesgo coincide «con el comienzo de la temporada estival, la presencia de propietarios de segundas residencias y la masiva llegada de visitantes, que no parece tener en cuenta los criterios sanitarios que maneja la Consejería», a la que acusó de castigar «duramente a unos sectores como el hostelero y el comercial, pero que sobre todo perjudica el medio de vida de cientos de familias de Noja en un momento crucial para la economía municipal».
Ruiz Lavín adelantó que, a partir de hoy mismo, «lucharemos para que se tenga en cuenta nuestra realidad, no en la que se sustentan las normas aplicadas por la Consejería de Sanidad y por su consejero».
En Santoña, su homólogo, Sergio Abascal (PSOE), reconoció su descontento con el semáforo. «No comparto los criterios y nunca me ha gustado: marca ratios muy bajas y genera incertidumbre».
«Las incidencias que te hacen saltar de un nivel a otro son bastante leves: basta un pequeño brote, y es complicado para un ayuntamiento reorganizar servicios y actividades en un plazo de 24 o 48 horas; hay que cambiarlas, limitarlas o cerrarlas. También es extraño trasladar a sectores como la hostelería y la restauración que deben ser los primeros en adoptar restricciones aunque los contagios no provengan de ahí. Están muy cansados de esta situación».
Están tan hartos los hosteleros de Santoña, que han decidido cerrar hoy sus negocios para expresar su malestar y que han convocado una concentración, desde las 12.00 a las 20.00, con sillas y mesas, en la Plaza de San Antonio, para protestar contra la decisión de la Consejería, «que impide realizar el intachable trabajo que venimos realizando, viéndose truncadas nuestras esperanzas de poder trabajar y recuperar algo del dinero que mes a mes hemos ido perdiendo y que los gobiernos regional y nacional nos ha impedido ganar con nuestro esfuerzo», tal y como declaró el presidente de la Asociación de Empresarios de Santoña (Asemsan), Jorge González.
Por su parte, la alcaldesa de Corvera de Toranzo, Mónica Quevedo (PRC), encajó de mejor grado lo decidido por Sanidad. «Los técnicos se limitan a hacer sus informes: el problema viene de nosotros, no de quien marca la forma en que se ha de actuar, y lo que nos toca es ser responsables para solucionarlo cuanto antes».
Mónica Quevedo-Alcaldesa de Corvera de Toranzo
Aunque más levemente, Santander también se ha visto afectada por el último semáforo covid, que ha elevado su nivel de riesgo de uno a dos, lo que no supone el cierre del interior de la hostelería, pero sí la reducción de aforos del 50 al 30% dentro de los locales. La regidora, Gema Igual (PP), pide «responsabilidad y prudencia» a sus vecinos. «Estamos en un momento en que parece que estamos venciendo la pandemia y la economía está despegando, y pido que no nos lo carguemos entre todos».
Sergio Abascal- Alcalde de Santoña
En la capital, hosteleros como César Delménico, uno de los propietarios de La Tasca, agradecían la «comprensión» de los clientes para salir adelante pese a los apuros para mantener al personal -«hemos optado por la fórmula de la voluntad para aguantar»-. Otros, como André San Martín, tras la barra del restaurante Zissou, reclamaba la presencia de algún representante de la hostelería en las reuniones en que Sanidad decide las restricciones. «No tienen ni idea de cómo funciona este sector. Tú no puedes decir de un día para otro que si se cierra o abre o si nos van a dejar con dos mesas en el interior».
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