Normas que regirán nuestra vida

La salida de la fase tres no significa el regreso al escenario previo a la pandemia. Algunas obligaciones llegan para quedarse hasta que exista una vacuna o se logre la manera de neutralizar la propagación del virus.

Trabajadores y empresarios se preparan para afrontar la nueva situación con las consecuencias laborales que ha dejado la pandemia de coronavirus. El presidente de CEOE-CEPYME en Cantabria, Enrique Conde, cree que «se va a tirar un tiempo de los ERTE». Asegura que «se intentará llegar a un acuerdo para las empresas que estén utilizando el ERTE por causa de fuerza mayor continúen en el tiempo más allá del 30 de junio». Sobre la reapertura total de los negocios, Conde afirma que será una realidad a finales de mes, aunque «no se abrirá con toda la intensidad». «La industria y la construcción son sectores que ya funcionan en su totalidad, aunque no a pleno rendimiento porque el arpón del consumo ha afectado mucho a la empresas. También hay industrias que han almacenado sus productos porque no tienen a toda su plantilla para trabajar». La hostelería y la hotelería deberán esperar un par de semanas para abrir al cien por cien, pero el presidente de la CEOE tiene «conocimiento de que volverán a la actividad a final de mes».

El coronavirus también ha obligado a las empresas a implantar el teletrabajo que, de momento, se va a prorrogar en el tiempo. «Por lo menos, se alargará los próximos dos o tres meses, aunque es un modelo que ha venido para quedarse y que se va a ir haciendo cada vez más común». Igualmente, el teletrabajo ha obligado a las empresas a integrar un proceso de digitalización, que a muchos negocios «no les ha pillado al día». «Hay actividades que no permiten hacer teletrabajo por su naturaleza, por eso reitero que hay ERTE que deben alargarse un poco más en el tiempo».

La salida del estado de alarma es el asidero de los hosteleros para intentar reflotar un sector que, afirman, «está muy tocado». Pocas cosas van a cambiar con respecto a la actual fase tres. Los locales ya no tendrán limitaciones en el aforo, aunque, eso sí, el BOE les obliga a «asegurar la adopción de las medidas necesarias para evitar aglomeraciones tanto dentro como en el exterior de las terrazas». «Esperamos la nueva normalidad y la apertura de la movilidad geográfica como agua de mayo», asegura Ángel Cuevas, presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria. «Los negocios ahora no son rentables y a los usuarios les está costando muchísimo, a pesar de todas las medidas higiénicas que hemos dispuesto, entrar en el interior de los locales». La distancia de seguridad en bares, restaurantes y hoteles será de un metro y medio entre mesas y en la barra.

Los usuarios que hayan utilizado el transporte público durante la fase tres ya están acostumbrados. No se puede viajar sin mascarilla, una obligación que no variará cuando Cantabria entre en la denominada 'nueva normalidad'. «No habrá restricciones en el aforo de los trenes y autobuses y esperamos, como muy tarde, que para el 22 de junio ya estén en marcha todos los servicios y horarios que durante el estado de alarma fueron interrumpidos. No tenía sentido, por ejemplo, mantener la línea de autobús con el aeropuerto si este no tenía actividad ni los servicios nocturnos cuando los locales de ocio estaban cerrados y tampoco se podía salir de casa», explica Felipe Piña, director general de Transportes del Gobierno de Cantabria. La orden publicada en el BOE obliga además a los operadores de transporte aéreo y terrestre interprovinciales con números de asiento preasignados a «recabar la información de contacto de los pasajeros y conservar los listados un mínimo de cuatro semanas» para que, en caso de que se registre algún positivo, garantizar la trazabilidad del caso.

«Los viajeros deberán seguir las medidas que hemos colocado en los paneles informativos ubicados en las estaciones y hacer caso de las recomendaciones. Los operadores, por su parte, seguirán realizando las tareas de desinfección de los vehículos diarias que ya estaban haciendo», puntualiza Piña. En los taxis el uso de mascarilla también será obligatoria, pero a las personas que conviven en el mismo domicilio, como establece la última norma del BOE, se les permite viajar, si lo desean, sin la obligación de usarla.

La 'nueva normalidad' apenas va a cambiar las medidas de seguridad que están tomando los comercios tras su apertura en la fase dos. El director general de la Federación del Comercio de Cantabria (Coercan), Gonzalo Cayón, defiende la importancia de mantener una separación amplia entre clientes para evitar contagios. Esa distancia de seguridad en los pequeños negocios se reduce de dos metros a un metro y medio. «Para el comercio minorista, lo principal es garantizar la seguridad de clientes y trabajadores. Como no siempre se puede estar pendiente de que se cumplan las distancia, va a seguir siendo obligatorio el uso de mascarilla». Se mantendrá también la 'cuarentena' de los productos que toque el cliente, que serán desinfectados en una zona concreta de la tienda. «Varias tiendas del sector textil piden a sus clientes ponerse guantes para probarse la ropa».

Los supermercados fueron pioneros al convertirse en uno de los servicios esenciales que no pararon y más trabajaron tras la instauración del estado de alarma. Ellos introdujeron las principales medidas para evitar la propagación del coronavirus. «En todo momento seguiremos las recomendaciones de Sanidad, pero cuando estrenemos la 'nueva normalidad' mantendremos la distancia de seguridad de dos metros –medio metro más de lo que dicta el BOE–, tendremos gel desinfectante y guantes en las entradas y seguiremos con la limitación de aforos para evitar aglomeraciones», explica José Canduela, director adjunto de Semark (Supermercados Lupa). «La mascarilla será obligatoria para clientes y trabajadores. Estos últimos contarán con las mismos equipos de seguridad personal que hasta ahora: pantallas, mamparas en las cajas...», añade.

La 'nueva normalidad' permitirá a las iglesias eliminar el aforo limitado con el que venían celebrando las misas. En la actual fase tres estaba fijado en el 75%. Una vez en el interior los feligreses deberán mantener la distancia de seguridad de, al menos, metro y medio dictada por el Gobierno central en el BOE del pasado miércoles. «La iglesia católica quiere colaborar en todo momento con los efectos del covid-19, tanto en la adopción de medidas preventivas como en el acompañamiento de las personas que han sufrido los efectos en primera persona», explica Sergio Llata, vicario general de la Diócesis de Santander. También será obligatorio el uso de mascarilla cuando no se pueda garantizar la distancia social. «Los fieles están siendo responsables y se están adaptando sin problemas a las diferentes normas dadas por el Ministerio de Sanidad, gobierno regional, Conferencia Episcopal y la propia diócesis», recalca. Las comuniones ya se están celebrando y las bodas aún se retrasan.

Los gimnasios han sido de los últimos negocios en abrir por culpa del coronavirus y no lo han hecho hasta esta última semana. Al ser espacios cerrados de práctica deportiva, tuvieron que incorporar numerosas medidas para garantizar la seguridad sanitaria de sus clientes. En la 'nueva normalidad', seguirán los controles de aforo en salas de entrenamiento como en clases colectivas para evitar aglomeraciones. También se mantendrán las distancias entre las máquinas de cardio, por lo que las bicicletas, elípticas y cintas de correr se usarán una sí y otra no según su distribución en el gimnasio. Los usuarios tendrán la obligación de llevar una toalla individual con la que limpiarán y desinfectarán todo el material (pesas, gomas elásticas, etc.) antes y después de su uso. Las medidas higiénicas en todos los centros serán una rutina más a la que se deberán acostumbrar todos los deportistas.

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